LA HABANA, Cuba.- Todavía enlutados nuestros corazones y con el recuerdo de las tristes imágenes de los cubanos carbonizados por el desplome del Boeing 737-200, viajó este miércoles hacia Venezuela el presidente sucesor Miguel Díaz-Canel.
No le importó incluso que su ciudad natal, Santa Clara, donde tiene familiares y viejos amigos, se encontrara en una situación de peligro por las intensas lluvias e inundaciones.
Díaz-Canel sigue la línea política fracasada de Fidel y Raúl Castro y para él tiene prioridad la izquierda latinoamericana, esa que se encuentra en evidente decadencia.
Díaz-Canel tenía que llegar rápido a Venezuela. Tenía que atar cabos con Maduro. Partió raudo, no en un viejo y mal revisado Boeing arrendado a México. En un pequeño y moderno jet, llegó a Caracas y luego fue al Cuartel de la Montaña a rendirle honores a Chávez, mientras los muertos nuestros del avión comienzan a ser olvidados por la prensa nacional del castrismo.
¿Qué pasará en las próximas horas, cuando el sol caliente las piedras, comiencen los derrumbes de los edificios habaneros y el presidente no esté?
¿Acaso el nuevo delfín prefirió pasar unos días en Caracas, buscando respirar mejor?
Pero, cuidado, con los comunistas nunca se sabe. Son pícaros y tramposos hasta la muerte. Es cierto que las noticias de los amigos eran para mandarse a correr: Tras varias semanas de rebeldía nacional, los nicas obligaron a Ortega y a la Murillo a dialogar, Lula sigue entre rejas y para completar el cuadro gris del izquierdismo, donde una derecha endereza poco a poco a Latinoamérica, gran parte de los argentinos siente odio por Cristina Fernández, en Colombia los exguerrilleros de Fidel son un cero a la izquierda en política y en Ecuador, las mayorías democráticas votaron por la anulación de la reelección definitiva, planteada por el presidente Lenín Moreno.
¡Qué va a importarle al improvisado delfín de mirada ausente que dejara atrás miles de cubanos evacuados y damnificados, localidades incomunicadas, cuatro muertos y daños aún sin calcular en las infraestructuras, las viviendas y la agricultura, miles de viviendas sin electricidad ni teléfono fijo, afectadas unas siete mil hectáreas de cultivos agrícolas y miles de tabaco dañado, uno de los principales productos de exportación del país!
La prioridad para el nuevo presidente cubano era aquello que Fidel juró a Celia el 5 de junio de 1958 y Raúl se lo dijo al oído, para que no se le olvidara nunca: continuar la guerra contra los americanos del Norte. Ese es el destino que le tocó a Díaz-Canel. Pobre de él si no lo intenta y regresa con las manos vacías de Venezuela.