LA HABANA, Cuba:- “Llevo días muy mal, yo vivo solo. Comenzaron a escasear las medicinas y me fui poniendo cada vez peor. Soy diabético, llevo un tratamiento con insulinas, y desde el pasado año comenzó la crisis de las jeringuillas, al punto que de las cinco que daban para el mes, ya no las encuentras ni en las farmacias. Yo no tengo dólares para comprarlas en el mercado negro. Las piernas se me han rajado. Aquí me picharon y mira cuanta sangre he derramado, ni me han cambiado las ropas. Esto es una asquerosidad”.
Así encontramos a Andrés Sandoval, tendido y ensangrentado sobre la cama número 6 del cubículo 1, en el Hospital General Docente Enrique Cabrera Cossío, conocido como Hospital Nacional en el reparto capitalino de Altahabana, Boyeros. Andrés estaba con sus piernas hinchadas, rajadas, sin almorzar, con una comida fría al costado de la cama, un suero casi fuera de vena, y sin bañarse, no tenía acompañante, ni asistente de enfermería que lo cuidara.
Osvaldo Hernández Pérez, de 85 años de edad, jubilado de la construcción, ingresado en la misma institución, aprovechó y se desahogó: “¿Tú ves estos pisos de granito? Mis manos trabajaron mucho en este hospital, esto se construyó antes del triunfo de la revolución, pero lo inauguró el gobierno comunista. Mira como están las cucarachas. Ingresé porque soy asmático, tengo una bronconeumonía, padezco de la presión. Soy medio diabético, tengo los pies que se me quieren reventar por la retención de líquidos, no hay furosemida. El salbutamol y la boquilla para darme el aerosol los traje de mi casa, porque aquí en el hospital solo hay un par para compartir entre todos los pacientes”.
“Pagué durante 45 años todas mis obligaciones sociales, para pasar una vejez lo mejor posible y sin embargo estoy en un infierno”, se quejó Osvaldo.
Bernardo Efraín Viera Rodríguez, campesino de 65 años, nunca imaginó que su vida peligrara tanto. Con un infarto cerebral sufrido el 1 de marzo, que se repitió al día siguiente, no pudo alcanzar una cama en la “UNIDAD DE ICTUS”, para que los neurólogos pudieran atenderlo. Estuvo en terapia intensiva, y después lo mandaron para la sala general de hombres piso 5-A, cama 2.
“Desde que está ingresado, le han faltado varias medicinas, la furosemida, también diclofenaco. Conseguimos algunas pero ya se acabaron. Las cánulas para los sueros es para caballos, le iban a desobstruir las arterias para evitar se repitieran las isquemias, pero al final le han dado el alta médica. Es como si quisieran matarlo”, nos comenta la hija de Bernardo, quién pidió no ser fotografiada y ni que fuese revelado su nombre.
A Oscar, enfermero de la sala 5, le preguntamos, ¿saben los familiares del ingresado la causa de la falta de medicamentos?
“Mira, yo cumplo con mis funciones. Está difícil la atención, realmente hay falta de medicamentos y de jeringuillas, de agujas estériles adecuadas para pinchar a los pacientes. Yo hago lo que puedo, evito violar las reglas, pero aquí casi todo está fuera de protocolo”.
Catalina, hipertensa, residente en Boyeros, que pidió le fotografiaran sus piernas inflamadas, manifestó: “Desde junio del pasado año comenzó la crisis de las medicinas. Si no fuera por mi familia en el extranjero ya estaría muerta. Aun así, no tengo furosemida, y mi esposo que es diabético, está peor. Tiene que usar ni se sabe cuántas veces la misma jeringuilla de la insulina, porque no hay en la farmacia y escasean en las tiendas de divisa. La familia se pasa el día corriendo detrás de los medicamentos, esto es insoportable”.
CubaNet tuvo la oportunidad de entrevistar bajo anonimato a un funcionario de BiofarmaCuba, grupo empresarial responsable de la producción, suministro, importación y exportación de medicamentos en Cuba. La preguntamos cuál es la causa de la escasez de medicamentos.
“Unas 13 empresas y laboratorios aquí en el país producen cerca de 500 medicamentos de los principales grupos farmacológicos, para el mercado nacional y la exportación. Tenemos problemas con los envases y con las materias primas, que llegan de forma irregular. Sabemos que la situación en los hospitales y farmacias es crítica”.
Ya no se sabe cuándo pueden estar disponibles los medicamentos para tratar a los enfermos. Tampoco las jeringuillas y accesorios. Faltan médicos, están en el extranjero en la colaboración o contratos privados. Basta adentrarse en un hospital y ver a los ingresados para conocer la realidad del sistema de salud cubano.
El gobierno lejos de enaltecer en el exterior el sistema médico de la Isla, debiera en lo interno declarar una emergencia sanitaria por la calamitosa situación que existe en la red hospitalaria cubana, por la carencia de medicamentos, donde desde la higiene de los baños, camas, aposentos para los enfermos, alimentación y servicios médicos se observa que involuciona en detrimento de la salud de los cubanos.