MIAMI, Estados Unidos. – Las conchas de las Polymitas vienen en una amplia variedad de colores: amarillo pastel y rosa, rojo ladrillo y negro, blanco perlado y ocre. Las coloridas marcas de esta especie de caracol, endémico de una estrecha franja del oriente cubano, acentúan la forma espiral de sus conchas.
Aun cuando la Isla alberga la mayor diversidad de caracoles del mundo, según un reportaje publicado en la revista National Geographic, ninguna otra especie presenta conchas con tal rango de colores y patrones tan complejos.
Las Polymitas han sido largamente buscadas por coleccionistas, quienes solían comprar las conchas a turistas o las obtenían en el extranjero, especialmente en Estados Unidos y Europa. Esta demanda es una de las razones por las cuales en Cuba todas las especies de Polymitas están catalogadas como “en peligro crítico”. Además, ha sido ilegal durante más de una década retirar estos caracoles de su hábitat natural.
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Por su parte, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que regula el comercio mundial de vida silvestre, prohibió su compra-venra desde 2017.
Estos caracoles han sido calificados como “los más bellos del planeta” por su aspecto impresionante, según el fotógrafo Bruno D’Amicis. Su encanto lo llevó desde su ciudad natal en Italia a Cuba en 2019 para retratar a los caracoles y perfilar el pequeño grupo de investigadores y conservacionistas que trabajan para comprenderlos y protegerlos.
Las Polymitas habitan una delgada franja de vegetación a lo largo de la costa oriental de Cuba. Aunque los científicos desconocen cuántas Polymitas existen, han aprendido que ocupan áreas pequeñas ya que dependen de micro-hábitats con una composición de plantas muy específica.
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En su mayoría, estos caracoles viven en árboles y arbustos, consumiendo líquenes y musgos, fuentes de los minerales que le dan a sus conchas esos colores asombrosos. La utilidad de estos colores, ya sea para protegerlos de los depredadores o alguna otra ventaja, todavía es un misterio.
El comercio de conchas de Polymita sigue presente a pesar de las restricciones legales. Entre 2012 y 2016, la Aduana de Cuba realizó 15 incautaciones que sumaban más de 23.000 conchas de Polymita destinadas a Estados Unidos.
Para proteger a este hermoso caracol, los biólogos y los conservacionistas están trabajando en educar a los cubanos y a los visitantes sobre su rareza y vulnerabilidad, de acuerdo con la National Geographic.