SEVILLA, España. – Me encuentro en Castilleja de la Cuesta, pueblo situado a escasos kilómetros de la ciudad de Sevilla. Salgo a hacer la compra a un cercano supermercado. Los escasos minutos que me separan de casa me ofrecen un día soleado que se combina con un viento extraño, un tanto desagradable. Las calles están vacías. Al llegar al supermercado, me advierten que tengo que esperar antes de entrar. Hay una cola que ocupa parte de la calle. Escasos coches van y vienen. Se siente poco ruido en una zona céntrica y cercana a la ciudad. En eso viene la Guardia Civil y nos pide que guardemos la distancia reglamentaria, que saben que es incómodo, pero nos agradecen la colaboración.
En España nos extrañan estas cosas. No estamos acostumbrados a ser pacientes. En todo caso, nos suena a las historias de la postguerra que contaban nuestros abuelos. Pero ahora, con la irrupción del coronavirus, y aun sin desabastecimiento, las sentimos como parte de una realidad incontestable.
No hay mal que por bien no venga: sin duda esta situación nos va a ayudar a comprender mejor a aquellos que padecen las tiranías de Cuba y Venezuela.
Hay propagandistas procastristas en España que dicen que en Cuba la alimentación está garantizada. Claro, tan garantizada como lo pueda estar una cartilla de racionamiento… Y esos mismos propagandistas que también se deshacían en loas al chavismo, ahora intentan evitar el nombre de Venezuela; mas no se puede tapar el sol con un dedo.
El socialismo del siglo XXI, teledirigido por el Foro de Sao Paulo a base de espionaje castrista, recursos naturales venezolanos y narcotráfico global, expone la maldad de su rostro y la perversidad de su praxis especialmente en las situaciones cruciales.
Tanto Cuba como Venezuela son países que tienen muchísimos lazos con España, tanto por historia y por cultura como por procesos migratorios recientes que hicieron que en Cuba los españoles se contaran por un millón y en Venezuela por medio millón. Muchas familias están entrelazadas a ambos lados del charco, fluyendo las realidades y los sentimientos comunes. Y ahora que España tiene un gobierno social-comunista atenazado en buena medida por el Foro de Sao Paulo, probablemente ello ayude a que buena parte del pueblo español comprenda y valore el sufrimiento de cubanos y venezolanos; pues destacados miembros y defensores de este gobierno social-comunista español empujaron con su asesoría a que Venezuela cayera en el abismo, cuando hasta los años 90 del siglo XX fue tierra de promisión.
El baño de realidad del coronavirus, agravado por la pésima gestión de un gobierno de Pedro Sánchez que dejó pasar los días como si no pasara nada (el neocomunista hispanoargentino Pablo Echenique decía que estaba todo controlado pese al alarmismo de la ultraderecha…) quitará la venda de los ojos de muchos españoles (e hispanoamericanos) ante el falso “idealismo” castrochavista que no deja de arruinar política y económicamente cada país que capta, siendo ahora el turno de España.
España, Cuba y Venezuela se verán más de cerca en tiempos del coronavirus.
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