LAS TUNAS, Cuba. — Triunfalista y halagüeño, el pasado 17 de diciembre, en la Asamblea Nacional, Miguel Díaz-Canel situó a Cuba entre los países que “han logrado controlar la pandemia”, afirmando categórico: “Eso sólo se explica porque hemos tenido más voluntad política, más solidaridad, y más justicia social. Más socialismo”. Aquel Día de San Lázaro también Díaz-Canel dijo: “para ilustrarlo con la rotundidad de las cifras el país acumula 1 294 052 muestras realizadas con 9 771 casos positivos de los cuales lamentablemente han fallecido 137 personas”.
Ahora es útil preguntar: ¿Hoy qué dice Díaz-Canel? Acaso dirá que sus ministros, generales y comisarios del Partido Comunista de Cuba (PCC) han prodigado “voluntad política”, “solidaridad”, “justicia social” y “más socialismo” pero, negligentes y mal agradecidos, los cubanos son culpables de la grave crisis sanitaria que viven hoy por indisciplinados y faltos de “percepción de riesgo”. Soberbios como siempre, Díaz-Canel y su cohorte no hablaran de crisis sanitaria por aquello de que los humanos son falibles, pero “el partido (PCC) es inmortal”, y de regaños de cuartel, ya los sargentos, algunos vestidos de doctores, olvidados que Cuba es un pueblo hacinado, desabastecido y vasallo de monopolios políticos, con su monserga ya tienen a los cubanos ahítos.
Pero el discurso político es uno y la realidad sanitaria es otra. Si en 281 días, desde que en suelo cubano inició la pandemia el 11 de marzo y hasta el 17 de diciembre de 2020, en Cuba se diagnosticaron 9 771 personas con SARS-CoV-2, de las cuales fallecieron 137, según palabras de Díaz Canel, “la rotundidad de las cifras” son las que ahora desmienten que Cuba esté entre los países que “han logrado controlar la pandemia”, pues, en 203 días, desde el 18 de diciembre de 2020 y hasta este 8 de julio, por COVID-19 se han contagiado 208 605 personas, para un promedio de 1 027 contagiados diariamente, de los que han muerto 1 294, esto es, seis fallecidos por día.
Para que se comprenda la magnitud de la crisis sanitaria que hoy vive Cuba obsérvese este ejemplo: En Estados Unidos, con 330 millones de habitantes y vacunas para COVID-19 a disposición de la población, de 12 600 casos positivos, en los últimos siete días el promedio diario de contagiados con SARS-CoV-2 aumentó a 14 875 según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), mientras que en Cuba, con 11 333 483 habitantes, en los primeros siete días de julio se produjeron 24 451 casos de COVID-19, algo así como los contagios de dos días en una población de 330 millones de habitantes, a la que no han negado derechos fundamentales como sí han prohibido a los cubanos.
El 23 de marzo de 2020 publicamos en este sitio Cuba, un país envejecido expuesto al coronavirus, donde alertamos: “Según especialistas, las personas mayores de 60 años, sobre todo si presentan patologías crónicas de tipo cardiovascular u otros factores de riesgo como hipertensión, diabetes, tabaquismo, enfermedades respiratorias, cáncer o están inmunodeprimidos, tienen un mayor riesgo ante el coronavirus…. ¿Qué sucederá entonces con la envejecida población cubana, potencialmente en riesgo, si el coronavirus se propaga en ella?”
Las cifras diarias de contagiados y de personas fallecidas responden esa pregunta; el miércoles de esta semana fueron 649 los enfermos en este grupo, incrementándose a 673 el jueves, sumando en sólo dos días 1 322 adultos de más de 60 años contagiados. Pero las personas jóvenes no son menos propensas a las mutaciones del SARS-CoV-2, también este jueves resultaron positivos 794 menores de 20 años y 721 en edades pediátricas, comprendida hasta 18 años; y de los 26 fallecidos en 24 horas, uno es un bebé de sólo dos meses de nacido.
El pasado 3 de febrero publicamos en este sitio COVID-19 y la industria del socialismo en Cuba, donde expresamos: “Si antes y en días posteriores al 3/11 (2020) el cierre de las fronteras y con ella el arribo de fuentes de contagio fue supeditado a la adquisición de divisas por concepto de turismo, al reabrir el país el pasado diciembre, quienes dicen `sabemos hacer las cosas´ fueron laxos. Mientras el mundo civilizado es riguroso en sus fronteras, en Cuba, donde la represión a opositores políticos, comerciantes privados, a ladrones y a ciudadanos honestos es enmascarada con el `delito de propagación de epidemia´, multas y cárcel, paradójicamente, el gobierno cubano permitió el arribo de miles de viajeros, sin molestarse en exigirles una autenticación de sanidad fiable”.
Pero esas negligencias cometidas en diciembre del año pasado las vemos reiteradas hoy. Con una gran dispersión por todo el territorio nacional, el centro de la crisis sanitaria que ahora vive Cuba está en la provincia de Matanzas, este jueves con 6 fallecidos y 1 327 positivos a COVID-19 en sólo 24 horas. ¿Por qué? ¿Qué sucede en Matanzas como para propiciar esa situación de crisis sanitaria?
La OMS conceptúa como crisis sanitaria o de salud a la situación de alarma o de complicación del sistema sanitario que abarca una o varias zonas geográficas, sean de un país o del mundo, donde ocurren pérdidas de vidas humanas, se deterioran drásticamente la salud de la población y sus sistemas de salubridad y como consecuencia se producen daños socioeconómicos.
¿Y acaso no es una crisis sanitaria lo que ocurre ahora en Cuba? Ciertamente lo es. Y viene pronosticándose desde hace mucho tiempo la pérdida de vidas humanas, el deterioro de los sistemas de sanidad, la mala salud que ahora ocurre a la población cubana, pero no, a la clase dirigente del PCC. Y no me refiero a sus privilegios, que los tienen, y basta observar su anatomía de clase social distinta.
La crisis sanitaria en Cuba tiene raíz política, y no es nuevo: las crisis de salud producen beneficios económicos y políticos cuando no se manejan con buena fe, y, a costa de la pandemia en Cuba, la clase dirigente del PCC espera un beneficio utilitario: mostrar a los cubanos que ellos son sus salvadores. Recuérdese que la idea de producir vacunas para COVID-19 en Cuba no partió de un científico, sino de Díaz-Canel, quien, actuando como un tacaño propietario rural, en lugar de pedir bueyes prestados al vecino para labrar su terreno, sin importar que se pierda la cosecha espera que crezcan terneros propios aptos para el yugo. Pero mientras esperan por las vacunas, muchos de esos recentales están enfermando y algunos muriendo antes de llegar al yugo del PCC, discúlpenme, quise decir al regimiento de lo que llaman patria.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.