LA HABANA, Cuba. – Vecinos de los 16 apartamentos del edificio multifamiliar de Acosta 62, entre San Ignacio e Inquisidor, Habana Vieja, exigen ayuda gubernamental ante la inminente amenaza del derrumbe total del inmueble.
El miércoles 16 de septiembre, en horas de la tarde, por trágicas coincidencias del destino, a la vez que se desmoronaba el edificio de Cuba, entre Luz y Acosta, provocando la muerte de una señora aplastada por los escombros; una torta de yeso y cemento se desprendía del techo de la barbacoa del apartamento de Lázaro Rafael Fernández Gálvez, de 45 años de edad.
Lázaro vive en el segundo piso del edificio en peligro de Acosta 62, a tan solo dos cuadras de Cuba y Acosta, donde ocurrió el trágico derrumbe de hace tres días.
“La torta cayó justo al lado de la cama de mi niño Landy Rafael, de nueve años de edad”, dijo el hombre a CubaNet.
Los vecinos llevan años reclamando al gobierno ayuda para reparar el edificio o ser reubicados en otras casas para estar seguros. Sin embargo, “todo ha sido por gusto”.
“La última vez que vinieron del gobierno municipal de Habana Vieja el inspector certificó que no procedía el peligro de derrumbe ni albergamiento. Eso es un descaro, cuando vienen nos dicen que sí, que todo se va a resolver, pero no hacen nada. Ya se derrumbaron dos apartamentos que están cerrados. Mira este cuartico es de un anciano que está durmiendo en los portales de la calle Monte, cerca de Cuatro Caminos”, señaló Fernández Gálvez.
“No sé qué están esperando. ¿A que haya muertos? Yo, Lázaro Rafael, se lo digo a cualquiera: si a mi hijo le pasa algo, yo no sé lo que voy a hacer”.
Otro vecino del edificio, Alberto Novoa Díaz, de 78 años de edad y con 75 viviendo en el inmueble, comentó a CubaNet: “Este edificio antes del 59 era de alquiler de apartamentos. Con la reforma urbana, los inquilinos nos hicimos propietarios. El inmueble se fue deteriorando con el paso de los años”.
Novoa Díaz recuerda que la última reparación fue llevada a cabo en 1978 por la empresa Puerto Carenas, porque se les dieron varios apartamentos a dirigentes de esa entidad. “Desde esa fecha no se ha reparado más nada. Por fuera se ve en buen estado, pero por dentro las vigas y cabillas están explotadas y el edificio se está cayendo a pedazos”.
“Aquí vivimos como mínimo 50 personas, porque algunos vecinos van y vienen. Hay ocho menores, entre ellos un recién nacido. Tenemos copias de los escritos elevados al gobierno pidiendo materiales o una brigada para reparar el edificio. Estamos dispuestos a trabajar como micro brigadistas y atender a los trabajadores”, agrega el hombre.
“Al día siguiente del derrumbe de calle Cuba fuimos al gobierno municipal a pedir reparación inmediata o viviendas seguras. Nos respondió una funcionaria que nosotros nos aprovechábamos de los muertos para resolver nuestros problemas personales. Eso es una falta de respeto hacia nosotros y hacia los muertos”, finalizó indignado el vecino.
CubaNet realizó un recorrido por todo el edificio, especialmente por los bajos del edificio. Ciertamente, como reflejan las fotos, las vigas y cabillas están totalmente oxidadas y el inmueble corre peligro de derrumbe total. A pesar de todo, una tragedia de grandes proporciones todavía puede evitarse. Los miembros de la comunidad deben ser escuchados. Le damos voz a quien no la tiene.
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