LA HABANA, Cuba.-La batalla fundamental del país es la batalla económica. El Plan 2019 es de ordenamiento y ajuste, sin negar el crecimiento, para que no haya espacio a la burocracia. Pero el Plan de 2018 no impacta en la gente que espera una respuesta económica, anunció el presidente cubano, en la Comisión Económica de la Asamblea Nacional del Poder Popular el 16 de diciembre, según los medios locales. El Producto Interno Bruto (PIB) creció ligeramente más del 1% en 2018, confirmó el ministro de Economía.
La economía cubana se encuentra en bancarrota, hasta el pan y el huevo escasean por falta de financiamiento para adquirir materias primas en el extranjero, y la población expresa su hartazgo de tantos llamados al sacrificio, promesas incumplidas, prohibiciones y ahogo a sus potencialidades de crear una vida digna y promisoria para sí, la familia y la Patria.
Para este fin de año prometen algunas ferias con venta de viandas, vegetales y poca carne de puerco, y los cubanos inician 2019 con temor a que un eventual incremento de salario sea inferior al aumento de los precios y la enigmática unificación monetaria y cambiaria.
No existe esperanza de recuperación por la sustitución de importaciones y el incremento de las exportaciones, mientras la inmensa asistencia externa requerida resulta imposible por la negativa de los gobernantes extranjeros a cargar con aliados continuistas para preservar su poder absoluto, pasados 10 años de reformas cantinflescas, y la disminución del apoyo de Venezuela. La inversión extranjera carece de incentivos, y el turismo en crecimiento no podrá suplantar otras fuentes de ingresos inexistentes.
En 2018, el cerco económico, financiero y político se incrementó por las medidas de la Administración Trump; más de 800 millones de dólares por exportaciones no se han podido cobrar porque no existe un banco que quiera operar con Cuba, manifestó Miguel Díaz-Canel. La inculpación al bloqueo-embargo continúa siendo muy socorrida, pero su afectación real no puede solapar el bloqueo interno para perpetuar la estrangulación política y económica, resultante en la sujeción de las fuerzas productivas, la inexistencia de liquidez y las deformaciones sociales.
Después de 60 años persiguiendo a quienes expresaron propuestas constructivas, como ocurrió al economista Oscar Espinosa Chepe (castigado a laborar en cuevas y en la agricultura en la década de 1960, sacado del servicio exterior en 1987, expulsado del trabajo acusado de ser un sujeto contrarrevolucionario en 1992, y condenado a 20 años de prisión en 2003 por expresar sus criterios como economista independiente), la debacle económica ha demostrado que tenían razón, y parece aconsejar racionalidad. “Hay que distinguir quiénes son los más capacitados y mejor preparados; crear una base económica para que pase a un funcionamiento más natural donde los mecanismos administrativos que hoy estamos poniendo como coyunda, pasen a mecanismos financieros”, expresó el mandatario cubano.
Muchos asesores, académicos, intelectuales, técnicos y obreros calificados han tenido mejor destino en los últimos años al permitírseles salir y entrar a Cuba, inclusive contratarse como profesores y consultantes con grandes remuneraciones, acorde con sus altas especializaciones, aunque existen dudas de que no se revierta, según los intereses coyunturales y las pugnas en el poder.
Sin embargo, solo se procura la actualización y el perfeccionamiento de los mecanismos, como se aprecia en el proyecto de Constitución de la República, así como en las palabras presidenciales de que “se precisa una planificación movilizadora, realista, flexible, para fortalecer la empresa estatal socialista, encadenarla con la inversión extranjera, las empresas mixtas y el sector no estatal, al que hay que ordenar. Y también combatir la ineficiencia, cuyo principal problema es el robo de combustible”. El robo y la corrupción, reprobables, han sido fomentados por las carencias tanto materiales como de contabilidad y otros controles administrativos, que han destruido los valores morales y éticos, y que se irían resolviendo si la población no tuviera que recurrir a ellos para abastecerse o encontrar medios económicos para subsistir. El trabajo por cuenta propia tiene que ser liberado.
El año 2019 será sumamente tenso en Cuba. “Los gastos se ajustan a los recursos disponibles, no va al plan lo que se pide, va al plan lo que se puede respaldar, y que a su vez garantice crecimiento y desarrollo, potenciando la utilización de las reservas internas y sin incrementar el endeudamiento externo del país. Este concepto es clave”, expresó Alejandro Gil, Ministro de Economía y Planificación, según el Noticiero de Televisión Cubana al Mediodía el 16 de diciembre de 2018.
Muchos más aspectos habrá que abordar a tenor con las informaciones que comenzaron a emitirse por boca de los ministros participantes en las Mesas Redondas de la televisión, así como de las intervenciones del presidente y los ejecutivos en la Sesión de la Asamblea Nacional el próximo 21 de diciembre.