LA HABANA, Cuba. – El golpe económico por mantener a los estudiantes en casa y el riesgo de incorporarlos a la aulas es la ecuación que desafía a las familias cubanas en el curso escolar 2020-2021, iniciado bajo el asedio de la COVID-19.
Las dos opciones atrapan a los padres de menores y adolescentes entre el temor al contagio y la urgente necesidad de tregua para la maltratada economía doméstica de los cubanos.
El curso lectivo comenzará en todo el país, excepto en varios territorios de las provincias de Pinar Río, Artemisa, Matanzas, Villa Clara y en la totalidad de La Habana, donde el escenario epidémico es considerado “crítico”.
Las autoridades de Educación y Salud de la Isla anunciaron que en las escuelas existen todas las condiciones de higiene y desinfección en las escuelas, un esfuerzo para apuntalar el regreso seguro a las aulas después cinco meses de cierre.
Los protocolos de salud establecidos incluyen el uso obligatorio de la mascarilla, la instalación de pasos antisépticos para desinfectar las suelas de los zapatos, el lavado de las manos y la limpieza de superficies, así como la exclusión de personas con síntomas respiratorios y otras ajenas a los centros educativos. También habrá, según las autoridades, recesos escalonados, desconcentración de los escolares e incremento del pesquisaje.
No obstante, la seguridad basada en el cumplimiento de los protocolos en el entorno docente no convence a madres como Linnet Chou, quien cuida de dos hijos, una niña de seis años y un adolescente de 13.
La joven mamá lamenta la pérdida de clases y reconoce las dificultades que implica mantener a los menores de edad en aislamiento social. Sin embargo, prefiere esperar el mejor control de la pandemia para la incorporación de sus hijos a la escuela.
“Hasta ahora nos han dicho que debemos mantenerlos en casa, que no pueden estar en la calle jugando, pero en la escuela siempre van a tener un espacio para jugar con los amiguitos. Además, hay una sola maestra para varios niños; siempre va existir un riesgo de contagio”, lamentó.
En su mayoría, los padres entrevistados por CubaNet creen que la preparación del personal de Educación y los planes de prevención anunciados por el régimen no garantizan la transmisión nula del nuevo coronavirus en los centros educativos.
En ese contexto surgió “Aulas vacías”, una de las iniciativas de las madres cubanas, divulgada en las redes sociales desde la sociedad civil independiente. La campaña exige al Gobierno detener el inicio del curso escolar hasta que se reduzca el riesgo de contagio de la COVID-19.
Los medios oficiales de propaganda calificaron el curso escolar como un reto a cumplir por todas las instituciones. “Si lo hacemos bien, podemos avanzarZ”, dijo el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel durante una conferencia televisiva por el inicio del curso.
En la misma intervención, se refirió a los círculos infantiles, los cuales no han cerrado sus puertas durante la pandemia de coronavirus. CubaNet visitó varias guarderías estatales y constató que, durante la contingencia sanitaria, en ninguna se superó la decena de niños por cada instalación, aun cuando tuvieran una matrícula de 150 menores.
“Si lo hacemos bien” no es suficiente para Katia Morán, una madre concentrada en proteger la salud y el bienestar de su hija de ocho años.
“Una semana antes de cerrar las escuelas en marzo, retiré a la niña bajo mi responsabilidad porque no había agua para lavarse las manos en el centro. En la casa tenemos extremo cuidado porque soy diabética hace 26 años. Si mi hija contrae el virus, no solo corre riesgo su salud, (sino que) se quedaría sin madre”, piensa la entrevistada.
Con el sistema de educación obligatorio hasta la enseñanza media, el Gobierno también pone en jaque la capacidad de los padres para tomar decisiones que afectan la salud de sus hijos. Incluso, los padres que no envíen a sus hijos a las escuelas podrían ser procesados penalmente.
Quedarse en casa, otro problema
Mientras los padres temen a la transmisión del coronavirus aun en las “zonas seguras” donde los escolares regresarán a la escuela; las familias que residen en las zonas críticas de contagio se preparan para mantener a los menores de edad en casa.
Asegurar los alimentos es el eslabón más pesado de la cadena de carencias que arrastran los cubanos. Otra de las cargas en los hombros del pueblo es el modelo de convivencia predominante en el país, que reúne a tres o cuatro generaciones en una misma vivienda.
Iris Ruiz, madre de seis niños y adolescentes entre los 6 y 17 años considera que no existen condiciones en Cuba para enfrentar la crisis extendida, pero tampoco para abrir las aulas.
“La situación de la vivienda provoca la convivencia de familias numerosas, y no todas están preparadas para mantenerse en esta dinámica. Las personas mayores se estresan, los niños permanecen escuchando las conversaciones de los adultos. Los espacios de convivencia en Cuba también se complican por el índice de alcoholismo y violencia doméstica, ahora presenciados por los niños y niñas que permanecen en la casa. Extender esta realidad complica la situación de la familia cubana concentrada en resolver la crisis alimentaria”.
La economía doméstica de las familias cubanas está doblegada por los altos niveles de escasez. Los precios de los artículos de primera necesidad se elevan de forma acelerada hasta los “precios de COVID”, como le llaman la mayoría de los cubanos.
“Es muy difícil, todo el dinero se me va en comida para los niños”, afirma Mayelin Mejías, una madre que mantiene a sus dos hijos menores mientras su esposo guarda prisión.
“Si quieres mantenerlos nutridos tienes que comprar la leche o el refresco por fuera (mercado informal) a precios de COVID”, lamenta Mayelín.
El sistema semipresencial de las clases por televisión será el recurso para los estudiantes que se queden en casa, hasta reducir el riesgo epidemiológico en las zonas donde residen. Según algunos de los profesores de la primera y segunda enseñanza con los que CubaNet conversó, este diseño no ha logrado buenos resultados en el aprendizaje de los estudiantes.
El nuevo curso escolar será otra encrucijada para la familia cubana. Los padres, que por un lado necesitan ir a trabajar y compensar sus economías basadas en salarios menguados, no pueden evitar preocuparse por la transmisión del nuevo coronavirus en las escuelas.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.