LA HABANA, Cuba. – La actual edición de la Feria del Libro de La Habana comenzó con un sesgo que va a caracterizar buena parte de su desarrollo: una marcada politización. Una tendencia que se observó desde la jornada de apertura de la Feria, con las palabras pronunciadas por Francia Márquez, vicepresidenta de la República de Colombia, país invitado a esta cita de los libros.
La señora Márquez habló poco de literatura y mucho de política, en especial sobre los acuerdos de paz en su país. Aprovechó para alabar la gestión de Cuba en ese empeño, y no perdió la ocasión para reclamar la salida de la Isla de la lista de naciones que patrocinan el terrorismo. Sin embargo, la vicepresidenta se cuidó de mencionar la protección que Cuba le ha brindado a los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), autores de un acto terrorista que causó un apreciable número de muertos en Colombia. Un episodio que sí tienen en cuenta los que apoyan el mantenimiento de Cuba en esa lista.
La política también ha estado presente en el Encuentro de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos Políticos de Izquierda, organizado por los editores de la revista Cuba Socialista, órgano teórico y político del castrismo. Dicho evento estaba programado para una fecha diferente, pero se decidió que coincidiera con la Feria del Libro. En este convite Ignacio Ramonet presentó su libro La era del conspiracionismo, una denostación contra las naciones de Occidente. Al referirse a lo que denomina conspiracionismo, apunta: “Su carácter global representa una indudable amenaza para los sistemas democráticos y los saberes fundamentales de la ciencia”. Claro, este amigo del castrismo no quiere darse cuenta de que quienes verdaderamente amenazan la democracia son los políticos de izquierda, muchos de los cuales apenas llegan al gobierno ya están pensando en convocar a asambleas constituyentes para cambiar las leyes del país, y destruir las instituciones del Estado de Derecho.
Y para complacer a Bruno Rodríguez Parrilla, canciller del régimen cubano, la Feria ha inaugurado un stand dedicado al Grupo de los 77 + China, del que Cuba actúa como presidente pro tempore. Aquí hay bastante material que concuerda con ese teque que Abel Prieto y demás jerarcas culturales del castrismo denominan “colonialismo cultural”.
Por otra parte, el generalato de las Fuerzas Armadas ha ocupado desde el primer día varios stands de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, sede principal de esta Feria. Han organizado múltiples actividades, en las que generalmente movilizan a pioneros, a los que tratan de adoctrinar según los intereses de la cúpula del poder.
Su casa editorial Verde Olivo presenta en esta Feria varios títulos que aluden a la revolución fidelista. Destacan entre ellos La Revolución comienza ahora, Testimonio del chofer y escolta de Fidel, Melba, mujer de todos los tiempos, y La pasión que me llevó al Moncada.
Por lo demás, resulta inútil para cualquier lector tratar de encontrar en la Feria algún texto o editorial foránea que hayan incomodado a los gobernantes cubanos. Los especialistas del Instituto Cubano del Libro y los comisarios políticos que nunca faltan se encargan de filtrar bien lo que se exhibe en la Feria.
El castrismo, con recurrencia, esgrime aquella manida frase del máximo líder: “No le decimos al pueblo cree; le decimos lee”. Solo que, en honor a la verdad, debíamos completar la idea: “Le decimos lee, lo que a mí me conviene que el pueblo lea”.
No podemos concluir esta reseña sin mencionar una experiencia de infarto para la inmensa mayoría de las personas que acuden por estos días a la Fortaleza de la Cabaña. Modernas ediciones de títulos clásicos como La náusea, de Jean Paul Sartre, o El extranjero, de Albert Camus, entre otros, son ofertadas a la astronómica cifra de 5000 pesos. Ello cuando el salario medio en Cuba es de alrededor de 3900 pesos. Parece un pasaje sacado de la literatura surrealista.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.