LA HABANA, Cuba.- Dos grandes fábricas cubanas, La Estrella y El Miño, ya no elaboran los productos que las hicieron famosas por su calidad: confituras la primera y embutidos la segunda.
Recuerdo los sabrosos bombones que fabricaban en La Estrella, envueltos en papel de aluminio, que valían 1 centavo. También las galleticas dulces, que podían ser de chocolate o vainilla, los caramelos de variados sabores y las barras de chocolate.
Yo prefería las “Miniaturas de Chocolate”, pequeñísimos bomboncitos que venían en un paquete de celofán y costaban 10 centavos. También me gustaban mucho las “Goticas de Chocolate”, diminutas galleticas dulces que se vendían tanto al menudeo como en envases.
Cuando niño, mi escuela me llevó a visitar La Estrella. Allí nos explicaron cómo hacían sus producciones y, antes de irnos, nos obsequiaron golosinas, como parte de su campaña publicitaria.
La Estrella, fundada en la segunda mitad del siglo XIX, primero estuvo en un pequeño local en San Miguel 117 y confeccionaba panes y galletas. Su dueño, el español Guerrero, unió su capital a otros inversionistas, y amplió su negocio al establecerse en Infanta entre Sitios y Peñalver, con nuevas producciones, como dulces en conserva y barras de guayaba.
Una segunda incorporación de capital con empresas afines, dio como resultado el aumento y variedad de sus productos, que gozaron de gran aceptación y se hicieron famosos.
En la década de 1930, cuando vendieron el negocio a Cuba Biscuit y La Ambrosía, pasaron a las instalaciones que aún existen en Buenos Aires y Vía Blanca en El Cerro, que ocupan más de dos manzanas de superficie.
Actualmente La Estrella se llama Gerardo Abreu Fontán, que es el nombre de un miembro del Movimiento 26 de Julio, muerto durante la lucha contra el régimen de Batista.
En la fábrica, que está fuertemente custodiada, nadie precisa qué se produce.
Hoy, en Cuba, las confituras como las que hacían en La Estrella, son de importación y solo se pueden comprar, cuando las hay, en las tiendas en MLC.
Hace unos días encontré en una cafetería “Africanas”, pequeños bizcochos cubiertos con chocolate, a 20 pesos cada una. La envoltura decía La Estrella, pero en una esquina se leía “Fábrica Guamá, Rodríguez 44 entre Rabí y Diez de Octubre”.
Entonces, ¿la gigantesca fábrica del Cerro para qué sirve?
La fábrica de embutidos El Miño está ubicada en Ayestarán esquina a General Aguirre en El Cerro. El moderno establecimiento mantiene su fachada en mármol negro, y una extensión de 100 metros de largo. Las vidrieras, iluminadas por las noches con una gran estrella giratoria, donde en cada punta había una lata que anunciaban sus mercancías, desaparecieron. Ahora hay carteles con la promoción de Tauro, una empresa mixta que comercializa productos cárnicos.
Las producciones de esta industria, fundada en 1925 por el español Severino Abuín, eran las de mayor consumo nacional por su prestigio y calidad.
Los chorizos y las morcillas de El Miño, que eran indispensables para la elaboración de potajes y otros platos, venían envasados en latas de aluminio, con manteca para su preservación. Pero también los vendían al por menor en las bodegas.
Mi madre, en cada factura mensual de víveres, añadía siempre el chorizo El Miño, pues según su opinión y la de la mayoría de las personas, eran los mejores.
Una marca promocionada por el famoso presentador del canal 2 de la TV Gaspar Pumarejo, fue el Choripan, que él comía con gusto frente a las cámaras. Pero cuentan que era malísimo.
Pregunté a uno de los custodios de la fábrica El Miño si aún elaboraban allí embutidos, y me respondió que “sí, para venderlos en divisa y en moneda nacional”. Pero no se ven en ningún lado, en ninguna de las dos monedas.
El custodio me dijo que también la fábrica asume la producción de Cuba Catering, empresa que surte los alimentos ligeros para viajeros en vuelos internacionales.
En la actualidad, El Miño, con otro nombre, se encuentra en New Jersey Estados Unidos, y mantiene la excelencia en sus productos.
Como las confituras de La Estrella y los chorizos de El Miño, han desaparecido otros cientos de productos que se hacían en Cuba. Todo gracias al socialismo.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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