LAS TUNAS, Cuba. – Harina contaminada con insectos está utilizándose en la producción de pan en Las Tunas sin que, hasta la fecha, las autoridades intervengan en lo que constituyen violaciones de la Resolución 54/2018 del ministerio de Comercio Interior y de delitos de “infracción de las normas de protección de los consumidores”.
La semana pasada hubo panaderías en Puerto Padre, municipio de más de 90 mil habitantes, que no produjeron pan porque “la harina no sirve”, informaron mediante carteles de avisos a la población.
Pero al día siguiente, la producción continuó y el pan de unos 80 gramos que al precio de cinco centavos el Estado vende por la cartilla de racionamiento, y que no fue suministrado el viernes 25, este lunes fue repuesto a la población, quejosa algunos por haber encontrado “bichos” en el pan.
La harina contaminada con insectos llega a Puerto Padre procedente de los almacenes mayoristas provinciales de Las Tunas. Y, aunque la prensa oficial calla, es público y notorio que esa harina no está apta para el consumo humano por no cumplir con las reglas de almacenamiento, con períodos específicos de reservas.
Antes de procesar la harina contaminada para hacer el pan de la población, los panaderos proceden a cernirla con un fino tamiz para que toda suerte de insectos y otros “bichos queden fuera”, me dijo un panadero.
“¿Qué emplean para cernir, un jibe de los que los albañiles utilizan para dar el repello fino?”, pregunté, diciéndome el empleado: “No, la empresa mandó con qué cernir la harina”.
Cabe preguntarse: ¿Hasta dónde ha degenerado la administración pública en Cuba al punto de permitir tamizar harina contaminada con insectos para producir pan para seres humanos, niños, ancianos, enfermos…? ¿Hasta dónde ha descendido la moral de los cubanos al punto de permitir que le vendan pan elaborado con harina contaminada con gorgojos “y otros bichos”?
Según comentarios de correveidiles, el señor Miguel Díaz-Canel visitará Las Tunas esta semana. Como en mi caso no me está permitido llegar hasta él para entrevistarlo, alguien debía preguntar al señor Díaz-Canel si en Cuba las leyes se hacen para aplicarlas solamente a las personas naturales y no a las personas jurídicas, cuando son la jefatura política del Partido Comunista y la administración del Estado, los involucrados en violaciones de la ley, valga decir delitos.
Me gustaría cara a cara y no vía Twitter preguntar al señor Díaz-Canel si las leyes en Cuba son de aplicación selectiva. Lo digo porque el Decreto-Ley No. 321 del 23 de mayo de 2014, establece que “el ministerio del Comercio Interior es el organismo de la Administración Central del Estado que tiene como misión proponer y, una vez aprobadas, dirigir, controlar y fiscalizar las políticas del Estado y del Gobierno en cuanto al comercio interno, mayorista y minorista, la logística de almacenes y la protección al consumidor”.
Y, con apego a ese decreto-ley, la ministra de Comercio Interior promulgó el 20 de abril de 2018 la Resolución 54/18 sobre “Protección de los consumidores” que entre otros conceptos expresa:
“Los derechos del consumidor son inviolables por los proveedores e irrenunciables por los consumidores”.
El proveedor “desarrolla la actividad productiva y de servicios, adopta normas éticas y de conducta, evita prácticas comerciales abusivas o engañosas que perjudiquen la seguridad, salud y los intereses de los consumidores”.
Y como mi derecho a reclamar es irrenunciable, pregunto: ¿Tamizar harina contaminada con insectos para producir pan, como ahora se está haciendo en Las Tunas es lícito? ¿Esas no son “prácticas comerciales abusivas o engañosas que perjudiquen la seguridad, salud y los intereses de los consumidores”?
Señoras y señores… Señores comisarios del Partido Comunista (único) que dice ser “vanguardia” de la sociedad cubana… Junto con la harina tamizada irán al pan excretas y restos de insectos pulverizados, luego no aptos para consumo humano. Y eso es delito.
El Código Penal cubano en el artículo 227.1 a) dice que, se sanciona con privación de libertad de seis meses a dos años o multa de trescientas a mil cuotas (equivalentes hasta 50 mil pesos) al que “venda o ponga a la venta al público artículos incompletos en su composición o peso o deteriorados o en mal estado de conservación”.
Óiganme… Y, si tamizando harina con gorgojos y gusanos para elaborar pan, galletas, pizzas o dulces, un trabajador por cuenta propia fuera sorprendido por inspectores estatales, no será multado, sino conducido a la policía y acusado por un delito de “infracción de las normas de protección de los consumidores”, y sancionado con cárcel para dar “escarmiento”, su negocio será cerrado y jamás podrá conseguir licencia para elaborar alimentos.
Pero ahora es la administración del Estado quien viola las “normas de protección de los consumidores”, de los cubanos, haciéndolos comer pan con gorgojos cernidos mientras legisladores, comisarios políticos, inspectores, policías, fiscales y jueces, se hacen de la vista gorda y la prensa oficial mira a otro lado.
Pobre Cuba. Pobre de los cubanos que, por sus miedos, el próximo 24 de febrero dirán sí a una Constitución a la que debieran decir NO, para entre otras licitudes urgentes, no proseguir comiendo pan con gorgojos.