LA HABANA, Cuba. — La revista católica Espacio Laical, en su último número (Año 19 Nro.1/2023), publicó un interesante trabajo sobre los problemas existentes actualmente en la sociedad cubana titulado Tristeza de Cuba, firmado por su editor y jefe de redacción, Jorge Domingo Cuadriello.
Resultaría insólito hallar en la prensa oficial un artículo como este de Cuadriello, donde se dicen las cosas como son. El autor comienza con fragmentos de un artículo del mismo nombre que el suyo, Tristeza de Cuba, del escritor y periodista Miguel de Marcos, que fue publicado el 17 de noviembre de 1938 en el diario Avance y con el que ganó el Premio Periodístico Justo de Lara en ese año.
Pregunta Cuadriello: ¿El cubano de hoy puede labrarse su destino con sus propias manos o depende de las remesas monetarias de familiares y amigos establecidos en el extranjero?
Cuadriello señala como la economía cubana necesita grandes inversiones de capitales (debido a la baja productividad) en todos los sectores y que hay que adquirir alimentos en el exterior para satisfacer en muy pequeña medida las necesidades de la población, por lo que el Estado precisa de donativos de países y organizaciones humanitarias.
A pesar de que el gobierno glorifica sus logros, se manifiestan situaciones que demuestran los retrocesos, como los pésimos resultados de las últimas zafras azucareras, las complicaciones con la generación de energía eléctrica, el suministro de alimentos de primera necesidad, la falta de medicamentos, la reducción del ganado mayor y menor, los problemas del transporte urbano y la baja calidad de los servicios médicos.
Cuadriello recuerda cómo la Libreta de Abastecimiento (hoy denominada Control de Ventas para Productos Alimenticios), establecida de forma temporal en marzo de 1962, cumple más de sesenta años y cada día satisface menos las necesidades del mes.
Comenta Cuadriello como el llamado Reordenamiento Monetario, llevado a cabo en el peor momento, cuando nos azotaba la pandemia de la COVID-19, trajo como resultado la desaparición del peso convertible y que se impusiera el MLC como moneda virtual”. Las consecuencias han sido la desvalorización del peso cubano y la inflación que el gobierno no consigue frenar.
El autor continúa su comentario observando como en los medios oficiales, periodistas y dirigentes califican como “compleja” la situación nacional. Jamás usan el término crisis, que está reservado solamente para países capitalistas “que, claro está, se encuentran al borde del precipicio”.
Explica que esta “situación compleja” ha generado un éxodo masivo, sobre todo de jóvenes, que, a través de países latinoamericanos o por mar, arriesgan sus vidas para solicitar amparo en los Estados Unidos, considerado durante décadas “el enemigo” por el gobierno cubano. Así, en vez de la invasión militar yanqui de la que tanto hablaban, lo que se ha producido es una invasión pacífica de cubanos a Estados Unidos. Y mientras tanto, en Cuba disminuye la natalidad y crece el envejecimiento poblacional.
Explica que se achacan todos los males al embargo/bloqueo norteamericano, pero no admiten el fracaso de la empresa estatal socialista y la economía planificada, con sus trabas burocráticas y las limitaciones a la iniciativa por cuenta propia.
Cuadriello menciona también el sufrimiento de las madres que han perdido a sus hijos en el mar, de quienes tienen algún familiar preso por las protestas del 11 y 12 de julio de 2021, y de los ancianos que laboraron toda una vida y cuya jubilación apenas alcanza para subsistir, entre otros asuntos.
Pregunta Cuadriello: “¿Hay razones para que reine la alegría en el seno del pueblo cubano o, por el contrario, hay razones para que en él prevalezca la tristeza?”
No existe en ninguno de los medios oficiales un análisis tan objetivo y sincero de la situación nacional como este de Jorge Domingo Cuadriello. Es una pena que la revista donde apareció este artículo, Espacio Laical, tenga una circulación tan limitada, ya que se vende solamente en las iglesias.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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