LA HABANA, Cuba.- Tengo en mis manos, después de medio siglo, los artículos del joven abogado Fidel Castro publicados en la prensa de los años cincuenta, agrupados en el libro Fidel Periodista y compilado por la vieja colega Ana Núñez Machín. Su primera edición se hizo en 2008, pero como muchos de los caprichos que ocurren bajo nuestro sol tropical, luego de anunciarse en los medios masivos de comunicación, desapareció.
Son los mismos artículos que guardábamos mi padre y yo y que no hace mucho me vi forzada a echar a la basura, porque de tan podridos que estaban, apenas se podían leer.
Ahora podemos disponer de ellos en buen papel y al precio de 15 pesos cubanos. Un libro que será de gran interés para la prensa independiente que, desde su surgimiento en 1994, jamás ha podido tener acceso a la Biblioteca Nacional, donde todos los periódicos, restaurados, sólo están a disposición de quienes presentan una carta de solicitud de algún importante organismo estatal.
Lo primero que leí fueron las denuncias enviadas por Fidel al Tribunal de Cuentas y al periódico Alerta, de gran circulación en el país, gravísimas denuncias que jamás se pudieron probar: Construcción de apartamentos en Nueva York, fomento de repartos residenciales en Guatemala, 34 fincas en una misma provincia, 15 de ellas en el breve término de un año, etcétera. Acusó a Carlos Prío de “comandar la peor tribu de geófagos malversadores para practicar en gran escala el robo y el pillaje, el negocio turbio y el saqueo y de llevar al país a la ruina…”
Fue, según él, para quien se iniciaba en la política, el peor gobierno de la República, porque “las pistolas con que se mata, las paga Prío. Las máquinas en que se mata, la paga Prío. Los hombres que matan, los sostiene Prío. Yo lo acuso ante ese tribunal y lo hago responsable de nuestra tragedia ante la historia de Cuba”.
Todas estas denuncias fueron publicadas entre el 1ro de enero de 1952 y el 4 de marzo del mismo año, unos días antes del golpe de estado de Batista, ocurrido el 10 de marzo.
¿Sirvieron acaso estas denuncias fulminantes y aplastantes contra Prío, para que Batista se decidiera a dar el golpe?
¿Tuvo alguna responsabilidad el abogado de Birán con sus denuncias, hechas precisamente mientras Batista pensaba en sus planes, sabido por muchos en aquellos momentos, sobre todo por la familia Díaz-Balart?
Pero si el intrépido abogado periodista creyó realmente en lo que exponía en sus denuncias públicas, ¿por qué poco tiempo después atravesó a nado el río Bravo, en la frontera de México con Estados Unidos, para reunirse con el presidente malhechor y pedirle dinero para su labor política?
Tanto que ha hablado y escrito y Fidel Castro nunca ha dicho por lo claro cuánto dinero le entregó Prío en aquella histórica oportunidad, si fueron 50 mil dólares o cien mil para la compra del yate Granma y las armas de la invasión por Oriente.
El periodista Ciro Bianchi Ross, oficialista y asiduo de las páginas castristas del periódico Juventud Rebelde, nos aclara todo, con un artículo titulado “Cómo murió Carlos Prío Socarras”, publicado el 22 de abril de 2012.
Dice Bianchi que cuando Prío murió, el 5 de abril de 1977, en el exilio de Miami, no tenía un centavo: “Necesitaba para gastos personales y compromisos unos diez mil dólares mensuales y no tenía esos ingresos. Ni siquiera podía abonar el pago al seguro de vida que había hecho a favor de dos hijos que tuvo fuera del matrimonio con Mary Tarrero, reconocidos por él legalmente”.
Conclusión, el gran enriquecimiento ilícito de Prío, según Fidel, hoy carece de credibilidad.
Aún así: por respeto a la historia, habrá que incinerar al yate Granma, encerrado durante más de medio siglo en una inmensa urna de cristal, como algo muy sagrado, pero comprado con dinero mal habido, como consta en el libro que acaba de distribuirse en las librerías de la isla.