HOLGUÍN, Cuba.- El agua ha vuelto a la ya extensa lista negra de productos que escasean en esta nororiental provincia cubana de Holguín.
Los carteles con el letrero “No hay agua” cuelgan en los puntos de venta esparcidos por esta urbe de casi 400 mil habitantes, cifra que la ubica en la tercera posición después de Santiago de Cuba y La Habana.
“No abastecen de agua potable a los Puntos y dependemos de ellos, porque aquí el agua de los pozos está contaminada”, dice Nidia Infante Aguilera, vecina de la calle Justo Aguilera, número 67, esquina a 22, Reparto Harlem.
La escasez afecta a niños y ancianos como Nidia, enferma y jubilada que, según explica, a pesar de haber realizado sacrificios por la Revolución ahora no encuentra apoyo del Gobierno en algo tan vital como el agua.
La señora tampoco dispone del preciado líquido para las labores hogareñas. El servicio restringido y deficiente de la empresa de acueducto le impide llenar los tanques de la casa. “Ponen el agua muy poco tiempo y sin presión”, se queja.
La crisis ha duplicado los precios de este necesario servicio, que ahora es casi un lujo al que accede una minoría con posición económica privilegiada.
Belkis Gálvez Montoya ahorra al máximo los 20 litros de agua por los que paga diez pesos a un vendedor, que la trae en un bidón desde un punto lejano del reparto Alex Urquiola, donde vive.
“Hay escasez en todos los puntos, y los más afectados somos las personas de la tercera edad. Mi chequera de 270 pesos mensuales apenas me alcanza para pagar”, dice Gálvez.
Y esto sucede en una provincia que recién fue sede nacional por el Día del Trabajador Hidráulico. Los resultados productivos y sindicales del sector la convirtieron en “merecedora” del alto reconocimiento.
La situación no ha mejorado a pesar de la instalación el pasado año de nuevos equipos de bombeo, lo que suponía “una disminución sustancial de los ciclos de distribución del agua”, como aseguró a la prensa oficial Eudelio Ricardo Mondéjar, delegado del Instituto de Recursos Hidráulicos en Holguín.
Al mismo tiempo, el programa de mantenimiento y rehabilitación de las redes hidráulicas en la provincia fue favorecido con 38 millones de pesos en el presente año, uno de los mayores montos en esas labores de los últimos tiempos. El grueso de las inversiones, destacó el funcionario, se realizaron en la capital holguinera.
Mondéjar significó que las labores se concentraron esencialmente en el mejoramiento de abasto de agua a la población.
Sin embargo, en la presa de Gibara, que abastece a casi el 70 % de la ciudad, está interrumpido el suministro por la rotura de los equipos que bombean el agua. “Esto afectó el caudal de entrada al sistema de bombeo por lo cual se han ido alargando los ciclos de abasto que se encuentran hoy entre 16 y 20 días”, informó Rolando Rojas, director de Acueducto Municipal.
Así mismo, los funcionarios reconocieron el desabastecimiento de agua potable en los puntos de venta por roturas de cinco pipas cisternas, de nueve en total.
Con las cuatro pipas que prestan servicio, dijo Móndejar, se ha habilitado un doble turno que ha sido insuficiente, pues persiste la dificultad.
Por su parte, Miguel de Zayas, con domicilio en el reparto Luz, culpa al Gobierno de no preservar el centenar de pozos que se abrieron años atrás en diferentes sitios residenciales de la capital provincial.
“En estos momentos nadie atiende esos pozos. Ha faltado el cuidado, el mantenimiento y la conservación por parte del Gobierno, lo que ha provocado que se haya perdido el dinero invertido para abrirlos y prepararlos. También se han robado las rondanas y las soguitas para sacar el agua. Esos pozos resolvían tremendo problema, pero ahora están en desuso”.
La caótica situación contrasta con la oferta permanente de agua en las tiendas estatales recaudadoras de divisas, donde los anaqueles exhiben en grandes cantidades pomos con agua a precios prohibitivos para la mayoría de la población.
El pomo de 500 mililitros cuesta 45 centavos CUC, el de litro y medio 70 centavos y el de cinco litros 1.90 CUC, precios muy distantes del alcance del salario promedio en Cuba, de 30 dólares al mes.
Por estos meses, el agua se torna más necesaria debido a la ola de calor que azota a la Isla, con un registro récord de temperatura de 39.1 grados Celsius, el más notable en Cuba desde que se llevan registros.
Bajo un intenso sol, es común ver largas filas de personas con sus bidones vacíos frente a los puntos de venta, donde el agua ofertada no cubre la demanda. En muchas ocasiones, después de una larga espera, la mayoría de los compradores regresan a sus casas sin el preciado liquido.