LA HABANA, Cuba.- Este lunes, el noticiero de la Televisión Cubana, en su horario estelar de las ocho de la noche, volvió a referirse a los últimos acontecimientos políticos en Bolivia. El tema central eran las más recientes incidencias del affaire creado alrededor de la Embajada Mexicana en La Paz.
Como se sabe, un grupo de personeros del régimen que encabezaba Evo Morales, al producirse la fuga de este último, optó por pedir asilo en la sede diplomática del país azteca. El refugio fue concedido con rapidez por el gobierno amigo de ellos que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Hasta ahí, todo marchaba dentro de una relativa normalidad.
Pero he aquí que las nuevas autoridades de Bolivia detectaron planes de fuga de los asilados, sobre varios de los cuales pesan serias acusaciones por terrorismo. En vista de ello, decidieron rodear el edificio de la Embajada con efectivos policiales.
En momento alguno se produjo algún intento por violar la inmunidad diplomática del recinto. Tampoco hubo amenazas de hacerlo. Pero esto no fue obstáculo para que los dirigentes mexicanos montaran un gran show, cuyo plato fuerte era el supuesto irrespeto del gobierno que encabeza Jeanine Áñez por la Convención de Viena y los tratados entre estados latinoamericanos que regulan el asilo diplomático.
El espectáculo incluyó una denuncia ante la Corte Penal Internacional y una conferencia de prensa en la que AMLO aparecía escoltando a su canciller Ebrard mientras éste usaba de la palabra. Al coro se unieron de inmediato los noticieros castristas, así como el canal chavista TeleSur. En resumen, un gran montaje propagandístico del socialismo latinoamericano “del siglo XXI”.
Elemento fundamental en el razonamiento de los mexicanos era que, pese a haber decursado varias semanas, no se habían expedido los salvoconductos a favor de los asilados en Bolivia. Parece un argumento bastante endeble si tenemos en cuenta que, por ejemplo, Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del APRA peruano, estuvo en idéntica situación en la Embajada Colombiana en Lima durante todo un lustro.
Como el sainete montado por López Obrador y sus acólitos no daba para más, se incorporaron a la farsa varios diplomáticos españoles. Un grupo de ellos (que incluía enmascarados presuntamente armados, especie de émulos de Rambo) ingresaron a la Embajada Mexicana y se sumaron al elenco de la mojiganga.
Lo más probable, con mucho, es que no actuaran por iniciativa local. Todo indica es que lo hicieron por instrucciones recibidas desde Madrid. Por estos días, la capital hispana es escenario de las gestiones del señor Pedro Sánchez para lograr recibir su investidura como Presidente del Gobierno en el nuevo Congreso de los Diputados.
Como su partido —el socialista PSOE— no cuenta por sí solo con los sufragios necesarios, está removiendo cielo y tierra para obtener apoyos adicionales (o al menos, abstenciones amistosas) que le permitan recibir el codiciado mandato en la nueva legislatura.
Esto, según la prensa española, incluye despojar a la Guardia Civil de facultades que ejerce en la provincia de Navarra y otras muecas dirigidas a congraciarse con los nacionalistas vascos y obtener su voto favorable. También una maniobra que permitiría al líder del partido catalán ERC, Oriol Junqueras, salir de prisión y tomar posesión de su cargo de eurodiputado, con lo cual seguiría gozando de libertad a menos que las autoridades europeas lo despojen de su inmunidad parlamentaria. Esto, a su vez, permitiría que los congresistas del ERC se abstuviesen en la votación de investidura.
A estos “enjuagues” se suma la alianza entre el PSOE y “Unidas Podemos”, la fuerza política encabezada por Pablo Iglesias. Pese al descalabro sufrido por estos últimos en las más recientes elecciones (o quizás a causa de ello), estos socialistas carnívoros hispanos se muestran ahora proclives a cerrar filas con sus homólogos más o menos vegetarianos del PSOE.
Al anunciar el acuerdo entre unos y otros, se ha producido un intercambio de piropos entre ambos líderes. Pedro Sánchez expresó: “Quiero dar las gracias a Unidas Podemos por su generosidad y responsabilidad”. Por su parte, Pablo Iglesias respondió: “Estamos deseando ponernos a trabajar. Es un honor formar parte de este Gobierno con Pedro Sánchez y todos los hombres y mujeres del partido”.
En el contexto de estas sórdidas componendas politiqueras, no resulta raro que los socialistas carnívoros, admiradores a ultranza de los Castro y de Maduro, hayan condicionado el otorgamiento de sus codiciados votos y su participación en el nuevo gobierno a la intervención española en la bufonada de la Embajada Mexicana en La Paz.
Pero la grotesca ocurrencia ha recibido una respuesta dignísima. La nueva presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, ha anunciado la declaración de la Embajadora del país azteca y de varios diplomáticos hispanos como personas no gratas. “Este grupo de representantes de los Gobiernos de México y España ha lesionado gravemente la soberanía del pueblo y del Gobierno constitucional de Bolivia”, aseguró la Jefa de Estado.
Por su parte, el ex primer mandatario Jorge “Tuto” Quiroga, quien se desempeña ahora como representante presidencial de Bolivia ante la comunidad internacional, los fustigó con mayor virulencia. Aseguró que defienden a Evo Morales por ser “parte del proyecto castrista y de los socios listos del siglo XXI, sin considerar que es el principal proveedor de la materia prima para la cocaína”.
Confiemos en que, pese a estos intentos izquierdistas por desviar el curso del nuevo gobierno de Bolivia, éste mantenga su rumbo y el país andino continúe en una situación de normalidad. Esto, a su vez, permitirá que, en algunos meses puedan realizarse unas elecciones honestas que permitan una salida democrática al actual estatus de privisionalidad.
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