CDMX, México. – Hoy Karina no es ni la sombra de la mujer que era. Apenas habla, mueve las articulaciones sin control, grita todo el tiempo y pierde el equilibrio si intenta caminar sola. Ahora ni siquiera es capaz de reconocer a sus hijos. Cuando se le acercan, los toca como si supiera que ella los dio a luz, pero apenas minutos después los agrede.
Tampoco está totalmente consciente de que el hombre que la cuida es su primo Oscar, con quien creció en la misma casa como hermanos.
En la noche del pasado 6 de octubre, Karina Ríos Estrada recibió la visita de su exesposo Richard Hernández. Después de dos niños, de 10 y seis años, respectivamente, ella decidió separarse por los maltratos a los que era sometida, pero ambos seguían en contacto por los hijos en común.
Ese día Richard la golpeó salvajemente hasta dejarla desmayada. Luego cargó su cuerpo ensangrentado y lo metió dentro de su auto. Ahí estuvo por casi 20 horas. Las secuelas de la agresión han cambiado la vida de Karina y su familia. Al estar incapacitada para contar su historia, CubaNet reproduce el testimonio de su primo Oscar Ramírez Sardiñas, su único cuidador.
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Él llegó a la casa donde ella está viviendo con los niños y, frente a ellos, le dijo que fuera con él a comprar yogurt. Cuando regresaron le dio los golpes. De ahí se la llevó en el carro y la tuvo tirada en la parte de atrás hasta el otro día sobre las 5:00 de la tarde cuando la abandonó en un lugar al que le dicen “el cementerio de los perros” en Alamar. Una amiga de mi prima los encontró y lo enfrentó a él. Finalmente le exigió que llevara a Karina al hospital.
Ese día, que casi la mata, también le picó con una tijera toda su ropa, zapatos, hasta los blúmeres. La dejó sin nada. Pero lo peor fue que le provocó fractura interna de cráneo y un edema craneal. Como secuela, hasta el momento no habla. No se le entiende nada. Más que palabras son gemidos o sílabas sin sentido lo que sale de su boca. No puede caminar bien y apenas conoce a sus hijos. Está muy malita.
La semana pasada fui a la Policía de Alamar a ver cómo estaba el proceso y hablé con la jefa de sección de Instrucción que atiende el caso y… ¿sabe qué me dijo? Que si yo sabía el motivo por el cual ese desgraciado había hecho eso.
Le expliqué que hacía meses que no tenían nada y la Policía me contestó que eso fue seguro porque ella le estaba pegando los tarros a él.
Sacamos un buen debate porque me enfureció que ella lo estaba defendiendo. Sé que él tiene un buen padrino que es jefe, y se lo dije en su cara. También sé que su familia está pagando dinero para sacarlo de ahí con la sanción mínima. Por eso hago pública esta historia para que no haya impunidad. No confío en la justicia de mi país; y cuando reclamas te meten preso porque estás en contra del Gobierno.
Mi prima es huérfana desde los nueve años. La crió mi madre y por eso somos cercanos. Actualmente a quien único ella tiene aquí es a mí. Su hermano vive en Brasil y paga la renta del apartamento de Karina y la electricidad; pero yo soy el responsable de ella. Hasta ahora, los niños se los está cuidando esa amiga que la salvó para que yo pueda dedicarme a ella. Hay que llevarla al baño para que haga sus necesidades, asearla. Tampoco se alimenta sola.
Nada más hay que ver cómo la dejó: está toda torcida, como boba. No es fácil lo que estoy pasando con ella; y sin trabajar porque necesita cuidados permanentes. Soy pintor, escultor y tatuador profesional. Con esto último me gano la vida, pero ¿en qué momento tatúo si hay que velarla constantemente? Mi mujer es la única que está trabajando, pero no alcanza para nada. En medicinas para ella acabo de gastar 4.000 pesos porque en farmacia no hay, y tuve que comprar en la calle.
Lo otro es que mi prima está muy mal de los nervios. Llevamos días sin dormir en la casa porque grita toda la noche y está muy alterada. A eso añade la preocupación de que no sé bajo qué cargos procesarán a ese infeliz. Tengo miedo de que quieran pasarle la mano, a pesar de que destruyó a Karina y a sus hijos.
Por mi parte, estoy sobreviviendo día a día. No he pensado qué haré si ella no se recupera. Mi prima no tiene casa, vive en un alquiler. El único lugar donde puedo meterla con los niños es en mi casita que no tiene condiciones y es una coladera de agua. No sé cómo estirar el dinero, cómo cuidar a tantas personas, pero no la dejaré sola.
El neurólogo que la atendió dice que puede tener mejoría poco a poco, aunque no volverá a ser la de antes.