LA HABANA, Cuba.- La actual caída del precio del dólar en el mercado informal parece no tener explicación. Como escribí en un artículo anterior sobre el tema, hay quienes la esperaban alrededor del Día de las Madres porque en 2023 había sucedido algo similar, aunque apenas duró un par de días para luego remontar el vuelo a razón de uno o dos pesos (CUP) cada semana.
Las causas de aquel bajón momentáneo algunos las encuentran en un posible aumento de las remesas (sobre todo por las vías no oficiales, las únicas que llegan en efectivo a manos del remesado) en relación con la fecha, algo que también pudo influir como una de las causas en el brusco descenso de estos días pero que por sí sola no explica por qué continúa cayendo a razón de cinco y diez CUP por día, según reflejan los medios independientes que monitorean las intenciones de compra-venta en el mercado informal.
Aunque al parecer ha comenzado a disminuir esa velocidad, con perspectiva de estabilizarse un poco por encima de los 300 CUP, se trata de una caída “inexplicable” en tanto las condiciones de la economía cubana continúan siendo desfavorables para una mejoría a corto plazo, así como el éxodo —que demanda una gran cantidad de dólares— no ha terminado, sin embargo, la tasa de cambio en la calle, casi a punto de sobrepasar los 400 CUP, había alcanzado una cifra demasiado alta, imposible de ser respaldada por los bajos salarios y pensiones de las personas, así como por los dueños de “negocios privados” (mipymes y “trabajadores por cuenta propia”, TCP) que no lograban recuperar lo invertido aun elevando los precios de sus mercancías, un mecanismo de reacción que poco a poco fue frenando las ventas e incluso llevando al cierre de muchos establecimientos.
De ahí que algunos atribuyan lo “inexplicable” al hecho de haber alcanzado ese punto en que muy pocos compraban y casi nadie vendía, así como a la fuerte campaña desatada en las redes sociales, enfocada en bajar la tasa del dólar, liderada principalmente por los dueños de mipymes pero sin dudas aprovechada por un régimen que, habiendo prometido para febrero de este año “avanzar en la presentación de propuestas para redimensionar el mercado cambiario”, aún en mayo no había anunciado su primera estrategia.
Incluso a principios de abril, en reuniones del Consejo de Ministros, se había pedido nuevamente a los “tanques pensantes” acelerar las propuestas para “intervenir” el mercado cambiario —casi totalmente en manos de actores no oficiales—, y apenas unos días antes de iniciarse la caída, sobre el 16 de mayo, el mismo Primer Ministro había vuelto a tocar el asunto de desplegar estrategias para detener la subida desenfrenada del dólar en la calle, un fenómeno que de continuar hubiera obligado al cierre de la mayoría de los negocios, incluidos los que están en manos de personas vinculadas a las principales figuras del régimen, que son una parte considerable de los que existen e incluso de los más importantes.
Aunque la campaña en redes sociales para intentar detener el alza del dólar comenzó mucho antes del 16 de mayo (con publicaciones mayormente enfocadas en identificar al dólar como la “fuente de todos los males”), fue a partir de esa fecha que se registró un aumento de las publicaciones —sobre todo desde perfiles falsos o anónimos—, con intenciones de compra-venta muy por debajo de la tasa cambiaria de por esos días, a la cual reaccionaron los administradores de algunas páginas en Facebook —en su mayoría relacionadas con las mipymes—, eliminando publicaciones cuyas intenciones de venta no se correspondieran con la campaña, lo cual coincidió —según he podido conocer de boca de varios dueños de establecimientos—, con la negativa de aceptar dólares en varios negocios mayoristas (almacenes y distribuidores) bajo el pretexto de un “mercado inestable”, con lo cual obligaron a los comercios minoristas a vender exclusivamente en CUP, “restringiendo” el uso del dólar.
Pero lo anterior es apenas una ilusión para quienes, dependientes exclusivamente de sus salarios en CUP, esperan por el milagro de una recuperación de la moneda nacional. Sin embargo, la campaña de los mipymeros se monta precisamente sobre esa ilusión, enviando el mensaje de que están interesados en llegar con sus precios a “todos los bolsillos”, incluso de los “más vulnerables”, cuando en realidad son ellos mismos quienes están acaparando para sí las divisas del mercado informal mientras se niegan a bajar los precios.
Solo basta con atender al detalle de quiénes son los más activos en esa campaña, incluso quiénes son los que se atribuyen la “proeza” de haber logrado influenciar, con su bombardeo de publicaciones, el comportamiento del algoritmo de aquellos medios que monitorean las intenciones de compra-venta en redes sociales.
En su mayoría los “héroes” de esta “película” serían los dueños de mipymes cuyos negocios de importación mayorista y distribución se vieron gravemente afectados, incluso en riesgo de quiebra, por la tasa creciente del dólar.
Muchos de ellos han sido de los más agresivos contra publicaciones de personas (revendedores o no) que no desean vender sus dólares al precio “de la campaña” y que tampoco desean continuar tomando como referencia la recurrida “tabla de El Toque” porque, evidentemente, se ha ido (des)actualizando tomando como referencia el alud de publicaciones de la propia campaña, lo cual se traduce no en una caída justificada en causas concretas relacionadas con el estado precario de la economía cubana sino en una ilusión de compra-venta que ha logrado engañar el algoritmo y, de paso, a quienes creyeron y continúan creyendo en que con el “bajón” del dólar vendrán tiempos mejores para “los más vulnerables”. Nada más lejos de la realidad.
Si vienen mejores épocas para alguien sin dudas será para los dueños de las mipymes que, para cuando la campaña deje de ser efectiva y la gente reaccione, habrán acaparado tantos dólares “baratos” que sin dudas dominarán por un buen tiempo el mercado cambiario informal, así como tampoco bajarán demasiado los precios, solo lo suficiente para provocar la sensación, entre los más ilusos, de que la campaña contra el dólar logró su objetivo.
Hay quienes, sospechando de la coincidencia de las declaraciones del Primer Ministro —tan inusualmente seguro de encontrar una “estrategia” para “intervenir” el mercado cambiario informal— con el momento de la caída, han llegado a afirmar que, además de la campaña de los mipymeros, pudo haber ayudado a esta la inyección de cierta cantidad de dólares a un mercado informal donde, sin dudas, el precio del dólar subía por la escasez de este y su alta demanda.
Y han dicho más: que la “estrategia de intervención”, cocinada entre el régimen y sus mipymeros —es decir, aquellos que le hacen la pala todo el tiempo y cuyos nombres coinciden con los que más viajan a Washington a “intercambiar experiencias”—, fue precisamente esa: acompañar el alud de publicaciones de intenciones de compra-venta muy por debajo de las cotizaciones del momento, con la sincronizada filtración de cierta cantidad de billetes verdes que la dotara de “veracidad”.
A fin de cuentas, los actos de compra y venta de la divisa —reales o simulados— se realizarían en su mayoría entre los mismos actores de la campaña (con lo cual el dinero de la inversión queda en casa), pero luego de desatarse el pánico, entre las personas con dólares “guardados bajo el colchón”, recogerían mucho más que lo invertido inicialmente en la “estrategia de intervención”.
En fin, una jugada bien pensada que se traduce en un negocio redondo, tan redondo y circular que si nos diera por seguir el rastro de los más activos en la campaña sin dudas llegaríamos al mismo lugar de siempre, es decir, el origen del desastre de la economía cubana, que es el mismo donde han nacido esas otras aberraciones llamadas “penalización de la tenencia de divisas”, “gravamen al dólar”, “bancarización forzada”, “tarea ordenamiento”, “reordenamiento”, “chavitos”, CUC, MLC y lo que estaría por llegar mientras queden personas con fe en que una economía puede ser “arreglada” por quienes la descompusieron.
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