HOLGUÍN, Cuba.- Los días del río Cauto, el más extenso de Cuba, parecen estar contados. La contaminación de sus aguas durante años ha deteriorado su salud.
Según algunos estudios, en la etapa de “revolución socialista” es cuando el Cauto ha sufrido, con mayor rigor, la incapacidad gubernamental para eliminar, o disminuir, los residuales líquidos y sólidos que como veneno mortal llegan a través de los afluentes que cursan por las provincias de Santiago de Cuba, Las Tunas, Granma y Holguín.
Esta última es “el mayor contaminante de la cuenca del Cauto”, un tema que “llevamos analizando durante varios años, pero sin encontrar la solución”, señaló la presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Inés María Chapman Waugh.
Se han identificado 58 focos tóxicos en la provincia holguinera que perjudican al Cauto, siendo el municipio capital el que más daño ocasiona, afirmó, en un audio al que CubaNet tuvo acceso, el doctor Julián Mojena Martínez, subdelegado de inspección estatal de Recursos Hidráulicos en el territorio.
Así mismo, “la ‘indisciplina social’ es la principal causa de la contaminación en los ríos y arroyos de la ciudad de Holguín”, especificó Mojena Martínez.
Fundada el 4 de abril de 1545 por el capitán español García Holguín, esta ciudad oriental cubana se ubica en un valle que se extiende entre el Jigüe y el Marañón, dos ríos que tributan al Cauto y antaño de gran cauce.
Desde 1959, con el crecimiento de la ciudad y la construcción de viviendas a lo largo de las márgenes del tramo del Jigüe y el Marañón, la urbe no ha estado a la par con el desarrollo de un sistema de acueducto, por lo que, desde las casas, se han instalado tuberías de desagüe, cuyas aguas putrefactas van a parar a los legendarios ríos que hoy agonizan.
“Estos moradores –comentó a CubaNet el doctor Mojena– contaminan el agua de los embalses que después es servida para la actividad productiva, agrícola o industrial, y para el uso de la población”.
Sin embargo, los vecinos afectados culpan a su vez al Gobierno por no construir una red de desagüe en la ciudad.
“Año tras año hemos solicitado en las asambleas de rendición de cuenta del delegado, y a todos los niveles gubernamentales, la necesidad de construir un alcantarillado, pero siempre nos responden que no hay recursos para emprender la obra”, contó Angélica Pérez, vecina de la calle Frexes, y con residencia muy cerca de la sede la Asamblea Provincial del Poder Popular (el Gobierno provincial).
De acuerdo a cifras oficiales, la provincia de Holguín cuenta sólo con el 27 por ciento de cobertura de alcantarillado, un número insuficiente para las necesidades de los casi 2 millones de habitantes del territorio, el tercero más poblado del país, después de Santiago de Cuba y La Habana.
Montar una red y un sistema de alcantarillado en la provincia “puede costar más de 150 millones de pesos”, detalló a CubaNet Mojena Martínez, no obstante, algunos analistas afirman que de haberse ejecutado años atrás la inversión por etapas, el costo económico, ecológico y sanitario no hubiera sido tan elevado.
“En las décadas de los años 70 y 80 había suficientes recursos para construir una red de alcantarillado que cubriera la provincia en su totalidad, pero esto no se realizó por desidia gubernamental. Con este error se han cuadruplicado los daños al ambiente, a la economía y a la salud humana, que son ya irreversibles”, afirmó, en condición de anonimato, un empleado con más de 20 años de trabajo en la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del territorio.
Holguín, una provincia con industrias, fábricas y desarrollo turístico, aporta el 25% de los ingresos del país, convirtiéndose así, según datos oficiales, en la tercera economía de la Isla, solo superada por Santiago de Cuba y La Habana.
“Pero este desarrollo no se traduce en beneficio para el pueblo. Holguín es uno de los territorios con peor distribución de la riqueza y mayor desigualdad social en Cuba”, comentó, bajo identidad reservada, un profesor de la facultad de economía de la universidad Oscar Lucero Moya.
Y, como si lo anterior fuera poco, los ríos de la ciudad se han convertido también en basureros que “acogen” todo tipo de residuales sólidos generados en las viviendas.
En la calle Aguilera, muy cerca del centro de la ciudad, un vertedero de basura desafía a un cartel que amenaza con “multa de 400 pesos por echar basuras o escombros al río o la calle”.
Nadie respeta la advertencia porque “¿dónde vamos a tirar la basura acumulada en la casa si el carro recolector de los desechos sólidos demora muchos días en pasar?”, reflexionó Mario Fuentes, un vecino del lugar.
El Gobierno volvió a hacer “gala” de su incapacidad de gestión, pues hace poco tiempo Félix Abreu, director de la Empresa de Servicios Comunales de la provincia, reconoció que la entidad “tiene que mejorar en organización para bajar los ciclos de recogida de desechos sólidos, que se extienden actualmente más de lo admisible”.
Miradero es otro río de la ciudad de Holguín que desemboca en el Cauto, y que desde hace 15 años registra un “impune ecocidio”. Una conductora rota deja caer a sus aguas los residuales de entidades estatales que envenenan su corriente.
Nairovis Zaldívar, vecino del reparto Pedro Díaz Coello en la ciudad de Holguín, relató que, personalmente, ha denunciado varias veces el problema ante el Consejo de la Administración Provincial. Después de la visita del Primer Vicepresidente de Gobierno hubo promesas de solución, “pero al final me dieron la misma respuesta de siempre: no hay recursos, quizá con el tiempo podamos hacer algo”, dijo Zaldívar, quien guarda pruebas de cada uno de sus trámites como muestra de la muerte lenta y avisada del río.
Nairovis tiene el respaldo de los especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Holguín, quienes afirman que, si el río Miradero no se salva, se corre el riesgo de contaminar la fuente de abasto de agua potable más importante de la ciudad, y se seguirían aportando toneladas de desechos a la corriente del río Cauto.
Sin embargo, las empresas estatales son las que más afectan al Cauto. En Holguín se han reconocido oficialmente 140 organismos altamente agresivos al medioambiente, entre los que sobresalen los cinco centrales azucareros, los Centros Integrales Porcinos, el Combinado Lácteo y los tres hospitales de la ciudad, que en total son los más contaminantes del área, al verter desechos químicos de gran magnitud en los ríos que desembocan en el Cauto. Pero ese será tema para otro reportaje.