OLA
REPRESIVA
Otro cumpleaños en prisión
Luis Cino
LA HABANA, Cuba - Febrero - (www.cubanet.org)
- He vuelto a reñir a mis pies despistados
y a reprochar mi mala memoria. Como siempre que
ando por Miramar, me he vuelto a sorprender caminando
por la calle 87 rumbo a casa de Ricardo.
Casi se me olvidaba que el periodista y escritor
Ricardo
González Alfonso permanece en prisión,
olvidado de clemencias y cambalaches de ocasión,
desde el aquelarre represivo e inútil por
demás de marzo de 2003.
Tal vez mi olvido se deba a lo inaudito de que
alguien se atreva a encarcelar a un poeta. O a
la terquedad de Ricardo, que condenado a 20 años,
sigue escribiendo con rimas y razones, libre entre
barrotes, poemas y crónicas cual si no
pasara nada.
No es extraño. Ricardo siempre lo decía:"Cuando
no estoy bien, estoy mejor". Era su divisa.
Lo sigue siendo. Casi tres años después
de su encarcelamiento, ha demostrado que lo decía
en serio y para todas las temporadas.
Los carceleros pretendían convertir a
Ricardo González Alfonso en sólo
un número. Querían descifrarlo en
esa ecuación donde "uno es ninguno".
Fracasaron. Ricardo sigue siendo un hombre con
nombre y rostro que, por añadidura, osa
reír y escribir.
Hace unas semanas, aún convaleciendo de
su segunda intervención quirúrgica,
lo trasladaron del hospital de penados a una celda
del Combinado del Este.
Allí arribará por estos días
de febrero a su cumpleaños número
56. El tercero que pasa en la cárcel. No
hay tristezas. En su humor siempre se mellaron
las penas.
Es inútil el empeño de sus captores
en escamotearle las más mínimas
satisfacciones, tales como tener en su celda un
ejemplar de su segundo libro publicado. Se titula
Historias Sagradas, lo editaron en España
y el prólogo lo escribió su amigo
Raúl Rivero.
Los guardias se lo confiscaron en una requisa.
Grave atentado contra la vanidad que anida en
todo escritor. Le aseguraron que se lo devolverían
luego que lo revisara la Seguridad del Estado.
¿Qué más da? A Ricardo, más
que el decomiso del libro y el juicio de la crítica
literaria policial, le preocupan algunas erratas
que aparecen en la edición.
En este nuevo cumpleaños en prisión,
Ricardo no podrá fingir que es feliz. Ni
por un instante. ¿Quién podría?
Pero tampoco lo verán abatido sus cancerberos.
Ricardo González Alfonso sabe, con intuición
certera de poeta, que va faltando poco para que
este tiempo de rejas sea sólo otra más
de sus muchas anécdotas. Entonces, todos
reiremos con él. ¿Quién puede
resistirse a su risa de jodedor?
Ricardo, por esas cosas de las dictaduras, cumplirá
los 56 años en la cárcel y como
no puedo hacer nada mejor, vuelvo a evocar su
jardín tal como era en el frío diciembre
de 2002.
Allí todo podía ocurrir. Ver volar
un colibrí sobre la cerca, tomar un buen
café con Raúl Rivero y la primicia
de un poema, soñar una patria amplia y
mejorada o asistir al nacimiento de la revista
De Cuba.
En el primer editorial de la revista, Ricardo
escribió que "de no ser una necesidad
nacional, hubiera parecido un milagro".
Me place recordar los días afanosos en
que como albañiles y pintores, convertimos
la ruinosa planta alta de su casa en sala de redacción.
Cuando poco más de tres meses después,
la policía política cargó
con nuestros sueños, el segundo número
de la revista De Cuba estaba en la calle.
Alida Viso, Tania Quintero, Claudia Márquez,
Raúl Rivero, Jorge Olivera
Dondequiera
que estemos todos tenemos una certeza. Algún
día volveremos a trabajar juntos. Ricardo
estará con nosotros.
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