LA HABANA, Cuba. – Dentro del panorama actual de Cuba, convulso y catastrófico, se destacan unas declaraciones del presidente nominado por un solo compatriota y votado por 604 más. Miguel Díaz-Canel, en pose de evaluador supremo e inapelable de las conductas de otros cubanos, expresó que las protestas antigubernamentales producidas en numerosos puntos de la Isla en días recientes “carecen de legitimidad”.
Quien es, en el plano formal, el mandamás de la Cuba de hoy, se refirió con aire muy ofendido a quienes protestan, y lo hizo en términos harto peyorativos: “Hay un grupo de personas que de una manera muy vulgar, de una manera indecente, […] hacen unos reclamos desde posiciones de incomprensión total”. Y de inmediato se preguntó: “¿Cuál es la lógica de eso?”.
Aunque la pregunta haya sido retórica, creo que vale la pena contestarla. Y para hacerlo, es menester ubicarse en la situación que confrontan los ciudadanos a los que el primer secretario del único partido legal califica de “vulgares” e “indecentes”. Son personas que, a las muchas calamidades que han sufrido a lo largo de años, ahora han visto sumarse otras desgracias para ellos inexplicables.
Porque es cierto que un intenso huracán azotó de lleno la provincia de Pinar del Río. El meteoro también ocasionó algunos estragos en Artemisa, La Habana, Mayabeque e Isla de Pinos. Pero de Matanzas hacia el este solo produjo, a lo sumo, algunas lluvias. ¿Entonces a qué se debe que el país completo se haya visto sumido en un gigantesco apagón?
Los portavoces de la empresa eléctrica han ensayado ciertas “explicaciones” (algún nombre hay que darles). Como dicen los anglosajones, ellas tienen “la claridad del fango”. Aquellos barrigudos personajes y los agitadores castristas que se dicen “periodistas”, han recurrido a un blablablá ridículo, en el que invocan el “terrible huracán”, ¡pero sin aclarar por qué este tuvo consecuencias en Guantánamo u Holguín, por donde no pasó!
De todos modos, esta nueva calamidad ha tenido la virtud de provocar protestas incluso en lugares que antes se destacaban por la incondicionalidad de sus habitantes. Dos colegas de la prensa independiente —Luis Cino y Reinaldo Escobar— que residen en municipios bien apartados como Arroyo Naranjo y Plaza, hacen relatos coincidentes: “En mi barrio, otrora fidelista, también sonaron los calderos”, dice el primero. “Un barrio con probada ‘trayectoria revolucionaria’ se vuelve protestón”, expresa el segundo.
Otro colega de la prensa independiente —Emilio Morales—, en un excelente artículo publicado este lunes en Diario de Cuba, analiza de manera integral la situación actual de nuestra sufrida Patria. Ese trabajo periodístico, cuya lectura recomiendo a todos, posee un título inspirador: “Están dadas las condiciones para el quiebre del régimen en Cuba”.
El colega hace un certero recorrido por los aspectos más relevantes del desastre cubano actual. En lo interno: derrota del régimen en el reciente referendo, postración económica, inflación galopante, colapso del sistema eléctrico y de la salud pública. También la desconexión total entre el partido único y el pueblo, las luchas intestinas por el reparto de los millones de GAESA tras la muerte del general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja y la emigración masiva.
El autor analiza asimismo los factores externos: cuadro recesivo de la economía mundial, subida del precio del petróleo, estancamiento de las relaciones con Estados Unidos, impago de la deuda externa cubana (con el probable éxito de la demanda presentada contra Cuba en Londres). Asimismo, se refiera a la inexistencia de alguna potencia extranjera que pudiera ayudar masivamente al régimen castrista, y a la disposición del exilio cubano para el rescate económico del país.
Tras señalar todos esos factores de primordial importancia, don Emilio señala lo que él llama “posibles escenarios a ocurrir en los próximos días”. Aquí él menciona: un levantamiento popular; “apertura de las fronteras” por parte del régimen con la consiguiente respuesta de Estados Unidos; deposición de Díaz-Canel por Raúl Castro; conversión de las protestas pacíficas en violentas como resultado de su represión, con hipotéticos resultados diversos; establecimiento de un gobierno de militares.
Es en esa parte de los “posibles escenarios” que yo centro mi inconformidad con el escrito de Morales. Esto obedece a que él no contempla siquiera la variante que me parece más probable: que el mismo Comité Central del Partido (no Raúl Castro de manera unipersonal, ni necesariamente con el apoyo de este personaje) decida remover al actual equipo dirigente e iniciar los cambios que Cuba necesita de manera desesperada (y que ese mismo equipo, con gran empecinamiento, se niega a acometer).
Ese escenario goza de antecedentes históricos sólidos: hay una treintena de países que se han librado del flagelo del comunismo. Un aspecto esencial de su tránsito hacia la democracia (aunque en una minoría de ellos se han establecido regímenes dictatoriales o autoritarios), es justamente la participación de un sector del mismo partido único en el inicio de los cambios.
Cuba no tiene por qué ser una excepción a esa regla. Claro que la trepa al poder de un nuevo equipo dirigente, con políticas diferentes de las actuales, sería más fácil cuando Raúl Castro ya no esté. Pero ya lo dice el sabio refrán, creo que inglés: “Los hechos son una cosa muy testaruda”. Y por supuesto que la situación calamitosa de Cuba, que Morales describe de modo tan certero, exige a gritos el inicio de ese cambio.
El golpe de Estado militar parece menos probable. Es cierto que nuestro país (sobre todo en tiempos del fundador de la dinastía castrista) ha tenido rasgos de una dictadura latinoamericana tradicional. Pero también es verdad que los comunistas, al insertar al generalato dentro de los órganos dirigentes del Partido, han encontrado un medio de evitar golpes de Estado de ese estilo clásico.
Por encima de esa discrepancia con lo que plantea el compatriota Emilio Morales, ambos sí coincidimos de lleno en la imperiosa necesidad de realizar en nuestra Patria un cambio profundo. Bien lo dice el colega en el párrafo final de su artículo: “Como están las cosas en Cuba, a partir de ahora todo puede suceder”. Confiemos en que sea pronto y para bien.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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