LA HABANA, Cuba.- Entre los recuerdos más gratos de la niñez de muchos cubanos están los domingos frente al televisor, esperando la matinée infantil, aquel surtido de audiovisuales que incluía, además del filme de turno, dibujos animados, canciones de películas infantiles y, por supuesto, la comedia silente.
Entre lo más esperado del aquel suplemento estaban las peripecias del Gordo y el Flaco (Oliver Hardy y Stanley Laurel), esos genios de la comedia muda que tanto hicieron reír a niños y adultos. Precisamente un día como hoy, pero de 1890, nació en Ulverstone, Reino Unido, el flaco Stanley, en el seno de una familia vinculada al teatro, tranquila y feliz.
En este ambiente de estabilidad, calidez y bromas, despertó la atracción de Laurel por el arte escénico. Su carrera inició cuando contaba dieciséis años y, poco tiempo después, comenzó a desempeñarse como sustituto e imitador de Charles Chaplin, una labor en extremo difícil pues debía aprender los gestos y movimientos del actor para poder reemplazarlo en caso de baja.
En el año 1918, durante una gira por Estados Unidos, Stanley Laurel actuó por primera vez junto a Oliver Hardy en el filme Lucky Dog, una experiencia ordinaria para ambos, que no volverían a coincidir hasta varios años más tarde, con resultados muy diferentes.
Después de un tiempo aceptando roles menores en filmes que pasaron sin pena ni gloria, Stanley se reencontró con Hardy y compartieron escena. Aún no había nacido el binomio del Gordo y el Flaco, pero el potencial cómico entre ambos actores era evidente.
A finales de 1918 surgió el dúo, que rápidamente se hizo famoso en Estados Unidos. Grabaron incontables películas y se fueron al Reino Unidos en una gira programada de solo seis semanas, pero terminaron extendiéndola por una año; tal fue el recibimiento y aceptación de su arte en la tierra natal de Laurel. Incluso actuaron para el rey George VI y la Reina consorte, Isabel Bowes-Lyon.
En 1933 rodaron la que se considera su mejor película: Sons of the desert, cuya repercusión fue tal, que el título del filme fue escogido para bautizar el club de fans más importante que hayan tenido el Gordo y el Flaco.
En los años cuarenta declinó mucho la calidad de sus películas; pero en la década siguiente su fama tuvo un significativo repunte que los llevó en dos ocasiones al Reino Unido. Sin embargo, los problemas de salud comenzaron a aquejarlos a ambos, especialmente a Hardy, quien sufrió un infarto leve.
La segunda mitad de la década fue difícil para ambos. Laurel sufrió un derrame cerebral y Hardy, luego de varios infartos y accidentes cerebrovasculares, murió en 1957. Stanley dejó la actuación, pero continuó escribiendo guiones y gags para otros cómicos. La muerte de su inseparable amigo lo había tocado profundamente.
En 1961 Stanley recibió un Oscar honorífico en reconocimiento de su carrera artística. Moriría cuatro años más tarde, a causa de un severo ataque cardíaco.