LA HABANA, Cuba -Analizando comprarme un par de zapatos, con zapateros particulares y en peleterías privadas, constate las pocas opciones para adquirir calzado de calidad y a precios asequibles, en las tiendas oficiales. Es evidente que es preferible remendar los zapatos, o comprarlos en peleterías particulares.
En los municipios de la capital existían dependencias administradas por el gobierno, donde se ofertaba el servicio de pegado, cosido y reconstrucción del calzado.
Estos establecimientos luego de una relativa mejora en la primera década del los 2000s, han sufrido cambios. Los talleres estatales para arreglos de calzado, se han quedado casi sin operarios y los que quedan laborando, nunca tienen materiales con qué trabajar. La población con menos poder adquisitivo, ha perdido lugares donde, a un módico precio y sin chapucerías, lograba resolver este problema.
Arreglar los zapatos con un cuentapropista cuesta entre 25 a 50 pesos MN, por cada par. Los remiendos quedan bien, por eso a estos remendones les denominan “salvadores de pies”.
Yosvany Alfonzo, zapatero de la avenida 19 en el municipio habanero de Playa comento:- La reparación de calzado es un servicio muy apreciado por gran parte de las personas que conozco-y añade- en las TRD las ofertas son caras y sin calidad. Los zapatos casi siempre están podridos
Por su parte, Ernesto Arguelles, zapatero de Buena Vista dijo:- aquí vienen todo tipo de clientes a remendar zapatos deportivos o botas. Dicen que se ven obligados a zurcirlos pues no alcanza el dinero para comprarlos nuevos- añadió- perofíjate en los precios y la calidad que brindan los artesanos que hacen calzado, son mejores que las ofertas de las tiendas en divisas del gobierno.
Los precios de los artesanos oscilan entre los 20 y los 40 CUC. Como mínimo 500 en MN, casi el doble del salario promedio actual en la isla.
Julio La O es dependiente de una Peletería privada en Centro Habana y explicó:- este es el mejor negocio que he atendido. Los zapatos llegan según pedidos específicos de los clientes, aquí las ventas son elevadas. Ofertamos buena calidad y garantía en el producto, por eso tenemos una enorme y variada clientela.
Por su parte, Jacinto, trabajador del INASS de Playa, dijo:- ¿zapatos nuevos?, en qué país tu vives niña. Tengo un mísero salario de 350 MN y apenas da para comer, imagínate tu comprarme zapatos, eso es toda una utopía.
En tanto Eloísa Pérez y Regla Muñoz ambas cuentapropistas expresaron:- Gracias a los zapateros particulares resistimos, queda poco para que andemos descalzas. ¿Tú crees que revendiendo baratijas se pueden comprar otros nuevos?
Sol Alejandra, una poeta colombiana opino al respecto:- tuve que traerle a mi amiga cubana, zapatos blancos para su boda. No se pueden comparar los precios de los zapatos entre Colombia y Cuba. Es muy triste que muchas chicas cubanas no tengan algo decente y elegante que calzar.
En ciertos ambientes sociales, la calidad y la marca de los zapatos son un símbolo de estatus que define la escala social y el poder adquisitivo. Y hay quienes hacen lo que sea necesario para calzarse o vestirse a la moda.
Dos chicas, que no se identificaron, en una fiesta de música electrónica en la Tropical, argumentaron: –Para calzarnos hacemos sexo y lo que sea, nos vendemos en dúo, hacemos tríos, lo que los extranjeros dispongan. Nosotras elegimos vivir esta vida, y para eso disponemos de nuestros cuerpos, que nos facilitan la entrada de dinero para ropa, calzado y comida.
En una calle cualquiera de la capital, un anciano que consagro su vida a la “utopía revolucionaria”, camina con sus zapatos rotos o remendados. Las nuevas generaciones, no quieren ese futuro.