LA HABANA, Cuba. – “Tenemos que estar preparados para una situación muy compleja”, advirtió Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera en el programa Mesa Redonda de la televisión estatal el pasado 27 de abril.
En Cuba, los efectos de la recesión internacional por la pandemia del coronavirus serán aún más agudos por el paupérrimo estado de la economía, el férreo control estatal, especialmente sobre la agricultura, y el incremento del embargo-bloqueo de Estados Unidos.
Las oportunidades de la pasada década se perdieron por los temores a emprender las limitadas reformas de Raúl Castro y la postergación de acuerdos para aprovechar las posibilidades sin precedentes en la era Obama. También se esfuman las posibilidades brindadas por los países acreedores al condonar la mayor parte de las deudas.
Malmierca procuró brindar tranquilidad a los cubanos tras reiterar que “nadie quedará desprotegido”. No obstante, enseguida desgranó las afectaciones, desde el desplome del turismo hasta las medidas del Gobierno de Donald Trump. El comercio mundial se contraerá entre 13% y 30%, según la Organización Mundial de Comercio. Las exportaciones cubanas ya afrontan la caída de los precios (-16 % del níquel y -18 % del azúcar), así como las dificultades para conseguir transporte en el nuevo panorama.
Inclusive la suspensión de los vuelos afecta la exportación de habanos, precisó Malmierca. En cuanto a las importaciones, las ofertas disminuyen y los precios de alimentos como la “leche para los niños” y el arroz tradicional en la dieta de los cubanos, aumentan, dijo.
Precisamente, el ministro ha pasado años alertando sobre las dificultades para contar con productos exportables y concretar la inversión extranjera directa debido a la burocracia, que ha frenado los proyectos nacionales incluso cuando el Gobierno desesperadamente aspiraba a lograr entre 2 000 y 2 500 millones de dólares de IED anuales. Las Ferias de Comercio de La Habana se convirtieron en ferias para promover la IED y la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, con la Cartera de Oportunidades de negocios ampliada anualmente. También se presentó en 2019 como un gran logro la “ventanilla única” para la reducción de trámites, creada con asistencia foránea.
El funcionario reiteró la confianza del empresariado extranjero por Cuba y resaltó la aprobación en los primeros meses de este año de capital comprometido por 600 millones de dólares y 1 000 millones en negociación. Si la IED a nivel mundial se contraerá entre 30 y 40 % -según CEPAL- difícil será lograr la materialización de inversiones en un país sin dinero para garantizar el pago y la repatriación, así como las posibles represalias de Estados Unidos.
El ministro repitió que las medidas gubernamentales anunciadas en 2010 y contenidas en los Lineamientos hasta 2030 incluyen sustituir importaciones, impulsar las exportaciones y los encadenamientos productivos. También enfatizó en la aspiración de priorizar los proyectos inversionistas pequeños, sobre todo en la producción de alimentos, que aporten a corto plazo.
Al mismo tiempo, Malmierca recalcó las posibilidades de exportación de la industria biofarmacéutica, con el ejemplo del Interferón Alfa 2B, y los servicios médicos, así como la ayuda internacional recibida ante la pandemia, que asciende a casi 15 millones de dólares y medio millón de dólares en efectivo, a través de más de 100 donaciones procedentes de Venezuela, Vietnam, China y otros países, agencias de las Naciones Unidas, grupos de solidaridad y empresas con negocios en Cuba, muchas de las cuales aún no han llegado por las dificultades de transportación.
A Malmierca le tocó ir amoldando la aceptación o resignación del pueblo cubano, junto a la argumentación exculpatoria del Gobierno: “Vamos a trabajar con mucha seriedad y dedicación para que los efectos negativos se puedan paliar y nuestra economía siga caminando”. Por supuesto, finalizó su intervención con referencias a las enseñanzas de Fidel y Raúl Castro y la continuidad bajo la dirección del gobernante Miguel Díaz-Canel.
La debacle se pronosticaba debido al inmovilismo económico-productivo, agudizado desde el cuarto trimestre de 2018 por los efectos de las medidas de la Administración Trump, la caída del turismo y la carencia de combustible, pero las erogaciones y la paralización de la producción en diversos sectores para evitar el avance de la pandemia ahondaron el precipicio.
La apertura para procurar el despegue es inaplazable y podría ser anunciada por Raúl Castro para respaldar los cambios que tendría que realizar el gobierno de continuidad durante el crítico período de sólo un año que resta para el próximo congreso del Partido Comunista, donde el primer secretario prometió pasar el batón a Díaz-Canel.
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