GUANTÁNAMO.- Este 5 de marzo se cumplen 85 años de la muerte de Juan Gualberto Gómez Ferrer, quien nació en el ingenio Bellocino, Sabanilla del Comendador, Matanzas, el 12 de julio de 1854.
Fue muy significativo para su vida que sus padres, que fueron esclavos, se preocuparan por su educación. Cuando Juan Gualberto tenía diez años de edad la familia se mudó para La Habana y allí el chico estudió en el colegio Antonio Medina.
Llegó a hablar y a escribir perfectamente el francés gracias a su estancia en París, lugar al que viajó en 1869 para estudiar el oficio de carpintero, meta que sobrepasó ampliamente pues después fue alumno de la Escuela Preparatoria de Ingeniería en Mungo. Gracias a su dominio de ese idioma fue intérprete del gran patriota cubano, Mayor General del Ejército Libertador y Vicepresidente del gobierno de la República en Armas, Francisco Vicente Aguilera, quien fue a Francia con el objetivo de obtener ayuda para la lucha independentista.
En París colaboró con una revista especializada en funciones teatrales y fue corresponsal de un periódico de Bruselas y de otro de Ginebra.
En 1877 se trasladó a México y fue representante del gran violinista cubano Brindis de Salas. Después del Pacto del Zanjón regresó a Cuba y en 1879 fundó el periódico “La Fraternidad”. También trabajó como maestro en la sociedad “El Siglo XIX”, creada para ofrecer instrucción a los negros.
Por esa época fue que Juan Gualberto Gómez se vinculó estrechamente con grupos de revolucionarios que deseaban retomar la lucha por la independencia de Cuba, pero su labor conspirativa fue descubierta por las autoridades colonialistas. Fue condenado a prisión en la cárcel de Ceuta, donde permaneció hasta 1882, año en que obtuvo autorización para trasladarse a Madrid, donde colaboró con los periódicos “El Abolicionista”, “La Tribuna” y “El Progreso”.
Regresó a Cuba en 1890 y reanudó la publicación de “La Fraternidad”, pero su indeclinable posición revolucionaria provocó el cierre del periódico y otros ocho meses de cárcel.
Al salir de la prisión fundó el periódico “La Igualdad” y colaboró en “La lucha”.
Uno de los rasgos que identifican la vida de Juan Gualberto Gómez fue su ardiente defensa por los derechos de los negros. Con ese objetivo fundó en 1892 el “Directorio de las Sociedades de Color”. Ya por esa época colaboraba estrechamente con José Martí, a quien había conocido en Cuba luego del Pacto del Zanjón. La confianza del Apóstol para con el patriota matancero está demostrada por el hecho de haberlo hecho depositario de la orden de alzamiento señalada para el 24 de febrero de 1895.
Ese día, mal conocido con el nombre de Grito de Baire, hubo alzamientos en varias partes del país, aunque los más significativos ocurrieron en Guantánamo, donde las tropas al mando del General Pedro Agustín Pérez sí se enfrentaron a las fuerzas españolas, a las que les provocaron daños materiales y bajas, algo que no ocurrió en ningún otro lugar del país.
Juan Gualberto se alzó en la zona de Ibarra, pero cinco días después se vio obligado a entregarse a las autoridades españolas, un hecho que todavía no ha sido suficientemente esclarecido por los historiadores y ha provocado interpretaciones polémicas, como también ocurrió con la posición que adoptó el matancero en contra del Generalísimo Máximo Gómez al apoyar su destitución al frente del Ejército Libertador en marzo de 1899.
Luego del fallido alzamiento de Ibarra, Juan Gualberto Gómez Ferrer fue condenado a 20 años de prisión en los calabozos de Ceuta y Valencia, pero sólo cumplió dos años y once meses aproximadamente, pues fue puesto en libertad el 1 de enero de 1898 cuando se constituyó el gobierno autónomo español.
De España viajó a Nueva York. Luego fue elegido representante a la Asamblea de Santa Cruz del Sur, que inició sus sesiones el 11 de noviembre de 1898 y concluyó el 30 de junio de 1899.
Fue uno de los miembros de la comitiva patriótica presidida por el Mayor General Calixto García Íñiguez, que viajó a Washington con el objetivo de que se reconociera a la Asamblea y también para obtener los fondos que permitieran el licenciamiento del Ejército Libertador.
El 15 de septiembre de 1900 fue electo por la provincia de Oriente como delegado a la Asamblea Constituyente, uno de los momentos cumbres de su trayectoria, pues desde la tribuna de ese órgano pronunció brillantes discursos defendiendo la independencia y la soberanía cubanas y en contra de la fatídica Enmienda Platt.
Entre 1914 y 1917 fue miembro de la Cámara de Representantes y entre 1917 y 1925, Senador de la República por la provincia de La Habana.
Juan Gualberto Gómez Ferrer fue uno de los más brillantes oradores y periodistas del primer tercio de la República de Cuba. Incorruptible, odiado por Leonardo Wood, se mantuvo siempre como un defensor de los derechos de los negros y la democracia.
Lamentablemente su obra periodística y sus discursos se hallan pendientes de recopilación para que los cubanos de estos tiempos puedan conocer el pensamiento político y la cultura de este gran patriota. Cuando eso se haga, la sociedad cubana habrá saldado una extraordinaria deuda con ella misma, pero sobre todo con la obra y la memoria de un hombre que jamás puso a la patria como pedestal, sino que con sus actos, palabras y escritos la convirtió en una proyección democrática donde la igualdad racial y política se convirtieran en realidades concretas, otro sueño sin cumplir para los cubanos.