LA HABANA, Cuba. – El reconocido escritor, periodista independiente y expreso político cubano Ángel Santiesteban Prats nos explicó la importancia y los desafíos de esta nueva organización de la sociedad civil cubana.
¿Qué es el Club de Escritores y Artistas de Cuba?
El Club de Escritores y Artistas de Cuba (CEAC) es una organización independiente que agrupa a escritores y artistas y que pretende convertirse en un instrumento cultural, jurídico y político de alcance internacional, para la Promoción, Espacio y Defensa de la obra de todos sus integrantes.
También nos proponemos reconocer, estimular y defender la libertad de creación artística; así como denunciar las violaciones de derechos humanos de los escritores y artistas cubanos.
Para ellos, nos amparamos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y específicamente por el Artículo 19, el cual estipula que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
En Cuba existen otras instituciones similares ¿Por qué entonces fundar el CEAC?
Ha sido una necesidad, un espacio que por obligación hemos tenido que ocupar. Los artistas cubanos son vilipendiados desde aquellas palabras de Fidel Castro a los intelectuales. Allí comenzó la censura del régimen. No existe un creador que no se haya autocensurado por el miedo a las represalias de la dictadura para con los artistas. Saben que traspasar el límite tiene su precio. La UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) o el PEN, que hace pocos años se abrió en La Habana, son cómplices del régimen. Callan las atrocidades que se cometen contra los creadores. Esas entidades que dicen ser “independientes”, ONG, no son más que instrumentos al servicio de la Seguridad del Estado. En muchas ocasiones se ha demostrado. Abel Prieto es el gendarme de la cultura, en eso es en lo que lo han convertido y él se ha dejado manipular.
Queremos brindarles a los creadores ese espacio de representación y defensa. Que tengan promoción, brindarles posibilidades de publicación, que asistan a los eventos internacionales, independientemente de cuál sea su pensamiento. Solo por la calidad de su obra.
Solo queremos una cultura libre y genuina. Con eso ya consideramos justificada la presencia de la CEAC en la cultura cubana.
¿Qué importancia tiene o pudiera tener una organización como esta en las actuales circunstancias de Cuba?
En principio darles las garantías culturales y jurídicas a los creadores. Que sepan que están respaldados, si no por las instancias y leyes nacionales, sí por las internacionales, y que cada vez que cometan contra ellos cualquier atropello, tendrán una grupo de personas trabajando para subsanar, dar a conocer su caso, en ese empeño de hacer justicia a favor del creador y de la cultura en general.
En medio de la crisis en que las autoridades han sumido al país, los creadores se sienten relegados. Comer es lo importante. Y solo comerán “los que se porten bien”, es decir, aquellos que no critiquen, que no hagan declaraciones capciosas, problemáticas desde el punto de vista político. A nosotros no nos interesa de qué manera piensa el creador, solo nos interesa que tenga el espacio y las posibilidades de hacer su obra y, si además, podemos ayudarlo a promoverla, sería regocijante.
¿Qué obstáculos enfrentan?
Muchísimos. En este país no hay nada fácil, sobre todo si es de una iniciativa privada. Y aunque uno dice país no cierto, es el proceso político; el país siempre fue próspero. De hecho, ya la policía política en el reciente arresto le advirtió a Jorge Olivera, Presidente de la CEAC, que no iban a permitirnos hacer ninguna actividad.
Y jamás nos hemos planteado que sea un espacio político. De hecho, no le pusimos la palabra “independiente” al Club, porque no queremos contaminar a los creadores con lo que puedan pensar otros. Queremos que sea abierto, plural, como soñamos para nuestra nación, donde cada cual tenga una idea y se le respete. Pero como todas las decisiones en la vida son políticas, la Seguridad del Estado cree que intentaremos transformar, manipular o pervertir el pensamiento de los creadores, algo que considero imposible; tanto es así que ellos, en seis décadas, no han podido hacerlo. Solo queremos que los artistas sean libres, pero eso y cualquier cosa es un delito para el totalitarismo.
¿Por qué les teme tanto la dictadura?
La dictadura le teme a todo; pero a la cultura le teme más. Saben que los artistas son influencias en la población. Sus voces, a través del arte y hasta desde el punto de vista ciudadano, pueden tener seguidores. Y precisamente a eso es a lo que más le temen las dictaduras, a esas influencias.
¿Qué estrategias tienen para enfrentar esos obstáculos, ese asedio?
En cuanto a lo humano, tenemos la estrategia de la libertad, de que los artistas sientan por sí solos donde están mejor en cuanto a su obra. Por supuesto, tienen que perder el miedo, y para eso tenemos que ayudarlos, a que piensen por sí solos qué es mejor para ellos y su arte. Vamos a irlos ganando primero, por el respeto que merecen como creadores; segundo porque respetaremos sus ideas, sus temáticas y objetivos; tercero, que vamos a convencerlos de que tenemos las posibilidades de hacerlos sentir artistas sin necesidad de que tengan que callar lo que piensan o que tengan que fingir una actitud que no sienten.
Con referente a las actividades, buscaremos apoyo internacional, haremos nuestras tertulias, presentaciones y exposiciones dentro de las embajadas, o en los lugares en los que la dictadura no nos aprese antes de llegar. De todas maneras, siempre ganamos, nos arresten o no. Si damos la tertulia, pues gana la cultura y gana el país, si nos arrestan, gana la cultura política y pierde la dictadura ante la mirada internacional. Lo que no podemos es dejar nuestro trabajo. Eso es lo importante. Cada cual hace su parte, veremos al final quién tiene la razón, quién gana y cómo quedamos ante la historia, que es lo más importante.
Pretendemos fundar una editorial en el extranjero y publicar los libros por su calidad; enviaremos a los artistas a festivales, universidades y ferias internacionales para que promuevan su obra. Ofreceremos todas las posibilidades con las que sueña un artista libre.
¿Crees que el arte en Cuba pudiera ser un factor de cambio? ¿Cómo y por qué?
El arte ha sido y es un factor de cambio a través de todos los tiempos y sociedades. Fidel Castro lo sabía muy bien y por eso desde que llegó a poder les puso la bota encima. Los persiguió, les mostró lo duro que podía ser el proceso socialista contra aquellos que no expresaran o mantuvieran una estética acorde al lineamiento político que ellos dictaban. Todos los regímenes totalitarios lo han hecho porque saben de este peligro, por eso han intentado manipular a los artistas para usarlos a su favor; pero ese arte es banal, no es profundo y sincero, como el llamado “realismo socialista”; sólo los mediocres publicaban y fue más el daño que se hicieron que lo que lograron alcanzar.
Los artistas libres comunican, llegan al pensamiento de millones de personas. El arte en Cuba está llamado a brindar esa pluralidad de pensamiento.
El CEAC es una alternativa moderna y la única que tiene ahora mismo el creador cubano verdaderamente libre. No tenemos que hacer mucho para demostrarlo. De esa manera lo haremos, de una manera sincera, con concursos que valgan la pena y le ayuden al artista a dar un vuelco a su obra; porque, además, el artista está llamado a influenciar en su tiempo, a ser una voz de aquellos desposeídos, de los que sufren, están obligados a transmitir ese dolor. Y eso hacemos.
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