CIUDAD JUÁREZ, México. – En su rostro temeroso se dibuja una esperanza de sentimientos encontrados. Para ella. Para ellos.
-¿Sabe que ha sido detenido uno de los policías estatales que os amenazaron de muerte y con deportaros a Cuba para extorsionarlos en el hotel? , le pregunto.
-Me siento un poco reconfortada que se haga justicia, pero temo por mis compañeros que se quedaron atrás y aún les falta mucho. Y tengo mucho miedo de regresar a México, sólo espero quedarme de este lado, protegida por las autoridades americanas. Sólo cuando cruce ese puente me sentiré segura.
Lisney Vila Machín, de 35 años, recibe una llamada de su esposo en Miami. Está a punto de pasar hacia el lado estadounidense del Puente Internacional Paso del Norte-Santa Fe. Dos placas negras con letras doradas señalan los límites entre los dos países de la frontera, en la mitad del puente. Sus pies ahora están en Ciudad Juárez pero hace unos segundos que sus manos se deslizaron hacia Estados Unidos y que uno de los dos agentes migratorios estadounidenses revisaron su documentación con una cita en la Corte de El Paso. Es su segunda cita. De la que muchos de los otros migrantes que ella ha conocido han sido deportados hacia su país de origen: cada vez son más los que deciden no presentarse a esa segunda Corte en El Paso, Texas, donde se deniega en el 98 por ciento de los casos de asilo político, según cifras oficiales. Y deciden ver cómo resolver su situación migratoria en México o regresar a sus países. Para ella, no hay opción.
Ahora está mamá de dos niños es una migrante: con terror. Los miedos de Lisney se fueron acumulando en su travesía para pedir asilo en Estados Unidos. De Cuba, a Nicaragua, Honduras y México.
En la última frontera hacia su sueño, llegó el terror: en la mañana del domingo 25 de agosto, cuando aún dormía. Hacia las siete y media de la mañana, seis policías estatales (cinco hombres y una mujer) en las unidades 049 y 012 asaltaron un hotel. Encapuchados y con sus armas de servicio irrumpieron en sus habitaciones. Fueron expresamente a por los migrantes cubanos, que se han convertido en un botín para los delincuentes y fuerzas de seguridad corruptas, que piensan que por ser la mayoría de los isleños de tez blanca y tener muchos de ellos familiares en Estados Unidos, pueden robar su dinero.
Los diecisiete migrantes cubanos que se hospedaban durante meses en el hotel mientras esperan su turno para entrar ordenadamente hacia Estados Unidos o sus cortes de asilo -dentro del controversial programa de retorno a México del MPP- coinciden en que lo peor no fueron los más de 2 mil dólares que sustrajeron, sino que temieron por sus vidas, como siguen temiendo, aún más desde que se atrevieron a denunciar los hechos, algo que la mayoría de los migrantes no se atreve a hacer. El brutal robo de los policías estatales en servicio quedó grabado en las cámaras de seguridad, que intentaron apagar, como lo hicieron con el internet y teléfono del hotel.
Óscar Alberto Aparicio Avendaño es el titular de la Comisión Estatal de Seguridad, en el estado mexicano de Chihuahua. El máximo jefe de los policías estatales. En entrevista con CubaNet, asegura que uno de sus subordinados, el agente Juan Armando N. fue detenido por el presunto delito de extorsión con penalidad agravada. Está en prisión preventiva y durante las próximas horas de este viernes 6 de septiembre se celebrará una audiencia ante el juez, en la ciudad de Chihuahua, para vincularlo o no a proceso.
“Esta detención significa cero impunidad. Estamos cumpliendo con el compromiso que hizo el gobernador Javier Corral hace tres años, cero tolerancia a la corrupción. Desafortunadamente, los otros agentes se encuentran huyendo de la justicia pero los localizaremos y los detendremos”, asegura el Comisionado Aparicio.
-El delito que se le imputa al agente Juan Armando N. es de extorsión con penalidad agravada. ¿Cuál puede ser el castigo que pueden recibir estos policías estatales?
Puede llegar hasta a una pena máxima de 30 años, es un delito grave, y son servidores públicos. El castigo va a ser ejemplar. Esto es lo que pasa cuando hacen las cosas mal, la policía está para proteger a la ciudadanía.
El opositor cubano Yuliesky Núñez Torres, 38 años, recuerda cómo los policías encapuchados le amenazaron con matarlo por no tener más dinero, en una mañana en la que dormía después de una semana de arduo trabajo.
“No sé qué pensar de eso, como este país es tan complejo y tan corrupto, no sé qué pensar. Quisiera justicia total para los seis policías”, afirma.
La detención de sólo uno de ellos ha desatado pánico en otros migrantes. “Estamos aterrorizados, tenemos miedo a que vengan por nosotros”, dice una joven cubana nacida en Ciego de Ávila.
El presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Néstor Armendáriz, reconoció a CubaNet “la valentía de los migrantes que denunciaron. Estos delitos tienen dificultad en esclarecerse porque las víctimas tienen temor y no denuncian, y a veces faltan videograbaciones”.
Las órdenes de aprehensión se efectuarán nada más conocerse los hechos por parte del Comisionado Aparicio, hace dos semanas.
“Es realmente plausible, a veces quedan estos delitos en la impunidad. Esto ayuda a disuadir el mal actuar”.
A estas horas, no se sabe aún el destino de Lisney Vila Machín. El juez en la Corte de El Paso le admitió para una entrevista del miedo creíble.
“Espero que el jueves tome en consideración mi caso y que me brinde el refugio y la protección que estoy pidiendo. Salí huyendo de mi país y ahora en México me encuentro con lo mismo”, afirmó antes de que fuera encaramada a un autobús con decenas de migrantes para la audiencia en la Corte en la que todos piden lo mismo.
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