LA HABANA, Cuba (Cuba Sindical) -Recurrir a la ayuda de los familiares o amigos en el extranjero, fundamentalmente en los Estados Unidos y España, para la obtención del capital inicial y los insumos para emprender pequeños negocios, figura entre las principales opciones de los trabajadores independientes que buscan evitar comprometerse con el Banco Nacional de Cuba, a pesar de las anunciadas facilidades de créditos.
Evitar el engorroso y obligado papeleo, además de ahorrarse la intervención de abogados, son otras de las razones para elegir alternativas no relacionadas con la banca oficial. Es demasiado largo y enredado el camino desde el momento de presentación de la solicitud hasta la entrega o negación del crédito.
Son agotadores los pasos: llenar el modelo de solicitud, ser precisos en lo que se escribe, presentar el carnet de identidad actualizado, igual la autorización de la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT) como cuentapropista y contribuyente, el flujo de caja, un estimado por el Banco de las posibilidades de éxito del negocio y rembolsos para otorgar o desaprobar el crédito, verificaciones para comprobar cómo y en qué se emplea el préstamo, obligación de presentar un co-deudor, papel que casi nadie quiere asumir por diversos motivos. También se deberá disponer de bienes muebles o inmuebles como auto, tierras, joyas, casa, como garantía para el Banco.
En el último medio siglo, con la confiscación de la banca privada, que pasó al control estatal, desapareció la posibilidad de solicitar crédito. Cuando, hace una década, con la llamada “revolución energética”, fue rehabilitada esta opción, se impuso de manera obligatoria. Los ciudadanos de menos recursos debían pagar a plazos la entrega de menajes de cocina y refrigeradores chinos de mala calidad, sustitutos de los aparatos americanos y soviéticos, antiguos pero eficientes. Como consecuencia de esta maratón de créditos, aún continúan los descuentos de los salarios o pensiones a multitudes de morosos.
El Banco cubano justifica la falta de solicitudes alegando, entre otras cosas, el desconocimiento de la población y, en especial, de los cuentapropistas y las cooperativas cuando, en realidad, todo responde a las causas ya planteadas y a otras. Por ejemplo, aunque hubiera pocas ganancias para el cuentapropista, las deudas no son prorrogables o las tasas de intereses del Banco son demasiado altas.
Datos publicados en la prensa oficial cubana señalan que en el 2014 la banca solo concedió 583 créditos a cuentapropistas por la cantidad de 13 millones de pesos, lo que representa un ínfimo 0.1% del registro de 347 mil cuentapropistas. Sin dudas, el Banco cubano debe comenzar por “ganar crédito” para que vea crecer su posibilidad de recibir más solicitudes de créditos. Por ahora, es bueno saber que existe la opción crediticia, aunque “misteriosamente” sea poco tenida en cuenta.