LA HABANA, Cuba. – La oscuridad de las 5:30 de la madrugada y la distante población sentada estática arroparon el inusual discurso de 26 minutos pronunciado por Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República, en el acto central por el 71 aniversario del asalto al cuartel Moncada.
Estos eventos solían contar con las alocuciones de Fidel o Raúl Castro en luminosas tribunas. Miguel Díaz-Canel no habló. La generación de la llamada “continuidad”, que provoca el sostenido retroceso y empobrecimiento de todos los sectores productivos y sociales, se niega a reconocer el fracaso de las medidas aplicadas desde su ascenso al poder en 2018, y a cambiar el sistema.
Raúl Castro flanqueó a su delfín presidente, sin los usuales saludos risueños. En contraposición, enfatizó la proximidad a Ramiro Valdés, cuya presencia casi diaria en recorridos por las plantas eléctricas y otros objetivos estratégicos ha sido destacada en los medios oficiales, incluso con la reposición de una entrevista sobre su vida revolucionaria, lo cual contrasta con la usual reticencia del comandante de la Revolución y organizador de la Seguridad del Estado a la publicidad.
Sancti Spíritus fue la sede central del acto supuestamente por ser la provincia con los mejores resultados económicos y sociales del país. Toda Cuba, mientras, vive una debacle: la zafra azucarera 2023-2024, la más larga en su historia, solo cumplió el plan de azúcar al 76%, luego de prolongarse hasta principios de julio. Entre los problemas afrontados estuvieron la falta de caña, de fuerza de trabajo, piezas de repuesto, combustible y lubricantes. La primera secretaria del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Sancti Spíritus subrayó los llamados logros de manera general en el acto.
No obstante, en las conclusiones de la cuarta visita gubernamental a la provincia, encabezada por el premier Manuel Marrero en junio, Ramiro Valdés enfatizó la lentitud del programa de la vivienda, con el 32% de cumplimiento de las 438 previstas. El viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca expuso el no aprovechamiento de tierras productivas en todas las comunidades, la necesidad de controlar que un mayor número de áreas cercanas a las poblaciones cumplan los programas de autoabastecimiento y la venta en las placitas.
La vicepresidenta Inés María Chapman alentó a solucionar todo lo que impide que el agua llegue a la ciudadanía, y en Trinidad a utilizar los ingresos en divisas por el turismo para los programas que mejoren el territorio. Mientras el vicepremier Jorge Luis Perdomo Di-Lella exhortó a incrementar la atención diferenciada al sector educacional para mejorar la cobertura docente.
La celebración dedicada a una de las tres acciones claves de la llamada Revolución, demostró el ambiente lúgubre imperante en el país, las dificultades para la movilización espontánea de la población por la apatía de esta y el temor del Gobierno a las reclamaciones masivas.
Entre las singularidades de esta conmemoración resalta la elevación de Valdés Mesa, así como la falta de efusividad de Raúl Castro hacia Díaz-Canel en comparación con su proximidad a Ramiro Valdés, así como la posposición de la retransmisión del evento.
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