HOLGUÍN, Cuba.- “Entregué mi patente de taxista. El carro comenzó a fallar y era más el gasto en arreglos y en piezas de repuesto que las ganancias. Subí el precio, pero no conseguía pasajeros. La mayoría decía que la carrera era muy cara”, dice a CubaNet el taxista Juan Carlos, dueño de un auto marca Lada fabricado en Rusia. Debido a las roturas de sus vehículos, los trabajadores privados del transporte en Holguín han visto empeorar progresivamente su situación económica desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero de este año.
Previo al conflicto bélico, cada año 25 000 cubanos viajaban de la isla a Rusia, aprovechando el libre visado que les ofrece el país euroasiático. Ante la falta de ofertas en las tiendas, los importadores privados cubanos traían de Rusia piezas de repuesto para Ladas y Moskvitch, las marcas de autos que más transitan en la Isla.
Sin embargo, la guerra ha cancelado los viajes turísticos entre Moscú y La Habana y con ello ha desaparecido el trasiego de mercancía del país eslavo a Cuba.
Es común ver en las calles a estos vehículos, de fabricación rusa, con el capó del motor levantado y a los dueños tratando de encontrar solución a las roturas que se han incrementado por el pésimo estado de las carreteras en Cuba.
A esto se suma que los desperfectos técnicos de los carros están entre las principales causas de accidentes en el territorio.
La escasez también afecta al sector estatal. Sin embargo, los más perjudicados son los taxistas privados. Varios propietarios han entregado la Licencia de Operación de Transporte (LOT) por roturas o imposibilitados de asegurar un estado técnico del vehículo que le permita satisfacer al cliente.
Los que se mantienen activos han subido el precio del pasaje en consonancia con el aumento del costo de las piezas de repuesto, una decisión que perjudica a los pasajeros.
La situación es parte del elevado índice inflacionario de la economía cubana. Se ha creado un efecto dominó que eleva el descontento popular.
Déficit en los repuestos
Por su parte, el déficit de las piezas de repuesto ha subido astronómicamente sus precios.
Hace tres años Norge trabaja como taxista privado en su auto marca Lada. Tuvo problemas con el rodamiento del eje de la goma derecha de atrás. “La pieza me costó 1 500 pesos y también compré por 700 pesos el sello para que no se salga el aceite del diferencial. En esas dos cosas, que son pequeñas y sencillas, invertí 2 200 pesos. El repuesto de los carros nunca había estado tan caro en este país”, se lamenta Norge.
El caso de Manuel, propietario de un auto ruso marca Moskvitch, es más lamentable.
“Con un pasaje fui a Chaparra que está a 50 kilómetros. Por el viaje cobré 2000 pesos. Es un precio módico para conservar al cliente. Al regreso se rompió el disco y el plato del cloche. El primero me costó 10 000 pesos y el segundo 20 000. Arreglé el carro, pero me quedé sin fondo para las roturas. Tengo que ir pensando en otro negocio porque este da pérdidas”, confiesa.
Hay autos con carrocerías antiguas que circulan con motores de vehículos fabricados en Rusia. Rafael, otro taxista privado, maneja un Chevrolet fabricado en 1958 del que solo conserva la carrocería. La caja de velocidad es de un Volga, una marca de auto fabricada en Rusia.
“Estuve varios días sin trabajar por la rotura de un cojinete de la caja de velocidad. No aparecía por ningún lado. Lo encontré a 2 000 pesos, demasiado caro, pero no me quedó otra alternativa”, dice Rafael que también ha apelado a los inventos para solucionar las roturas. “Cuando armé la caja descubrí que estaba botando aceite. Enseguida salí a buscar el sellito de fábrica, pero no lo encontré. Y como no podía seguir sin trabajar, entonces le puse silicona”.
En las tiendas estatales no hay una oferta variada y estable. “Este es un gran negocio que el Gobierno no ha sabido aprovechar. Ellos son los únicos que tienen todos los recursos legales y materiales para realizar importaciones. Si las piezas se venden en las tiendas MLC, nosotros las compraríamos. Pero es que en esas tiendas tampoco hay”, dice Armando, otro taxista privado.
Expertos estiman que en Cuba transitan unos 20 000 automóviles clásicos estadounidenses y entre 80 000 y 100 000 Ladas. La mayoría entraron al país en la década de los 80 y de los 90 del pasado siglo. En menor cuantía fueron importados en los primeros años del 2000.
En enero de 2018, el Gobierno importó 344 autos modelos Vesta y Largus Cross, tras 12 años sin entrar vehículos marca Lada al país.
Los nuevos autos se asignaron a la Empresa Taxis Cuba. Y con la adquisición se renovó el parque de tres agencias de taxis en la capital.
La nota en el periódico oficialista Granma generó disímiles opiniones. “Ojalá traigan más y se vendan a los cubanos en 10 000 ó 12 000 dólares. Un precio que es normal en cualquier país del mundo. El que pueda comprar que lo compre para así sustituir un poco los carros que circulan hace más de 60 años”, comentó un forista identificado como Rubén.
Vías en mal estado
Las frecuentes roturas de los vehículos son causadas por el pésimo estado de las carreteras.
Según cifras oficiales, el 37 % de las vías en Cuba se encuentra en condiciones regulares y el 39 % en mal estado. Una estadística gubernamental publicada en 2019 que tres años después no ha mejorado.
Holguín, la tercera provincia en importancia del país y con más de un millón de habitantes, posee una extensa red de carreteras, muchas de ellas de interés nacional. Aunque no se han publicado estadísticas oficiales, se percibe un alto deterioro de las mismas.
“Hay muchos baches en las calles y en las carreteras que afectan la mecánica de los carros. Nuestro oficio es estar en la vía y somos los más afectados. Pagamos impuesto por la circulación, pero evidentemente ese dinero no se utiliza para mejorar el estado de la vía. Realmente no sabemos qué destino tiene ese dinero”, dice Esteban, un taxista que trabaja en la piquera de la terminal intermunicipal Dagoberto Sanfield.
Accidentes por desperfectos técnicos
Los desperfectos técnicos de los vehículos están entre las principales causas de accidentes en el territorio, asegura Manuel Leyva González, secretario de la Comisión Provincial de Seguridad Vial en Holguín.
En los tres primeros meses de este año se incrementaron los accidentes de tránsito, con respecto a igual etapa de 2021.
Sin embargo, varios taxistas asumen el peligro. “En lo que queda del 2022 aumentarán aún más los accidentes de tránsito. En las tiendas no hay piezas de repuesto y en el mercado negro hay muy pocas y caras. Sabemos que frente al timón nos jugamos la vida, pero tenemos que seguir trabajando para mantener a nuestra familia. Todo está muy caro y son muy pocas las opciones para hacer negocios”, dice Leonides, chofer de un Moskvitch.
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