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LA HABANA, Cuba – Después de andar y desandar desde hace algún tiempo buscando una batidora por las cadenas de tiendas de grandes y medianos departamentos en la urbes habaneras de Miramar y el Vedado, decidimos mi esposa y yo explorar los barrios periféricos, pues desde hace tiempo solo se ofertan a la población licuadoras de mala calidad y a precios exorbitantes.
El sábado 30 de mayo nos revestimos de esperanza y nos dirigimos desde temprano hacia la barriada capitalina de Lawton con la firme convicción de hallar el anhelado efecto electrodoméstico. Llegamos a una tienda conocida como “La Cima”. pero desafortunadamente: ¡Nada!
Completamente desalentados y exhaustos por el calor y el hambre, pues ya eran pasadas la 1:00 pm, caminamos por la Avenida Porvenir hacia la Calzada de Luyanó para buscar un taxi hacia el Vedado. En Cuba el taxi en moneda nacional se tiene que coger para donde vaya el chofer y no para donde vaya el cliente, además por una tarifa que no baja de 10 pesos y sube de 10 en 10 cada cierto tramo.
Pronto vislumbramos una gasolinera que se erguía majestuosa como si fuera un oasis en la esquina de la calle Bouza y la Ave Porvenir y sin decirnos nada nos dirigimos hacia el departamento de ferretería en lugar de la cafetería, pese a la sed y al hambre que teníamos. Mi esposa ya desesperada iba a comprar una licuadora sin importarle el precio, pues a veces en el desespero uno cree que los artículos más caros son de más calidad y caemos en la misma trampa de siempre, perdiendo nuestro dinero. Tuve que hacerle memoria a mi cónyugue de que teníamos dos licuadoras en desuso por falta del vaso, por eso le pregunté al dependiente si estos equipos tenían vasos de repuesto y la respuesta fue negativa.
Decepcionados decidimos dejar la licuadora e ir a saciar la sed y el hambre. La cafetería es el departamento aledaño a la ferretería, entramos y fuimos a ver las ofertas de servicio en las tablillas expuestas en la pared, pero no había ningún ofrecimiento, entonces nos dirigimos a la dependiente de bella figura que estaba vestida de forma inmaculada. Ella nos recibió muy amablemente, pero no pudo satisfacer nuestra necesidad y mucho menos nuestro gusto, pues solamente tenían refresco de limón y helados de chocolate. Nosotros habíamos pedido refresco de cola y helado de mantecado, tampoco habían cervezas, ni alimentos sólidos.
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Pregunté por el gerente para presentar una queja, pero este no estaba, entonces pregunté por el comercial que tampoco estaba. La joven alarmada me preguntó si tenía alguna queja de ella y le dije que a ella había de darle un premio por tener que dar la cara para aplacar el disgusto de los clientes, pues es inconcebible que un sábado a la hora de almuerzo no hubiera absolutamente ningún producto comestible que ofertarle a los consumidores.
Este reportero consultó durante esta semana a 60 clientes dispersos de tres establecimientos estatales recaudadores de divisas y preguntó a 50 de las personas si el servicio se debía ofertar en las mesas. Estos respondieron afirmativamente y 10 prefirieron abstenerse de comentar. Luego se les preguntó si los productos ofertados están a un precio accesible para el salario promedio del trabajador cubano y todos respondieron que no. (El salario promedio del trabajador cubano es de $23 USD).
El servicio con servilletas se les exige a los pequeños empresarios (conocidos como cuentapropistas en Cuba), sin embargo en los establecimientos estatales recaudadores de divisas el cliente tiene que limpiarse las manos con su pañuelo, auto servirse como si estuviera todavía en una Escuela al Campo, limpiar la mesa donde se va a sentar y en muchos lugares luego de tomarse dos cervezas, tiene que salir corriendo a hacer aguas en cualquier rincón o donde la oscuridad se lo permita.
Si la calidad significa aportar valor al cliente con un trato esmerado, ofreciendo un servicio superior al que el cliente espera recibir y a un precio accesible, entonces en Cuba no existe un sola Tienda Recaudadora de Divisas que cumpla con estos requisitos. ¡Para qué hablar entonces de las tiendas en moneda nacional!