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LA HABANA, Cuba.- Toques de puertas, aparatosos operativos policiales rodeando las viviendas, interrogatorios en centros de detención, juicios sin garantías constitucionales, aislamiento como castigo en cárceles alejadas de la residencia familiar. Así describen las víctimas de la Primavera Negra, lo que catalogan como el recuerdo más oscuro de sus vidas.
Los 75 encarcelados en la jornada represiva que comenzó el 18 de marzo del 2003, fueron disgregados por todas las cárceles de Cuba como castigo adicional para sus familias.
Jorge Olivera Castillo, sancionado a 18 años en la Primavera Negra, recuerda el momento como uno de los más difíciles de su vida.
“He tenido dos experiencias fuertes en mi vida, una fue la guerra de Angola en 1983 donde viví en condiciones extremas; la otra fue a partir de marzo del 2003, la cárcel, que me marcó para toda la vida (…) Nunca pensé que iba a ser parte de esa gran redada que hubo. Me pareció que estaba dentro de una película, no me parecía real vivir aquellas circunstancias (…) Mi familia sufrió mucho y me ha dejado secuelas físicas, pero sigo creyendo en las mismas ideas que me llevaron a la cárcel”.
Los procesos judiciales de los acusados estuvieron sustentados en testigos que declaraban leyendo informes entregados por el gobierno, o presionados por la policía política.
Martha Beatriz Roque Cabello, sancionada a 20 años, recuerda que en su contra declaró una ex agente secreta de la policía política, quien leyó su testimonio preparado de antemano.
“Esa agente mandaba a callar al Fiscal, porque ella tenía una orientación de la Seguridad del Estado, que era leer un documento, tenía un libreto que leer”.
La Ley que aún amenaza
Durante la Primavera Negra me encontraba en la cárcel de Ariza en la provincia de Cienfuegos. Cumplía el noveno año de encarcelamiento político con adición de castigo por mantenerme escribiendo para Cuba Free Press. Recuerdo que, con la euforia que desata en los represores el encarcelamiento de sus víctimas, René, el oficial de la policía política en la cárcel, ordenó que me llevaran hasta su oficina para decirme: “ya estamos aplicando la Ley que puede sumar años de prisión a los que ahora cumples”.
La ola represiva de marzo del 2003 fue acomodada previamente en 1999, mediante la Ley 88 de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba. Conocida como Ley Mordaza, es la más grosera herramienta opresiva creada por el Gobierno para establecer largos años de encarcelamiento político.
El ajuste legislativo para la represión política aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular en pleno, nació de la orden de Fidel Castro: promulgar una ley “para dar respuesta a la política del gobierno estadounidense contra Cuba”. Una ley con fundamento jurídico en el Código Penal ruso, promulgado durante el gobierno de Nikita Jruschev, que en su Artículo 70 castigaba las críticas al poder soviético.
La Primavera Negra marcó la historia de Cuba de forma diferente. Antecedida por fusilamientos sumarios, encarcelamientos prolongados y procesos de depuración partidista, la condena de 75 cubanos pretendió paralizar de golpe cualquier elemento que se opusiera al régimen.
Castro golpeó el auge de una oposición que descubría la verdadera situación económica y política del país, amparada en un periodismo independiente que comenzaba a ocupar su lugar en la sociedad.
El plan represivo de Fidel Castro fracasó, porque las libertades que intentó mutilar hoy tienen más cubanos en su defensa.