AREQUIPA, Perú – Las mansiones de Punto Cero, en La Habana, suelen ser las primeras residencias que vienen a la mente al hablar sobre moradas de la cúpula castrista en la Isla. Sin embargo, a lo largo de los años el dictador Fidel Castro contó con decenas de viviendas a su disposición.
Estas residencias estaban esparcidas alrededor del país, pero fundamentalmente concentradas en la capital cubana y lugares como Pinar del Río, Matanzas y Villa Clara. En vida, una de las favoritas del dictador fue la finca “El Pinar de la Deseada”, conocida en corto como La Deseada, ubicada en la provincia más occidental del archipiélago.
El líder del régimen era un hombre que predicaba el comunismo, pero de gustos y costumbres que no eran comunes para la mayoría de cubanos. Gustaba fumar los tabacos más exclusivos, era un gran amante del yogurt o el queso fino, y mientras la inseguridad alimentaria campaba en la Isla, Castro acampaba, sí, disfrutando también de la pesca y la caza en sus fincas exclusivas.
La Deseada, en particular, estaba ubicada en el municipio San Cristóbal, por la carretera del Central José Martí, rumbo a Fajardo. Era una residencia campestre, construida en un entorno natural privilegiado, caracterizado por su vegetación exuberante y paisajes montañosos, típicos del territorio pinareño.
Asimismo, algunas fuentes indican que la finca había sido propiedad del acaudalado Dr. Rodríguez Díaz antes de pasar a manos de Fidel Castro. La Deseada tenía dos plantas, con varios dormitorios y piscina. En sus alrededores, se localizaban varias cabañas utilizadas por los visitantes. Tropas especiales del Ministerio del Interior (MININT) se encargaban de velar por la privacidad del dictador y su círculo cercano. Era el destino elegido por Castro para cazar patos y otras aves acuáticas en invierno.
Los meses de buen tiempo, de junio a septiembre, Fidel y su esposa Dalia se dirigían a Cayo Piedra, según relata en su libro La vida oculta de Fidel Castro, quien fuese su escolta, Juan Reinaldo Sánchez.
“Todos los fines de semana. En cambio, en la temporada de lluvias Fidel privilegia La Deseada. En agosto, los Castro se instalan durante todo el mes en su isla de ensueño. Cuando un imperativo de trabajo o la visita de alguna personalidad extranjera obliga al Comandante de la Revolución a volver a La Habana, ningún problema: le basta con subirse al helicóptero”, detalla el autor, quien fue testigo de los lujos y extravagancias que disfrutaba el dictador.
La residencia también contaba con una pista de aterrizaje para helicópteros, según se puede comprobar en una imagen satelital que data del año 2009.
![](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2024/06/fincaladeseadalw6-1024x1024.jpg)
La Deseada fue un espacio para el recreo y uso exclusivo de Castro y sus invitados, quienes disfrutaban de salidas de pesca y actividades de caza por la zona. En una ocasión, entre 1978 y 1980, una avioneta se estrelló en la zona, dejando como saldo un muerto y varios heridos.
Entonces, el General Senén Casas Regueiros, que se encontraba en el lugar, dirigió personalmente la atención médica a los lesionados, en un centro de salud de San Cristóbal.
La avioneta siniestrada tenía como tarea de hacer salir a las aves de sus escondrijos a fin de que fueran cazadas por Fidel y sus compadres. El día de la tragedia, debido a la necesidad de llevar a cabo peligrosos vuelos rasantes sobre las malezas, el piloto perdió el control y la nave se estrelló.
La Deseada, como todas las residencias de Fidel Castro y la cúpula de la dictadura que él dirigió por décadas, son áreas vedadas para el pueblo. Cabe destacar que en la Isla no es legal la posesión de más de dos viviendas, y millones de personas, ni siquiera tienen una.
Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.