LA HABANA, Cuba. – Si bien no fue hasta junio de 2016 que los militares logran hacerse con el Banco Financiero Internacional y desplegar la estrategia de los Fondos FAR con el fin de cumplir con los pagos de la deuda externa prometidos a los acreedores, principalmente del llamado Club de París, es en enero de 2015 que se emite la segunda Disposición del Consejo de Estado (Disposición no. 1 de 2015, “Para la Regulación de los Fondos destinados a la Reserva Estatal“), firmada por Raúl Castro, que complementa la Disposición no. 2 de diciembre de 2014 (no indizada en el sitio web de la Gaceta Oficial) y donde se establece la obligatoriedad de transferir los fondos de señaladas cuentas, enlistadas en el anexo al documento, tampoco indizado en la Gaceta Oficial aunque sí circulado internamente en el sistema bancario cubano.
Por segunda vez en solo un par de meses se fijaba otra docena de cuentas pertenecientes a la Reserva Estatal y desde donde serían transferidos, mediante disposiciones complementarias posteriores, los fondos de cuentas de empresas cubanas activas e inactivas y de empresarios extranjeros con los cuales el gobierno cubano había cesado convenios comerciales o de aquellos que habían decidido retirarse de Cuba pero a los que antes se les retuvo o congeló el capital ingresado, de acuerdo con lo establecido en los contratos pero también por orden de la Fiscalía General, como eran los casos de entidades y empresarios bajo procesos investigativos.
También se relacionaba un total de otras seis cuentas a nombre de empresas off shore, así como una cuenta a nombre de un ciudadano cubano posiblemente radicado en Florida desde el año 2002, de la cual, como sucede con las restantes del Anexo único, apenas se conoce el número y las fechas de las transacciones, reflejadas en un documento interno del Banco Financiero Internacional de fecha 21 de marzo de 2015, pero de las cuales ignoramos el estado actual. (1)
La fecha de enero de 2015 sugiere que la Disposición no. 1 de ese año pudo haber sido redactada casi de inmediato al 17 de diciembre de 2014 cuando los gobiernos de Estados Unidos y Cuba anunciaron el inicio del proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas, un momento en que el panorama económico experimentaría un posible cambio radical, de avanzar las conversaciones hasta donde deseaba Raúl Castro, es decir, a un borrón y cuenta nueva donde el embargo sería solo un mal recuerdo, y un futuro en que los militares terminarían transformados en empresarios poderosos.
Para soñar se necesita dinero
Nada de lo soñado podía realizarse sin dinero suficiente. Las deudas con los acreedores extranjeros se incrementaban al mismo tiempo que la posibilidad de pedir préstamos a las entidades financieras internacionales se volvía imposible mientras no se saldaran aquellos compromisos que Fidel Castro no solo se negó a cumplir sino que, durante décadas, conminó al grupo de países conocidos como “no alineados” a también interrumpir los pagos de sus deudas.
Las disposiciones no. 2 de 2014 y no. 1 de 2015 apenas preparaban la posibilidad de una respuesta en caso de que, de pronto, el gobierno norteamericano eliminara el embargo.
Apropiarse del dinero acumulado en las cuentas del BFI, transferirlas a otras, demostrar liquidez y comenzar a negociar el pago de la deuda era indispensable para la supervivencia de un régimen que, sin dudas, solo comenzó a realizar transformaciones económicas al verse acorralado por el cambio de época, con la influencia creciente de la internet y la extensión del uso de las redes sociales en la isla, más allá de la resistencia del gobierno comunista a una apertura.
En mayo de 2015 Estados Unidos excluye a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo y. dos meses más tarde, se realiza el anuncio de la reapertura de las embajadas en La Habana y Washington.
Para Raúl Castro todo estaba saliendo a pedir de boca pero Fidel Castro aún no daba el visto bueno para que el hermano se hiciera con la totalidad de las cuentas del BFI que él controlaba de modo personal.
El 28 de enero de 2015 Raúl participa en la III Cumbre de la CELAC. Ese año se mostraría muy activo consolidando relaciones y estableciendo alianzas que lo respaldaran en sus propósitos de obtener financiamiento de entidades internacionales.
Al mes siguiente viaja a la toma de posesión de Tabaré Vázquez en Uruguay y en marzo vuela a Caracas a la IX Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP donde se encargaría de calmar los ánimos de aquellos aliados que veían un peligro en el acercamiento con los Estados Unidos.
En abril viaja a Panamá para participar en la VII Cumbre de las Américas y en mayo visita Argelia, Rusia y el Vaticano, en una cruzada por recabar apoyo y obtener ese dinero que necesitaba mientras el hermano no soltaba las riendas con respecto a las finanzas.
Mientras tanto se las había arreglado con Nicolás Maduro para reexportar el petróleo venezolano desde las refinerías de Cienfuegos, así como con algunos negocios de transportación de mercancías y refinación de combustibles en Curazao y otras regiones del Caribe.
Para ese propósito se habían registrado varias compañías off shore de transportación naviera en Panamá, en coordinación con PDVSA, que ya tenía sus oficinas en la Lonja del Comercio en plena Habana Vieja, y se había designado a Guillermo Faustino Rodríguez López-Callejas, así como a ex militares venezolanos, como Héctor José Pernía, al frente de estas empresas que, en conjunto, reportaban a Cuba alrededor de 800 millones de dólares anuales, de acuerdo con las cuentas asociadas en el Banco Financiero Internacional, identificadas en la mencionada Disposición no. 1 del 2015 del Consejo de Estado, pero además en una Carta Circular interna del propio Banco Financiero Internacional fechada el 21 de marzo de 2013, coincidentemente el mismo año en que Raúl Castro designara a la actual vicecanciller cubana, Anayansi Rodríguez Camejo, como embajadora frente a la Organización Mundial de Comercio.
Conversaciones, viajes y desesperación
Uno de los momentos más importantes de ese año 2015 fue la visita privada que realizara Aldin Mclaughlin, primer ministro de Islas Caimán, entre los días 18 y 25 de febrero, oportunidad que Raúl Castro aprovechó no solo para conversar sobre temas migratorios, como se anunciara en la prensa extranjera (la prensa oficialista no se refirió al acontecimiento), sino además sobre garantías mutuas respecto a las transacciones financieras entre las entidades bancarias cubanas y las de islas Caimán.
Solo tres días antes de la visita del primer ministro de Islas Caimán, entre el 12 y el 15 de febrero, Raúl había sostenido conversaciones con Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, como parte de la intensa y desesperada contienda en busca de apoyo financiero.
Posteriormente en junio dialogaría en La Habana con Ivar Asjes, primer ministro de Curazao, país donde mantiene intereses comunes con Venezuela en asuntos de combustibles y trasiego marítimo de mercancías desde y hacia Europa, principalmente con puertos de Reino Unido y Países Bajos.
2015 también incluyó las visitas oficiales de Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, en febrero; del canciller italiano Paolo Gentiloni, en marzo seguido de Federica Mogherini, de la Unión Europea; Serguei Lavrov, canciller de Rusia, también en marzo; Francois Hollande, presidente de Francia, en mayo, y ese mismo mes, lo haría también el ministro de exteriores de Países Bajos, Albert Gerard Koenders; el Papa Francisco, en septiembre; el emir de Catar, en noviembre; pero antes lo harían el jefe de la diplomacia alemana Frank-Walter Steinmeier, en julio, y los cancilleres de Suiza y Japón; sin contar las numerosas reuniones con congresistas y funcionarios norteamericanos, así como las visitas oficiales del secretario de Estado norteamericano John Kerry y la secretaria de Comercio Penny S. Pritzker.
Año intenso que también generó movimientos inusuales al interior de las instituciones financieras cubanas, sobresaliendo la firma de varias disposiciones oficiales del Consejo de Estado, algunas pocas publicadas en las ediciones de la Gaceta Oficial de 2015 pero otras de circulación interna, sobre todo aquellas relacionadas con los llamados Fondos FAR, denominados así desde mucho antes del traspaso oficial del BFI a GAESA.
Actualmente conforman este Fondo de la Reserva Estatal unas 237 cuentas entre personales y de empresas registradas en Cuba, aunque el grueso de ellas está integrado en lo esencial por las cuentas anteriormente citadas, así como aquellas usadas para los depósitos relacionados con donativos y ayudas de organismos internacionales, como las abiertas a raíz de los destrozos causados por el huracán Irma o el tornado que afectó varios municipios de La Habana.
Llama la atención entre todas, la cuenta 0300000004394922 que a pesar de estar registrada a nombre de Francisco Soberón, destituido en 2009, aún se mantenía activa en 2016; así como las cuentas asociadas a empresas registradas por Guillermo Faustino Rodríguez López-Callejas, hermano del exyerno de Raúl Castro.
Finalmente el BFI pasa a GAESA
Había costado sangre y fuego (la vergüenza de uno de los mayores escándalos de traición, el reconocer públicamente que había fraccionamiento en el seno del Partido Comunista y romper con la promesa de Fidel Castro de no pagar un centavo de la deuda externa) pero, finalmente, en 2016, el conglomerado empresarial militar había logrado hacerse del control de la totalidad de las cuentas que, hasta la renuncia de Soberón en 2009, eran administradas desde el Banco Central de Cuba y mediante más de un centenar de disposiciones y memorándum emitidos por Fidel Castro, entre 1995 y 2006, en nombre del Consejo de Estado.
Tal como señaló el ex alto funcionario del Consejo de Estado citado con anterioridad, fue precisamente debido a los desacuerdos entre Fidel y Raúl con respecto a ese tema del Banco Financiero Internacional, y la negativa del primero ante la idea de crear lo que actualmente se conoce como los Fondos FAR de la Reserva Estatal, así ante otras sugerencias como la de la destitución de Francisco Soberón, en cuyas manos aún quedaban varias empresas off shore registradas en el extranjero, que la salida del jefe de la banca, así como el ascenso del director del Banco Financiero Internacional, no adquirieron tintes de escándalo. Tampoco era conveniente alertar demasiado a la opinión pública.
No podía darse el caso de que, disgustado, el ministro presidente de la banca cubana, con solo una llamada telefónica congelara las cuentas en Reino Unido, Suiza, España y otros países europeos.
“[Soberón] estaba en Europa y lo hicieron regresar con urgencia. Él no pensaba renunciar”, cuenta Carmen Alonso, una de las secretarias de la oficina de Soberón en el Banco Central de Cuba, actualmente residente fuera de la isla desde el 2011, cuando decidió abandonar la sede diplomática cubana donde trabajaba en Europa.
“De Europa [Soberón] debía viajar a Venezuela y de momento regresa a La Habana (…), no se sabe lo que ocurrió pero a la semana nos enteramos en la oficina que había renunciado, al otro día fue que salió en el periódico (…), lo que sé es que [Ernesto] Medina trajo su propio equipo del BFI, y a los demás nos fueron sacando poco a poco. (…) Nada que tuviera que ver con el BFI pasaba por nuestras manos y hasta nos mandaron a otro piso. (…) Siempre veía a Medina muy nervioso y todos los días eran tres y cuatro reuniones en el MINFAR (Ministerio de las Fuerzas Armadas), en la Marina (GAESA) o en el Sierra Maestra, de momento el Banco Central se había convertido en parte de las FAR, nos fueron sacando poco a poco”, dice la exfuncionaria.
En 2008 un informe interno del Banco Financiero Internacional reportó la transferencia de unas 15 mil libras esterlinas desde una cuenta del grupo Ceiba hacia otra en el Banco de Sabadell, en España, una operación que no había sido autorizada por el Consejo de Estado.
De acuerdo con lo que supone Carmen Alonso, eso y no la mencionada transferencia a una cuenta del empresario chileno Max Marambio, sería el pretexto esgrimido por Raúl Castro para obligar a Soberón a la renuncia.
Cualquiera que haya sido el subterfugio, el viejo ministro se ganaría el castigo por una cantidad de dinero que llamaríamos insignificante frente a los millones que más tarde usaría Raúl Castro para el pago de la deuda externa. Una decisión que conduciría a Cuba a una de las mayores crisis de desabastecimiento de su historia.
Segunda parte de un reportaje investigativo realizado por periodistas de CubaNet. Puede leer la primera parte aquí
(1): Las cuentas y propietarios relacionados en el Anexo único de la Disposición no. 1 de 2015, “Para la Regulación de los Fondos destinados a la Reserva Estatal”, son los siguientes: Finsale Company Limited, 0300000003256843 (Juan Ángel Gómez Martínez, Liechtenstein); Acemex Management Company Limited, 0300000003274329 (Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, Liechtenstein); Marinter S.A., 0300000003273900 (Andrés Ernesto Muñoz Campos, Islas Vírgenes británicas); Agencia Maritima Taina, S.A., 0300000003273903 (Andrés Ernesto Muñoz Campos, Islas Vírgenes británicas); Caroil Transport Marine Limited, 0300000003274330 (Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, Chipre); Nautilus Shipping Overseas Corp., 0300000003274334 (Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, Panamá); Northsouth Maritime Company Limited, 0300000003274354 (Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, Liechtenstein); Gulf Lake Enterprises Ltd., 0300000003274472 (Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, Islas Vírgenes británicas); Acando Shipping Co. Ltd., 0300000003274480 (Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, Islas Vírgenes británicas); Transportes del Alba Inc., Ldc, 0300000004383009 (Héctor José Pernia, Bahamas); Gilmar Project Finance Establishment, 0300000003274476 (Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, Liechtenstein); Tecneco N.V., 0300000003712512 (Massimo Masina, Curazao). A las que se unen las incorporadas a Ceiba Investiments Ltd por medio de Corporación Financiera Habana S.A., 0300000005202816 (Gilberto Pérez, Cuba), también intermediaria en Cuba de la compañía israelita Grupo B.M. Fuente: Banco Financiero Internacional.
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