WASHINGTON – La 45 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos OEA se inició el pasado 13 de junio en Washington con las actividades correspondientes al segmento de la Sociedad civil. Bajo el liderazgo del uruguayo Luis Almagro, recién electo secretario general, el encuentro hemisférico anual pasa balance de alcances y deudas de cara a un complejo proceso de renovación encaminado a aumentar el protagonismo del organismo en el enfrentamiento y la solución de los enormes problemas y retos que enfrenta el continente.
Almagro, ex canciller uruguayo, trae a la OEA un espíritu de transformación destinado a impulsar la profunda reforma reclamada hace años desde dentro y fuera de una organización cuya relevancia ha quedado mermada frente al ascenso de otros organismos regionales.
Como cada año, a Washington, que sustituye como sede a la declinante Haití, llegaron líderes y activistas de varios países y de las más disímiles organizaciones que representan y defienden los intereses de los sectores y grupos sociales más diversos. Organizaciones cívicas, de derechos humanos, de trabajadores, de mujeres, de afrodescendientes, de la comunidad LGBTI para intercambiar y buscar consenso en cuanto a los valores, derechos y espacios que debemos promover para avanzar en la reafirmación de la democracia, la protección de la dignidad de los individuos, la igualdad y la justicia sin exclusiones ni condicionamientos.
Por segunda vez en más de medio siglo representantes de la sociedad civil cubana llegaron a la Asamblea general para traer las inquietudes, demandas y propuestas de los ciudadanos privados en la Isla de derechos y garantías.
Los representantes de la sociedad civil se reunieron en los foros de Democracia, Derechos humanos, Seguridad y Desarrollo para discutir y elaborar las propuestas que serían presentadas a los representantes de los Estado.
El foro de democracia reafirmó varias de las iniciativas y propuestas definidas por el foro de gobernabilidad democrática de la pasada Cumbre de las Americas de Panamá entre las que destaca el clamor generalizado por el establecimiento de una relatoría encargada de democracia y derechos humanos. Además la mesa demandó la flexibilización de los mecanismos de inscripción de las organizaciones de la sociedad civil en la OEA, para que los gobiernos no puedan impedir este ingreso bajo la cuartada de la ilegalidad.
Donde no hubo acuerdo ni consensos fue en la mesa de derechos humanos, escenario de enconados debates que no produjeron acuerdos, Posiciones conservadoras distorsionaron la percepción de valores y derechos universalmente reconocidos. Las reiteradas manifestaciones de desprecio a la dignidad e integridad de los individuos motivados por criterios sexistas o religiosos resultan preocupantes en un espacio que se propone consagrar el respeto a la diversidad sin condicionamientos.
Otra tendencia harto preocupante resultan las muchas voces que desde la sociedad civil del continente desconocen o menosprecian la trascendencia y los peligros que representan la persistente intolerancia represiva del régimen cubano y el acelerado retroceso de la democracia en Venezuela.
Más de una vez en los debates las violaciones y crímenes de los gobernantes venezolanos y cubanos fueron calificados como problemas particulares o específicos sin valorar en qué medida estas tendencias totalitarias amenazan la precaria estabilidad democrática del sub continente.
En su primer diálogo con la sociedad civil el nuevo secretario general reafirmó el apego y compromiso de la OEA con los derechos y las libertades de todos los habitantes del continente sin distinción y se comprometió a escuchar tanto a los Gobiernos como a la oposición de los Estados miembros.
Tanto en las formulaciones del nuevo secretario general como en los debates temáticos quedo claro que la OEA no está en condiciones de aprovechar el recién iniciado Decenio Mundial de los Afrodescendientes para impulsar iniciativas y diseños destinados a promover la tan necesarias justicia histórica e igualdad social para los sectores mas excluidos y discriminados del hemisferio.
En el diálogo con el secretario general Rosa María Payá del Movimiento Cristiano Liberación y este redactor expresamos al alto funcionario las inquietudes y demandas de los activistas y ciudadanos de la Isla sobre las cotidiana y flagrantes violaciones de los derechos fundamentales que sufrimos en Cuba y reiteramos la demanda de que sean acogidos en el concierto hemisférico tanto las autoridades como los legítimos representantes del pueblo cubano que por más de medio siglo carece de voz y garantías para sus derechos.
Almagro reiteró en su respuesta varios lugares comunes sobre el respeto a los derechos humanos sin distinción, pero no fue explícito en referencias claras a la naturaleza antidemocrática del régimen de La Habana, ni en la exigencia de respeto a lo estipulado en la Carta democrática de la OEA.
El segmento de sociedad civil de ésta 45 Asamblea General concluye con muchas lagunas e incertidumbres, más allá de las relaciones y alianzas construidas y reafirmadas, nos vamos de Washington conscientes de que la OEA debe experimentar una transformación profunda y consecuente para conectar de manera efectiva con sus objetivos iníciales y convertirse en garante seguro de la estabilidad democrática permanentemente amenazada al sur del Río Bravo.