AREQUIPA, Perú – Como artista plástico cubano, Carlos Enríquez Gómez o simplemente Carlos Enríquez, su apelativo más popular, se encuentra en la cima junto a los pintores de la Isla más destacados en siglo XX.
Nacido en el año 1900, este 3 de agosto se cumplieron 124 años del natalicio de quien fuera un destacado pintor, y también escritor e ilustrador, conocido por su contribución al movimiento modernista en Cuba.
Carlos Enríquez dio sus primeros pasos en su natal Zulueta, Villa Clara, y se trasladó a La Habana en su juventud para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro.
Allí se formó en la tradición académica, pero rápidamente se sintió atraído por las vanguardias europeas. En 1925, se mudó a los Estados Unidos, donde se vinculó con el círculo de artistas e intelectuales en Nueva York, y desarrolló un estilo propio que fusionaba el surrealismo y el simbolismo con temas cubanos.
Regresó a la Isla en 1934 y se integró en el Grupo de la Habana, una generación de artistas que buscaban renovar la plástica cubana. Su obra se caracterizó por una representación vigorosa y sensual del paisaje y la cultura cubanos, utilizando colores intensos y formas dinámicas.
Entre sus trabajos más conocidos se encuentra El rapto de las mulatas (1938), una pintura emblemática que destaca por su vibrante uso del color y su evocación de la identidad criolla de Cuba. La obra fuera galardonada en el Salón Nacional de 1938 y se exhibe de forma permanente en el Museo Nacional de Bellas Artes.
En el quehacer pictórico de Carlos Enríquez también resaltan piezas como Manuel García, el rey de los campos de Cuba, Campesinos felices, Dos Ríos y Paisaje cubano.
Como parte de su vasta obra, Carlos Enríquez también ilustró numerosos libros, entre ellos El terror en Cuba y Canto del Caribe, ambos de Alberto Riera, El son entero y Elegía a Jesús Menéndez, de Nicolás Guillén. También escribió tres novelas: Tilín García, La vuelta de Chencho y La Feria de Guaicanama.
A lo largo de su carrera, Carlos Enríquez expuso en importantes galerías y museos tanto en Cuba como en el extranjero, y su obra sigue siendo valorada por su contribución al arte cubano moderno.
La salud del afamado pintor se fue deteriorando durante los años cincuenta del pasado siglo debido a sus padecimientos en los huesos y a sus problemas con el alcohol. Carlos Enríquez murió en La Habana el 2 de mayo de 1957, día en que debía inaugurar una exposición en la Editorial Lex y que fue abierta en el mes de junio de 1957 como homenaje póstumo.
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