MIAMI, Estados Unidos. – En una entrevista con Diario de Cuba, la destacada bailarina cubana Zeleidy Crespo compartió sus sentimientos y pensamientos tras ganar el Premio Nacional de Danza 2023 en Reino Unido.
“La nominación ya fue un triunfo para mí. Yo ni escuché mi nombre cuando me premiaron, no atinaba. Lo recibí con lágrimas. Se lo regalé a Carlos Acosta, por darme la oportunidad, y a mi abuelita, que falleció en enero”, expresó Crespo.
Recordando una experiencia dolorosa, añadió: “Me tuve que despedir de ella y regresar como si nada hubiera pasado a continuar el espectáculo. No podemos llevar al escenario lo que pasa fuera de él”.
Crespo, quien se encuentra en Londres trabajando con la compañía Acosta Danza, dirigida por quien ella define como el “genio de la danza” Carlos Acosta, recordó sus inicios con él: “En 2013 Acosta estaba haciendo audiciones en Cuba y me presenté. Lo disfruté mucho, estaba rodeada de primeros bailarines del Ballet Nacional de Cuba y yo era la única de espectáculos nacionales. Acosta se reía, me faltaban temas técnicos, pero tenía la actitud”.
Nacida en Pinar del Río, Crespo encontró su llamado en la danza desde temprana edad. “Practicar [gimnasia] durante seis años me dio la base que tengo hoy. Quería estudiar Criminalística, pero terminé audicionando para la Escuela Vocacional de Arte ‘Raúl Sánchez García’, de mi localidad”.
A pesar de no ser aceptada en ballet clásico, Crespo encontró su camino en la danza contemporánea. “Me chocó un poco porque quería realizar ese sueño como bailarina clásica, pero no tenía un bonito empeine, mi físico era diferente”, comentó, explicando su trayectoria hacia el éxito.
La vida en Acosta Danza fue dura al principio. “La base de la compañía es la clásica, hay que buscar la perfección y el virtuosismo. Para el elenco de bailarines contemporáneos es un poco difícil, pero todos los días vamos mejorando, de eso se trata. Nuestra carrera es tan corta que cada día hay que hacerla especial”, reflejó Crespo.
Al hablar sobre sus sentimientos antes de actuar, la bailarina compartió: “Siempre subo nerviosa, pero segura de mí misma. Para mí la escena es mi templo, respiro y doy a Dios gracias antes de empezar”.
Mirando hacia el futuro, Crespo compartió sus sueños para después de su carrera en el escenario: “Me encantaría hacer una escuela en donde pueda ser yo misma, impartir clases de danza contemporánea, pero usando las puntas, aunque no de forma radical como las bailarinas clásicas. Quiero crear un estilo diferente con mi base de espectáculos musicales”.