SANTIAGO DE CUBA, Cuba. – El poblado de Santiago de Cuba, San Benito del Crucero, se estremeció con la muerte de Rosmerys Serrano Milanés, una joven de 17 años, por una presunta negligencia médica.
El trágico suceso tuvo lugar el pasado 11 de octubre, en el Hospital Clínico Quirúrgico Juan Bruno Sayas, de la urbe santiaguera. Estuvo durante nueve días en coma, justo después de dar a luz a su segunda hija.
El parto se llevó a cabo mediante cesárea y para realizar la intervención se le aplicó la anestesia general. Todo parece indicar que este medicamento le habría provocado una reacción adversa que a su vez, le ocasionó dos paros cardíacos de 10 y 15 minutos respectivamente. Luego de ahí, comenzó el estado de inconsciencia prolongado que terminó con su muerte.
La noticia del fallecimiento de la muchacha se conoció en gran parte de la provincia y enseguida se difundieron algunos comentarios acerca de las causas que la provocaron. La mayoría de las personas coincidía con que la menor había sufrido de negligencia por parte de los médicos que la atendieron. CubaNet contactó con sus familiares para conocer la historia.
Hasta hoy, el diagnóstico que dan los médicos es Encefalopatía Hipóxica Cerebral. Sin embargo, la familia asegura que la mataron, puesto de que le aplicaron una sobredosificación de anestesia.
Según el doctor Roberto Serrano Delis, “la Hipoxia Cerebral se presenta cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro y los paros cardíacos son de las causas más comunes que la ocasionan, tal y como sucedió en este caso. Algunas de las células cerebrales comienzan a morir en menos de cinco minutos luego de haber iniciado el paro. Estos cuadros, pudieron ser provocados por complicaciones de la anestesia general, por ejemplo, una reacción adversa a la misma”.
La madre, Yugdeilys Milanés García, cuenta que su hija era una joven muy saludable. Tuvo su primera hija con 15 años y desarrolló un embarazo normal. Le practicaron una cesárea y parió sin mayores complicaciones. Lo difícil comenzó luego de que se le infectara la herida. “Yo siempre estuve con ella. Le comenzaron a dar fiebres y tenía la parte de la herida enrojecida. En aquel momento, la atención médica fue bastante pobre pues no prestaron atención cuando la solicité. Como resultado Rosmerys estuvo internada, separada de su bebé, por 13 días”.
En esa ocasión, le hicieron el procedimiento con raquídea, que es una anestesia regional, y le salió una especie de erupción cutánea. Este cuadro también se repitió en el segundo embarazo, al mismo tiempo. Es muy probable que dicha repetición esté ligada a un proceso alérgico que hacía a los anestésicos.
En este último embarazo, Rosmerys se quedó bajo el cuidado de su abuela, mientras la madre estaba cuidando al menor de sus hijos en La Habana. En cuanto se enteró de lo que ocurría con ella, viajó de inmediato a Santiago de Cuba. Su dolor es mayor porque no pudo estar junto a su hija en sus últimos meses.
“No hay palabras que expliquen lo que estoy sintiendo, es un dolor que no se compara con nada. Yo tengo dos hijos varones pero nada remplaza el vacío que tengo. La pérdida de un hijo es lo más grande que le puede suceder a una mujer y más de la forma en que yo la perdí, me la mataron, de eso no tengo dudas”, afirmó.
Sin embargo, su dolor fue más allá, pues los médicos implicados en el caso se negaban a entregar el cuerpo a los familiares, sin que antes Yugdeilys aceptara donar los órganos de la joven. Desde el principio ella se negó porque considera que la muerte de su hija pudo haberse evitado.
Ante su negación, los interesados comenzaron a ejercer una fuerte presión para que cediera o, de lo contrario, para que les permitieran hacerle una necropsia, que perseguía el mismo objetivo. Todos los familiares fueron a quejarse, a gritos, a la dirección del Hospital y a las 12 AM fue que aceptaron entregar el cuerpo, casi 24 hora después. El atropello fue tal que en unos papeles aparece como la hora de muerte la 11:03 AM y en otros la 4:00 PM.
Por otra parte, no es la única vez que esta familia sufre por causa de la negligencia y mala praxis del personal médico del Clínico Quirúrgico. Hace 11 años, la tía materna de la víctima, Yoenia García, quedó ciega luego del parto. Padece de glaucoma desde pequeña y así constaba en su historia clínica, solo que esta se perdió dentro del hospital. Resultado, fue obligada a dar a luz por vía normal y ese esfuerzo le costó su visión. Actualmente tiene 37 años de edad y no tiene posibilidades de volver a recuperar la vista.
Hasta el momento, la familia de la joven no ha tenido respuesta. El próximo paso que darán será pedir explicaciones al director del hospital pues los presuntos responsables no han aparecido, ni siquiera, para brindar sus condolencias. Como en otros casos parecidos, un total secretismo invade el suceso por parte del Ministerio de Salud Pública y el Gobierno.
Pero lo realmente lamentable es que la vida de Rosmerys Serrano Milanés se acabó cuando recién comenzaba. Sus dos niñas quedaron huérfanas y la bebé Melet, como ella quería que le llamaran, no conocerá a su madre. Mientras tanto los seres queridos desean que se haga justicia y “esperan por la ayuda de su Revolución”.
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