LA HABANA, Cuba. – Era de esperar. La destitución es la fórmula que han usado los comunistas cubanos para simular que hacen algo. Hasta se pudiera decir que es la única, y los que sabemos que ya tardaban en hacerlo, nos preocupamos un tanto por el retardo.
La usó Fidel Castro en cientos de ocasiones y precisamente una de las más “sonadas” fue aquella de octubre de 2014 cuando, después de una racha de apagones por colapso de varias centrales termoeléctricas, eliminó como ministro de la Industria Básica a Marcos Portal, después de acusarlo de “fuertes tendencias hacia la autosuficiencia y a la subestimación de criterios”.
Días atrás, en plena transmisión en vivo por la televisión nacional, “Marquitos” se le había enfrentado al jefe de jefes cuando este pretendió cargarle públicamente todas las culpas por los apagones.
La “boconería” la pagaría caro, sin importar que fuese miembro del clan familiar. Tenía que haber aguantado los palos para que la nota oficial publicada en Granma fuese más suave pero quizás intuyendo que su cabeza iba a rodar sí o sí, se lanzó al “suicidio público” para asombro de todos.
Creo que nunca antes habíamos visto que un funcionario respondiera así de fuerte a Fidel Castro ante las cámaras. Ni siquiera en 1999 cuando Roberto Robaina fue sorpresivamente detenido y destituido la víspera de anunciar —en abierto desafío a su “Comandante en Jefe”—, una gira por varios países latinoamericanos, incluido Panamá, donde se entrevistaría con Mireya Moscoso, antes de que esta asumiera la presidencia en diciembre.
Defenestraciones hubo y las habrá porque algún culpable hay que arrojar a la jauría. Destituciones que solo buscan ponerle un nombre humano a una incapacidad que no es de nadie más que del propio sistema.
Régimen cubano destituye al ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz
Raúl Castro también usó la fórmula de las destituciones exprés aunque con otros propósitos. De hecho, comenzó su mandato sacando del camino a todo mortal que hubiera servido directamente a su hermano, excepto el actual primer ministro, Manuel Marrero, el único ministro sobreviviente de aquel linchamiento masivo de 2009 que sacó del juego al favorito Carlos Lage.
Pero esas son otras historias. Igual de tenebrosas. La del momento es que, como un déjà vu, se repite la obra de teatro de las destituciones pero con otro actor que ha optado por hacer mutis por el foro con la cabeza gacha, a pesar de saber que el asunto de los apagones no lo resolverá ningún sustituto, como tampoco cesarán los accidentes, incendios y explosiones en un país donde toda la infraestructura básica es obsoleta.
Ni siquiera le valió al ministro de Energía y Minas el chamuscarse un poquito la piel durante el incendio de la Base de Supertanqueros en Matanzas. Sus días estaban contados, quizás desde el momento en que la explosión del hotel Saratoga, a punto de la reapertura, estuvo vinculada con un camión cisterna que abastecía de gas las cocinas del edificio. Un “accidente” que por la demora en la publicación del peritaje oficial, comienza a oler a algo mucho más apestoso que a gas licuado.
Me imagino que los últimos días en el cargo habrán sido los peores en la vida de Liván Arronte, con tan extenso récord de fatalidades, misterios sin resolver y “desincronizaciones” del sistema eléctrico nacional, pero también creo que no hay sorpresa alguna en lo que acaba de ocurrir, que lo esperaba, porque sabía de este desenlace desde el primer día en que asumió esa “papa caliente” que es su ministerio —como cualquier otro en esta Isla—, así como cada “defenestrado” en Cuba sabe que su papel no fue “dirigir” sino prestar su cabeza hasta el momento en que haga falta que ruede en la guillotina.
Aquí en esta obra mal escrita llamada “socialismo a la cubana” nadie es inocente.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +525545038831, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.