LA HABANA, Cuba. – Alumnos y profesores de diferentes conservatorios de música lamentan la crisis de recursos en la enseñanza musical. Según el testimonio de los afectados, entre los que también se encuentran los padres y familiares de los estudiantes, “es muy frustrante la carencia de materiales de estudio, como los Métodos de Enseñanza Musical, Cuadernos de Papel Pautado para la escritura musical y libros dedicados al aprendizaje de instrumentos específicos”.
La madre de una alumna que estudia clarinete en el conservatorio Amadeo Roldán (antiguo Conservatorio Municipal de Música), ubicado en el municipio Centro Habana, La Habana, ofreció su testimonio, a cambio de que no se revelara su identidad.
“Todo en la vida cuesta sacrificio, pero en Cuba, cualquier sacrificio tienes que multiplicarlo por dos. Los libros para la enseñanza del instrumento que estudia mi hija los he tenido que pagar a personas que se dedican a bajarlo de internet y luego lo imprimen. Cualquier daño, por mínimo que sea, que sufra el instrumento musical, tengo que buscar un particular para que lo arregle, ¡y ya tú sabes!”
Una profesora retirada que dedicó toda su vida a la enseñanza musical y laboró durante 30 años en el Conservatorio Manuel Saumell, en el Vedado, nos confesó, visiblemente apenada: “Mira, en este país el gobierno debería derribar todos los monumentos patrióticos y levantar un gigantesco monumento al pueblo cubano. Porque a pesar de la responsabilidad que tenemos todos con este desastre –que la tenemos-, todo el patrimonio cultural, musical y artístico que hemos construido y que logramos rescatar y conservar se lo debemos al trabajo dedicado de personas que, como yo, sacrificamos lo mejor de nuestra vida útil sin recibir ninguna compensación económica que nos permitiera vivir decorosamente”.
La anciana profesora de 76 años nos explicó que aún imparte clases particulares y repasos intensivos a estudiantes de música. “Tengo que hacerlo, porque con mi pensión no me alcanza ni para pagar mis funerales”.
Otro profesor retirado, de 82 años, que impartió clases de escritura musical en varios conservatorios, y colaboró como asesor en diversas agrupaciones de concierto, considera que el origen de todos los males en el sector profesional dentro de Cuba es “el capricho persistente del gobierno en poner a dirigir a personas incapaces e indolentes, que no saben nada de la actividad que están dirigiendo”.
El anciano profesor se refirió a la desaparición del Buró de Copias de la EGREM (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales), un departamento integrado por más de 20 profesionales que se dedicaban a copiar a mano la música que luego entregaban para ser ejecutada por las diferentes orquestas.
“Y no solo eso, además, el Buró de Copias garantizaba toda la Literatura Musical Pedagógica de la que se nutrían los Conservatorios de Música. Hacían un trabajo excelente y necesario. Y toda esa maravilla laboral la destruyó la incapacidad y la indolencia malvada del hombre que dirigía ese departamento, el señor Ernesto Vila, un abogado, ¡ya usted se puede imaginar!, y como premio por su crimen de lesa cultura, ahora está dirigiendo el CENDA (Centro de Derechos de Autor)”, agregó.
Otros entrevistados, que también prefieren no revelar su identidad, por temor a represalias, recordaron el “magnífico desempeño de Luis Avelino Pereira Fernández”, recientemente fallecido, quien durante muchos años fue el productor editorial de la EGREM, y a su director Medardo Montero. “Fueron verdaderos gladiadores defensores de nuestro patrimonio musical, a quienes le debemos mucho de lo poco que nos han permitido conservar los comisarios políticos que han asesinado el arte y la cultura de este país”.
Un trabajador, que labora en el Teatro Amadeo Roldán –actualmente en reparación- reveló que “los archivos musicales de la Orquesta Sinfónica Nacional, que se encontraban guardados aquí, han sido trasladados, una parte para el Instituto de la Música y otra para el almacén del Taller Poligráfico de la EGREM, ubicado en Autopista del Mediodía y 250, municipio Playa, La Habana, porque las condiciones en que se encuentra este lugar es cada día peor”.
Colaboradores cercanos al Productor Editorial Pereira Fernández, fallecido en agosto del pasado año 2014, destacaron que “mucho de lo que se conserva de esos archivos de la sinfónica se debe al trabajo sacrificado de la musicóloga Eligia Guzmán, hija del músico Adolfo Guzmán, quien organizó y cuidó con esmero todo ese legado. La pobre, al final tuvo que abandonar el trabajo porque el salario era miserable y las condiciones laborales eran infrahumanas. Y lo más triste de todo es que los culpables nunca pagarán por todo el daño que han hecho y todavía siguen haciendo”.
Pero la vida continúa, y los jóvenes estudiantes de música siguen adelante, derribando muros y construyendo puentes, porque como dice Saray, una joven graduada del Conservatorio Amadeo Roldán, “el futuro le pertenece a los no renuncian a sus sueños”.