GUANTÁNAMO, Cuba. – El pasado miércoles 21 de noviembre el periódico Granma reprodujo una entrevista con el ministro de Salud Pública de Cuba, José Ángel Portal, publicada inicialmente por el portal digital Cubadebate.
Según el ministro, serán treinta millones de brasileños los que a partir del 2019 extrañarán el acompañamiento de los médicos cubanos, quienes les aseguraban uno de los derechos humanos más valiosos: la salud pública.
“Hemos tomado una decisión dolorosa, pero necesaria, en defensa de la dignidad profesional y humana de nuestros colaboradores y de su seguridad. No se trata de que Cuba pueda tener diferencias políticas o ideológicas con un determinado gobierno”, alegó el funcionario.
Entonces, si el gobierno cubano, según Portal, realiza misiones altruistas en favor de los humildes, ¿cómo pueden pesar más las declaraciones de Bolsonaro que la atención a treinta millones de personas? ¿Por qué el gobierno cubano -que tanto defiende el diálogo y la tolerancia- no invitó antes a Bolsonaro a un encuentro para discutir su posición y tratar de subsanar las diferencias?
De paso, las palabras del ministro desconocen lo que muchos profesionales cubanos de la salud aseguran a través de las redes sociales: nadie los amenaza y no corren ningún peligro.
“En el año 2009, durante el golpe de Estado en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya, cerca de 400 médicos cubanos permanecieron en esa nación en condiciones muy difíciles, asumiendo riesgos personales y sin ningún tipo de garantía económica. Los elementos de juicio que primaron entonces fueron el impacto social que tendría su retirada para el hermano pueblo hondureño y que el gobierno golpista nunca asumió una postura agresiva ni de cuestionamientos a la colaboración cubana. Cuba no hace política con la salud de ningún pueblo”, dijo Portal en la misma entrevista.
El análisis del funcionario sobre la posición de Cuba en aquel entonces resulta contradictorio si se aplica al momento actual. En ese sentido, si sacar a los 400 galenos cubanos de Honduras habría tenido un impacto negativo a nivel social, mucho mayor será el que tendrá la retirada de los más de 8.000 que laboran en el gigante sudamericano.
Si fuera cierto que, tal y como asegura Portal, Cuba no hace política con la salud y que la presencia de los colaboradores cubanos en 64 países obedece a prácticas de altruismo y solidaridad, las autoridades cubanas no cobrarían esos servicios y asumirían también el principio cristiano de que en materia de caridad lo que hace la mano derecha no debe saberlo la izquierda (Mateo 6:3), y no pregonarían tanto esa colaboración en todas las tribunas políticas.
El ministro aseguró que “tampoco se pueden tolerar ofrecimientos malintencionados y tendenciosos que buscan que los colaboradores abandonen la misión”. Desconozco si se refirió a la exigencia de Jair Bolsonaro de que a esos colaboradores se les pague el 100 por ciento del salario y no el 25, como ocurre. Por otra parte, si el castrismo está tan seguro de la formación política y humanística de esos galenos, ¿cuál es la preocupación?
Asimismo, Portal tampoco tuvo reparos en declarar a Cubadebate su disconformidad con el desenlace electoral en el gigante suramericano.
“Ojalá no sea este un adiós definitivo. Tal vez la historia permita que la justicia social retome el poder en Brasil”, dijo. La frase, dicha por el ministro de un gobierno que cotidianamente reclama que nadie se inmiscuya en sus asuntos internos, pretende desconocer que fue el pueblo brasileño el que votó por Jair Bolsonaro y, por tanto, es una falta de respeto cuestionar ese resultado.
Al parecer, el señor Portal ignora que en Cuba son los 605 diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular -muchísimo menos del uno por ciento de los electores- los que eligen al presidente del Consejo de Estado y de Ministros y a todos los altos cargos del país. En cambio, en Brasil, fueron millones los ciudadanos que votaron por Bolsonaro en elecciones multipartidistas y democráticas.
De hecho, mucho antes de que se realizara la segunda vuelta electoral en Brasil, ya los medios oficialistas cubanos habían iniciado una campaña de desprestigio contra el entonces candidato. Al castrismo no le conviene Bolsonaro por lo que puede representar para la libertad en América Latina.
Si de defender la dignidad de los médicos cubanos se trata
Si al ministro le interesa tanto defender la dignidad de los médicos cubanos debería plantear en el Consejo de Ministros que les pagara el 50 o el 75 por ciento del salario que destina Brasil a los colaboradores, y no el 25% que actualmente reciben. Gústele o no a Portal, Bolsonaro tiene razón cuando afirma que trabajar recibiendo un cuarto de tu salario, lejos de tu país, controlado y sin que te permitan viajar con tus familiares, es hacerlo en condiciones de esclavitud.
Portal también podría disponer que a los médicos cubanos se les pague la guardia médica íntegramente y no sólo entre las 11 pm. y las 7 am, horario en el que perciben $2.00 CUP por hora, o sea, unos 16 pesos corrientes, equivalentes a 0.64 centavos en CUC por guardia. Además, si realmente esa guardia es “voluntaria”, debería exigir que no sean sancionados quienes no cumplan con ella.
El ministro podría eliminar la regulación que impone a los médicos solicitar un permiso para salir del país, dejar de utilizar la palabra “desertor” a los médicos que abandonan las misiones para radicarse en otros países y anular la inhumana medida que prohíbe a esas personas regresar a Cuba hasta pasados ocho años.
También debería lograr que los médicos cubanos que trabajan en hospitales, policlínicos y otros centros médicos del país reciban un salario equivalente a sus conocimientos y horas de trabajo y que puedan acceder a un nivel de vida acorde con su profesión. Vaya, que la agenda que tiene el señor ministro para luchar por hacer más digna la vida de los profesionales cubanos de la salud debe comenzar por casa.