LA HABANA, Cuba. – Varios documentos de la Dirección General de Aviación Civil de Ecuador, fechados entre el 22 de marzo de 2018 y el 12 de septiembre de 2019, dan cuenta de que el capitán cubano Arturo Mirabal Díaz, exvicepresidente de la compañía aérea cubana Aerocaribbean, es actualmente el gerente general de la empresa registrada en el país andino como “Servicio Aéreo Regional Regair CÍA, LTDA”, más conocida como Aeroregional.
El dato es interesante pues revela cómo un miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), exfuncionario del régimen, con hijos en Miami y con domicilios oficiales tanto en Ecuador como en La Habana, ha pasado a administrar una compañía extranjera. Pero el hecho se torna aún más sorprendente cuando se constata que la nueva empresa área ecuatoriana no es otra que la aparentemente desaparecida Global Air, esa que protagonizó el catastrófico accidente ocurrido en La Habana el 18 mayo de 2018 y de la que nadie escuchó hablar nunca más.
Sin siquiera cambiar el logotipo azul y blanco que usara durante el período de operaciones desde Ciudad de México, Global Air desactivó el sitio web de la empresa, se desentendió del asunto que supuestamente lo llevó a la bancarrota, se negó a pagar indemnizaciones a los familiares de las víctimas, cerró sus oficinas en el DF y bajo otro nombre intenta pasar inadvertida en Quito.
De acuerdo con el Permiso de Operación de las autoridades ecuatorianas, otorgado con Acuerdo No. 009/2018 y modificado bajo el amparo de los acuerdos No. 24/2018 del 14 de septiembre de 2018 y No. 14/2019 de 10 de julio de 2019, a la compañía les fueron aprobadas un total de cuatro rutas internas para las que utiliza aeronaves del tipo Boeing, Airbus, Bombardier y Embraer, teniendo su base de operaciones principal en el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, de Quito.
Sin embargo, la solicitud inicial, del 7 de junio de 2018, a menos de un mes de la catástrofe en La Habana y sin esclarecerse las causas del siniestro, pedían, exclusivamente a nombre del gerente general Arturo Mirabal Díaz, permisos para operar en México, Centro América, Caribe y Sudamérica, incluidos Cuba, Venezuela y Bolivia, según consta en el Extracto publicado en el diario La Hora, de fecha 8 de junio de 2018 y firmado por Carlos Javier Álvarez Mantilla, Secretario del Consejo Nacional de Aviación Civil de Ecuador.
Si tras el escándalo de mayo de 2018 los medios de prensa enfocaron su atención en el ciudadano español propietario de Aerolíneas Damojh S.A. de C.V., Manuel Rodríguez Campos, también sucede que la mayoría ha pasado por alto el detalle de que la empresa se haya reorganizado apenas unas semanas después del accidente teniendo como administrador principal precisamente a quien fuera vicepresidente de Aerocaribbean, la empresa estatal cubana a la que perteneció el Boeing 737-200 siniestrado, un traspaso de propiedad que al parecer sucedió mucho antes de que se contrataran los servicios a Global Air por parte de Cubana de Aviación.
De igual modo, otro Boeing, modelo 737-500, que habría quedado en La Habana en los hangares de Aerocaribbean, con matrícula HC-CUH, de Cuba, fue el mismo que trasladaron a Ecuador meses después para integrar la flota de la nueva compañía, de acuerdo con la información ofrecida por Nicolás Larenas en su blog sobre aviación. Según la publicación, el Boeing 737-500 estacionado en La Habana llegó a Ecuador el 7 de febrero de 2019 al aeropuerto de Latacunga. El avión, con número de serie MSM 24900 y con casi treinta años de explotación, antes había pertenecido a la aerolínea China Southern Airlines, y desde el 2006 a Aerolíneas Argentinas.
Estos detalles, unidos al hecho de que la esposa de Manuel Rodríguez Campos es cubana y miembro del círculo familiar de Arturo Mirabal Díaz, conduce a la duda sobre si la mexicana Global Air, hoy renombrada Aeroregional para Ecuador, es una de tantas empresas offshore pertenecientes al régimen comunista, así como también si el enigmático Rodríguez Campos —que muy pocos han podido ver en público y del cual es casi imposible hallar rastros en internet— sea uno de tantos prestanombres, como es usual en tales esquemas.
Tal sospecha es reforzada en el reporte de verificación extraordinaria realizado por las autoridades de la Aviación Civil en México, a raíz del accidente en La Habana, donde se estableció que Manuel Rodríguez “era el dueño de la flota pero no de Global Air”.
En abril de este año 2020, en medio del cierre de fronteras por la COVID-19, el gobierno cubano estuvo a punto de contratar a Aeroregional para la operación de traslado a la isla de los cubanos varados en Ecuador, así como retornar a ecuatorianos que quedaron en Cuba.
Sin embargo, de no haber sido por las protestas de los pasajeros, preocupados tras conocer los antecedentes de la aerolínea seleccionada (una alarma que activara un reportaje de investigación publicado en Plan V, de Ecuador, y que se encuentra bloqueado su acceso desde Cuba), probablemente el consulado del régimen en Quito no hubiera publicado en su sitio oficial la nota de rechazo del contrato de la aerolínea, aparentando una decisión voluntaria cuando en realidad, de acuerdo con el testimonio de un alto funcionario del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba consultado por CubaNet, fue la respuesta a las presiones, pero también el temor a que se desatara un escándalo mayor en caso de ocurrir otro accidente, en el contexto de la pandemia y a escasos días de cumplirse dos años del siniestro de mayo de 2018.
“Se haría el traslado usando Aeroregional no porque era más económico sino porque el dinero de la operación quedaba en Cuba (…) la gente comenzó a protestar en las redes diciendo que no subirían al avión (…) lo otro es que no podía darse otro accidente y con la misma compañía. La gente empezaría a averiguar más de lo necesario (…). El tema pasó casi desapercibido”, afirma el funcionario.
De acuerdo con la información de El Mercurio, de 7 de agosto de 2019, la inversión de Aeroregional fue de unos 10 millones de dólares y es una compañía totalmente ecuatoriana. Pero quien responde a las preguntas del periódico y además recibe de manos del señor Ányelo Acosta, máxima autoridad aeronáutica del Ecuador, el certificado de operaciones es precisamente el cubano Arturo Mirabal Díaz.
De las palabras del exmilitar al diario ecuatoriano, se puede extraer que el suyo es, según los registros oficiales de Ecuador, un negocio compartido además de con Manuel Rodríguez Campos, con el ecuatoriano César Alejandro Jaramillo quien fue nada más y nada menos que el liquidador de la empresa de aviación Ícaro, cuyos dueños en 2011 debieron asilarse en Miami cuando el presidente Rafael Correa los acorralara por supuestos impagos de impuestos, una persecución política desatada casualmente a raíz de que se frustraran las intenciones de Aerocaribbean —en tiempos de Arturo Mirabal como vicepresidente de esta—, por medio de Manuel Rodríguez Campos, de establecer un acuerdo con la compañía de Guido Saltos y su hijo Esteban Saltos.
El asunto aún no ha podido ser esclarecido, incluso en las versiones de las partes involucradas, como en todo cuanto tiene que ver con Global Air, las empresas aéreas del régimen cubano han logrado ser el fantasma en el que nadie repara.
Arturo Mirabal, quien está registrado como empresario en Ecuador desde el 27 de agosto de 2018 —es decir, solo tres meses después del accidente de Global Air en La Habana— comenzó en la aviación como piloto agrícola en los años 60. Posteriormente fue copiloto de un carguero IL-76 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que operaba como “libery” de Cubana de Aviación, y piloto comercial durante más de 30 años hasta que pasó a ser funcionario del régimen. Durante siete años fue el vicepresidente de Aerocaribbean, y posteriormente le encargaron el Departamento Comercial y de Desarrollo de la propia Aerocaribbean, período en que se establecieron los primeros contratos con la europea ATR.
Inscrito con el número 1756271472001 en el Registro Único de Contribuyente de Ecuador y residente en Quito, de acuerdo con la información que aparece en su perfil de Facebook —donde usa también el sobrenombre de “2rr2r2”, coincidentemente muy parecido al que usaba Rodolfo Dávalos en su cuenta de Instagram (r2d2) y que actualmente ha cambiado a “rd11_11”—. Varios colegas de trabajo que conocen a Arturo Mirabal Díaz de Aerocaribbean, afirman que aún mantiene su residencia en el Reparto Abel Santamaría en el municipio Boyeros, en las cercanías del aeropuerto José Martí de La Habana.
Aeroregional, la empresa original, fue constituida el 24 de febrero de 1995 en Ambato y era propiedad de los hermanos Carlos y Edgar Rosero Rosero quienes vendieron el total de las acciones a Manuel Rodríguez Campos, Arturo Mirabal y a Cesar Alejandro Jaramillo. Actualmente la empresa tiene un capital declarado de 17 172 000 dólares, pertenecientes a Manuel Rodríguez; mientras que Mirabal y Jaramillo poseen 954 000 dólares cada uno.
Según la Superintendencia de Compañías de Ecuador, el 13 de junio de 2018 fue que tuvo lugar la cesión oficial de todas las participaciones de la empresa Servicio Aéreo Regional (Regair) a Manuel Rodríguez Campos, nombrado presidente de la empresa en febrero de 2019, por 2 años, y a Arturo Mirabal Díaz, designado gerente general.
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