VILLA CLARA, Cuba. ─ En su puesto de venta, Yusnel tiene dulces caseros y galletas que le llevan varios de sus proveedores. Recibe muy pocas ganancias desde que se negó a recibir cualquier producto procedente de las tiendas MLC de Santa Clara. “Aquí explotó uno cerquita de mí. Vinieron los inspectores, le decomisaron todo lo que tenía y se quedó debiendo muchísimo dinero a los que le traían las cosas”, afirma el muchacho. “Vendiendo cerveza y puré de tomate se gana más, pero te metes en tremenda candela”, puntualiza.
Sin embargo, las ganancias que recibe Yusnel, cuentapropista y propietario de su propio negocio, no sobrepasan los 4 000 pesos al mes a causa de los altos precios que los fabricantes le han impuesto a su mercancía. Como cualquier cubano, para adquirir los productos de primera necesidad debe comprar los dólares en el mercado negro.
“Yo no sé si eso es ilegal o no, pero lo hace todo el mundo, porque es la única manera de conseguir ahora mismo los dólares. Son dólares que uno nunca llega a tocarlos, están ahí, en la cuenta de uno, pero no los ves hasta que compras algo que te hace falta”, refiere Yusnel, que considera la reventa como un hecho injusto para quienes “pierden el pellejo trabajando” y que no cuentan con familiares en el exterior.
“La gente que vende los dólares no ha movido un dedo para tenerlos, se los pasan desde afuera. Después, quieren vendérselos a la gente que sí pasa trabajo a más de 50 pesos cada uno”, sentencia.
Si bien hace meses se había puesto de moda el comercio de divisas mano a mano, una nueva forma ha venido a remplazar al cambista tradicional de los años noventa. Ha mermado la figura del revendedor agazapado en las esquinas, el acechador de CADECA que proponía el negocio a todo el que frecuentara la zona. De una tarjeta a otra, los cubanos intercambian los dólares por moneda nacional o viceversa, de acuerdo con precios generalizados y establecidos por la propia informalidad.
El procedimiento resulta bastante simple: el usuario que realiza la transacción debe tener en su poder dos o más tarjetas (en USD y MN) y la cuenta de Transfermóvil afiliada a ambas, para realizarla desde la comodidad de su hogar. Desde las cuentas en MLC se realiza la trasferencia a otra similar, y el receptor le envía la moneda nacional equivalente a los dólares americanos que este le insertó previamente, pero a su tarjeta en pesos cubanos. Un mensaje de texto recibido al celular confirma que el envío ha resultado válido para ambas partes.
Una simple búsqueda por redes sociales, en grupos de compra y venta, arroja que los precios actuales del dólar americano fluctúan entre 48 y 50 pesos, un poco más que el año pasado, cuando aún podían adquirirse de 35 a 40. La especulación se debe, en gran parte, a la subida exagerada de los precios de diferentes productos y servicios.
“Si una libra de arroz cuesta 40 pesos y 120 una de carne de cerdo, se entiende que la gente que le mandan los dólares tiene que revenderlos para poder comprar lo que se vende en la calle”, justifica Yenisley Casas, una joven que espera para comprar en MLC. “En estas tiendas consigues el jabón y otras boberías, pero lo duro está allá afuera. Si en los bancos hubiera dólares a 24 cuando tú quisieras, entonces, los revendedores tendrían que bajar los precios”.
Para extraer los dólares americanos de la tarjeta el cliente debe remitirse al banco y solicitar el servicio, pero la institución no precisa fecha exacta para la entrega de este dinero debido a que “su existencia física en las sucursales bancarias puede variar y, por tanto, la entrega se realiza de acuerdo con la disponibilidad existente”, según se explica en su página oficial.
Hace poco el canal provincial Telecubanacán informó sobre la incautación de 1 930 dólares americanos y más de 1 000 pesos cubanos a un ciudadano que se dedicaba al tráfico de la moneda, junto a otros que revendían a domicilio diversos artículos alimenticios y de uso doméstico. También se procesó al transportista que empleaba el combustible asignado a su empresa para introducir a la provincia varios equipos, entre ellos, refrigerador, televisor y motorinas.
En el mismo programa se hizo alusión a los llamados “tarjeteros”, aquellos individuos que prestan sus cuentas en dólares para que otra persona deposite el dinero y realice la compra, procedimiento por el que se puede recibir la suma de 500 pesos por operación. De la misma forma, los compradores de dicha mercancía también serían procesados por el delito de receptación. La policía de Villa Clara reconoce este proceder como una “mutación del modus operandi” a través de perfiles falsos en las redes sociales, y su investigación se está redirigiendo hacia esta “candonga virtual”.
La ley penaliza tanto al vendedor como al comprador que, generalmente, desconoce que la mercancía recibida en la puerta de su casa responde a una red aciaga de contrabando. Por consecuencia, cualquier persona que recepte divisas en su tarjeta al precio establecido en el mercado negro estaría incurriendo en un delito.
Cuatro meses atrás un usuario que se identifica como Víctor LC leyó en Facebook este comunicado y accedió por curiosidad: “Si te interesa ganar dinero publicando noticias en grupos de Facebook y recibiendo pagos en MLC, regístrate en este link, y escríbeme al privado”. Desde esa fecha, se dedica a compartir contenidos virales en redes sociales y recibe dinero por ello directo a su tarjeta desde el exterior.
“No es nada de política”, aclara. “Son links con tips de belleza o de recetas de cocina. Realmente no sé qué gana Facebook con eso, pero hay muchos jóvenes que se dedican a lo mismo en todo el país”. Este muchacho, sin embargo, ha intentado comprar con estos dólares en las tiendas MLC y jamás ha podido “entrar a ninguna” debido a la gran concurrencia en las afueras de esos establecimientos. “Lo que hago es pasarle los dólares a gente que uno conoce, con ellos delante, y me lo cambian por moneda nacional, que es lo que realmente me hace falta”. A la sazón, desconoce si este proceder suyo sobrepasa el margen de la legalidad.
En un reciente comunicado, el Banco Central de Cuba (BCC) advirtió que, al transferir dinero de una tarjeta MLC a otra, los propietarios de dichas cuentas deben comprobar que a la que va destinado el saldo comience solamente con 9225. De no ser así, el monto será convertido al cambio vigente de 1 x 24 pesos.
Al parecer, han sido muchos los “desorientados” que han perdido dinero al realizar el canje. Varias personas consultadas que suelen realizar operaciones de este tipo con regularidad afirman que, a través Transfermóvil, la plataforma emite un aviso cuando se trata de transferir por equivocación de una tarjeta MN a una en MLC. Lógicamente, no ocurre lo contrario cuando se trata de dólares americanos.
A pesar de que el límite establecido por el BCC es de un importe de hasta 15 000 USD y 10 operaciones diarias, de alguna manera, la institución reconoce que está al tanto de la cantidad de transferencias que se realizan de una tarjeta a otra e incluso, cuáles cuentas resultan más activas en dichos procederes.
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