MIAMI, Florida -. El grupo de Teatro Arcas Image, que conduce con mano maestra la actriz y directora artística y ejecutiva Alexa Kuve, ha presentado en Miami el estreno mundial de la obra Papier maché, escrita y dirigida por el notable dramaturgo cubano Carlos Celdrán.
Se trata de una inmersión sombría en la conciencia mortificada de la artista cubana Antonia Eiriz, quien falleciera abruptamente en 1995, cuando disfrutaba la felicidad de ser libre en Miami y reanudaba su manera desgarradora de pintar, luego de haberla interrumpido, a consecuencia de ser públicamente agredida por uno de los operativos “culturales” castristas a finales de los años sesenta.
Cuando fue defenestrada, Eiriz se acogió al silencio, no volvió a pintar, y se retiró a su casa de El Juanelo, donde montó una suerte de academia comunitaria para impartir el arte del papier maché.
En 1994, fue muy circunspecta al resumir aquella ordalía que también sufrieron otros de sus colegas: “Cuando me hicieron esos comentarios de que mi pintura era ‘conflictiva’, llegué a creerlo. Un día vi todos los cuadros juntos por primera vez en mucho tiempo. Me dije a mi misma: es una pintura que expresa el momento en el que vivo. Si un pintor puede expresar el momento en que vive, es genuino, así que me absolví.”
Papier maché es una suerte de “hilo de Ariadna” en busca del enigma Eiriz. La artista paga el precio de ser una “adelantada” en la especulación iconográfica del horror y de tal modo se manifiesta la obra de Celdrán, mediante diversas intervenciones de personajes modélicos llamados a desentrañar insondables incógnitas de una vida azarosa.
Eiriz tendrá que lidiar con su victimario, José Antonio Portuondo, y una de las tantas cómplices castristas Raquel Tibol, afamada crítica de arte mexicana de origen argentino, quien reconoce las virtudes de la estética de la pintora, pero fustiga su pesimismo y prioriza los designios de lo que entonces fuera la esperanza fidelista.
Otras voces rondan su órbita mítica: el joven teatrista que busca rendirle pleitesía mediante una obra que le haga justicia a la verdad de lo acontecido; la frívola productora foránea a quien no le interesa la historia de una pintora censurada por problemas políticos; el muchacho que se identifica con los pesares de Antonia debido a la creativa relación que estableció con su padre; así como un programador cultural ajeno al drama cubano con alguna curiosidad, sin embargo, por el proyecto teatral.
Resulta paradójico que, en una historia de silencio y reclusión, casi monacal, prime el énfasis de la palabra en sus diversas acepciones expresivas.
Un dialogo simple, coloquial, hasta amoroso acontece entre Eiriz, interpretada por Zulema Clares y el joven Héctor del cual se ocupa Ariel Texidó, actores capaces de regalarnos autenticidad sin barreras.
La pintura (Una tribuna para la paz democrática) que menoscabó parte sustancial de la carrera de Antonia, parece reproducirse sobre el escenario cuando Portuondo, interpretado por Guillermo Cabré, a la manera de oradores revolucionarios de toda laya, la emprende ferozmente contra la artista.
Mientras las oraciones de Raquel Tibol a cargo de Rosalinda Rodríguez, rimbombante en su cinismo al uso, se explaya encadenando lugares comunes de una clase intelectual envilecida.
Papier maché es la reivindicación de la artista intachable castigada por su lucidez.
Ceremonial de un pasado perturbador que cobró y sigue fustigando vidas y obras incómodas para una ideología decadente. La prisión injusta de Luis Manuel Otero Alcántara es la prueba viviente de la permanencia del mal anunciado por Eiriz.
José Antonio Portuondo encargado de pronunciar la diatriba contra la artista, fue el mismo que dirigió la autoinculpación pública de Heberto Padilla.
En Fuera del juego, libro magistral y maldito, Heberto Padilla dedica un tributo poético a la artista que recapitula, en buena medida, algunos registros del regreso de su figura legendaria en la nueva obra de Carlos Celdrán:
“Esta mujer no pinta cuadros /para que nosotros digamos: ‘¡Qué cosas más raras salen de la cabeza de la pintora!’ / Ella es una mujer de ojos enormes. / Con estos ojos cualquier mujer podría desfigurar el mundo si se lo propusiera. / Pero, esas caras surgen como debajo de un puñetazo, / esos labios torcidos / que ni siquiera cubren la piedad de una mancha, / esos trazos que aparecen de pronto /como viejas bribonas; / en realidad no existirían / si cada uno de nosotros no los metiera diariamente / en la cartera de Antonia Eiriz”.
Papier mache se puede ver en el Westchester Cultural Arts Center de Miami los días: 4, 8, 9, 10, 1, a las 8:30 p. m. Las entradas se pueden comprar aquí.
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