![Santa Clara](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2020/02/IMG_4963.jpg)
SANTA CLARA, Cuba.- Por un pasillo angosto y húmedo, Mirta nos conduce hasta su habitación en el centro de la ciudad de Santa Clara, consistente en un cuartucho de poco más de doce metros cuadrados. En una esquina hay una pequeña meseta de cemento en bruto, un baño sin lavamanos y una sala que funciona como cuarto, recibidor y comedor a la vez. Encima de nuestras cabezas se levanta una barbacoa de madera con varias tablas fragmentadas que amenazan con desplomarse sobre los visitantes. “No tengas miedo”, dice. “Si hasta ahora no se ha caído, hoy no se va a caer, aunque puede que uno de estos días pase”.
Para acceder a la casa de esta señora hay que subir varias escaleras a las que les faltan peldaños y barandas. Mirta González vive en esa cuartería desde hace muchos años y ha visto cómo se desmoronan los techos, las cornisas, cómo se agrietan las paredes. También ha conocido vecinos que han reparado sus habitaciones por dentro dejándolas como nuevas. “Pero la estructura no, la estructura está podrida y eso no se puede cambiar, lo dice planificación física”, apunta ella. “Aquí han venido arquitectos, estudiantes y extranjeros a hacerles fotos a este solar, pero nadie dice si lo van a reparar o no. Yo no sé si voy a estar viva cuando eso ocurra”.
En el mismo centro de la ciudad de Santa Clara existen aproximadamente más de siete cuarterías que fueron, en su mayoría, hoteles intervenidos en los años sesenta y convertidas en viviendas. Los antiguos hoteles Pasaje, Roosevelt, Virginia, El Ciervo de Oro y Paisaje, casi todos construidos a principios de 1900, constituyen las edificaciones más críticas arquitectónicamente y que se encuentran hoy en peligro inminente de derrumbe.
A la entrada del otrora Hotel Telégrafo y luego nombrado Roosevelt, situado en las calles Independencia y Maceo, se entretejen grandes mazos de cables que conducen directamente hacia los reducidos apartamentos. En uno de los balcones han dispuesto un cartel de cartón que dicta “Derrumbe”, colocado allí por una de las vecinas. Hace algunos meses, producto de la lluvia, se desplomaron un balcón y una de las cornisas hacia el medio de la vía. Uno de los habitantes del edificio, que vende macetas y plantas ornamentales en el primer piso, muestra el celular con la fotografía del proyecto que el gobierno pretende realizar en el inmueble. “Dicen que van a construir un hotel para el turismo, como era antes”, apunta.
Otra de las vecinas, que escucha la conversación, se queja, pero no da su nombre. “Aquí no se puede estar hablando mucho, que después no nos dan casa. Vivimos 12 familias, más o menos. Han venido gente a medir, pero nada de nada. Estarán esperando a que nos matemos”, sentencia la señora.
En una investigación de Tesis de Arlet Tejera, cuyo resumen se encuentra disponible en internet, y que aborda el diagnóstico de las cuarterías de Santa Clara, se aclara que “la política de vivienda social en Cuba durante las últimas décadas priorizó la ejecución de obras en zonas periféricas”. En el propio extracto del documento se reconoce que “con el transcurso del tiempo han perdurado problemas intrínsecos a las cuarterías”, y que se han sumado otros como resultado de “transformaciones descontroladas realizadas por la propia población en busca del mejoramiento de sus condiciones de vida”. Asimismo, la autora asume que la ciudad “posee un número elevado de cuarterías, diagnosticadas en estado crítico para el hábitat”.
Hacia el mismo centro de la acera colindante con el antiguo Hotel Paisaje se han desprendido varias tejas y pedazos de tablas. “Una vez, casi le cae una teja de esas a una mujer con una niña que pasaba por aquí”, narra Rafaela Cruz, una vecina de la zona. “Otra vez le cayó arriba a una motorina que estaba parqueada frente a la farmacia. Así mismo, le puede romper la cabeza a cualquiera. Mira a la altura que está eso”.
Este antiguo hotel, situado en la calle Luis Estévez, está actualmente habitado por 18 familias que temen por sus vidas, aunque no tengan otro remedio que permanecer allí. A simple vista pueden apreciarse numerosas vigas de madera en grave estado de deterioro, cables sueltos y pedazos de estuco a punto de desprenderse. Más allá, en el solar del otrora Hotel Pasaje, los vecinos explican que la inversión para reparar completamente sus cuartos sería millonaria y que, si les ofrecieran otra vivienda, por lejos que fuera, estarían dispuestos a abandonar el inmueble.
De hoteles a cuarterías, ¿de cuarterías a hoteles?
Varios arquitectos y especialistas que han estudiado el fondo habitacional de la ciudad de Santa Clara han advertido el peligro que supone la existencia de instalaciones con precarias condiciones constructivas. “No solo peligra el habitante del edificio, también los transeúntes”, explica Gilberto Heredia, un ingeniero civil que hace años radica en el exilio. “La propuesta de muchos arquitectos siempre ha sido eliminar estos asentamientos y reparar los edificios, pero esto significa una inversión demasiado costosa”.
En la última década se han derrumbado en Santa Clara varias edificaciones sin que se hayan reportado hasta el momento la pérdida de vidas. En el espacio que estas ocupaban han construido pequeños parques como es el caso del llamado “rincón de los Beatles”. Hace exactamente dos años, un edificio que databa del siglo XIX, situado en la calle Juan Bruno Zayas, fue víctima de un incendio poniendo en peligro a sus habitantes, y posteriormente quedó totalmente en ruinas.
Alrededor del centro urbano existen otros inmuebles apuntalados, muy pocos de ellos sitiados con vallas metálicas, en completo estado de deterioro, de los que se desconoce si serán intervenidos o reparados. El antiguo Hotel La Cubana, donde estaba ubicada otra cuartería, se encuentra actualmente deshabitado y en peligro inminente de derrumbe hacia una arteria céntrica.
En la ciudad de Santa Clara, al no existir una Oficina del Historiador o Conservador, como ocurre en la capital y otras provincias, el Centro de Patrimonio no dispone de recursos para realizar restauraciones de tanta envergadura. De ahí que, muchas instalaciones de valor patrimonial hayan sido reparadas por corporaciones como Cimex, Palmares o el Mintur, para su propia explotación.
Los vecinos del antiguo Hotel Florida, frente al parque Leoncio Vidal, un inmueble que data de 1923, fueron traslados por la alta peligrosidad que suponía esta estructura degradada. Lo mismo ocurrió con los habitantes del Hotel Central, que también forma parte del plan de desarrollo turístico en la provincia, proyecto que pretende convertir nuevamente las cuarterías en hoteles para el turismo.
En el proyecto de diploma del arquitecto Luis Miguel González Meneses, consistente en una propuesta de diseño para rehabilitar el Hotel Florida con vistas al uso turístico de la instalación, se declaró el inmueble en desuso debido a que “posee riesgo de derrumbe por su avanzado estado de deterioro estructural, lo cual hace que las autoridades restrinjan el acceso”. En la propia investigación se explica que la intervención Técnica “es un proceso complejo y costoso”, ya que la edificación “ha sido víctima del abandono y la ausencia de mantenimiento periódico, por lo cual caducó su período técnico de servicio y la infiltración de humedades ha provocado daños serios en los componentes estructurales”.
A la sazón, la mayoría de los santaclareños ponen en tela de juicio la reparación futura del edificio, que se observa a simple vista con marcados daños estructurales como para poder ser reconstruido y convertido nuevamente en hotel. Mientras, se mantiene afectado el tránsito por una de las calles más céntricas de Santa Clara. “No sé decirte si esto avanzará o no”, comentó uno de los custodios del lugar. “Yo me pongo lejos, por si acaso, porque he visto pedazos caerse de pronto y uno nunca sabe cuándo esto se venga abajo”.
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