LA HABANA, Cuba.- Milagros se levanta temprano cada mañana para comprar su ‘pepino’ (botella plástica de litro y medio) de yogur en la Calzada del Cerro. Comenta que ha pasado por cuantos vendedores se encuentra en la calle, y ahora va esperanzada en que el último que compró sea de calidad.
Desde pequeña tiene intolerancia a la lactosa, pero tras escasear el producto en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), prefirió comprárselo a privados. “Lo hacen con mejor calidad; conocen mi patología, por lo que siempre me lo hacen igual. No puedo esperar que haya en la tienda de por mi casa, porque eso casi nunca sucede”, señaló después, mientras contaba lo que ha pasado por hacerle rechazo a la leche.
Por estos días, largas filas inundan los departamentos de lácteos en muchas tiendas de la urbe, mientras otros confiesan comprar una bolsa de yogur para no adquirir un paquete de leche por su alto precio en el mercado informal. “Si no hago esta cola no podré desayunar en días”, dijo una señora que se encontraba en la tienda de Infanta y San Rafael. “Con mi pensión solo puedo comprar algunos productos para el mes y prefiero alcanzar una o dos bolsas de yogur antes que gastar 100 pesos en una de leche”, suspiró.
El desabastecimiento en las Tiendas Recaudadoras de Divisas en La Habana se hace habitual para sus residentes, mientras muchos escapan con los productores privados porque ofrecen mayor seguridad y persistencia a la hora de adquirir el producto.
“Llevo casi cuatro años comprando ‘pepinos’ de yogur casero para la merienda de la niña”, apuntó una madre cuando compraba tres bolsas en la Plaza Carlos III. “Ahora este es para merendar, casi nunca hay y cuando llega tenemos que acaparar”.
Un niño que andaba con su madre de mano, apuntó que quería yogur, mientras veía los anaqueles llenos y cómo las personas los agarraban en cantidades. La señora solo lo halaba sacándolo del lugar mientras pagaba un picadillo de pavo que tomó de la nevera. “Qué pena me hace pasar este chiquillo, en la casa hay de todo y él no toma nada”, dijo.
Una dependienta del departamento de Lácteos y Cárnicos en Infanta y San Lázaro dijo que este producto entra poco a la tienda. “Los choferes dicen que las mercados de por aquí solo reciben algunas cajas, por lo que ellos prefieren llevárselas a centros más grandes y con mayor capacidad”.
La misma opinión tuvo un dependiente en la tienda de Zanja e Infanta: “Casi nunca nos traen, supimos que estaba en reparaciones la fábrica, pero por estos días hemos visto clientes desfilar con bolsas de yogur por aquí, pero aún no ha entrado al mercado”, lamentó.
“Lo que quieras encontrar, tienes que buscarlo en Centro Habana”, refirió un señor en una esquina del Parque Trillo, “si quieres yogur puedes ir allí”, mientras señaló con el dedo a una casa cercana, “dile que vienes de parte de Gustavo, ellos sabrán, lo que si te garantizo es calidad”, sonrió.
Carlos es productor privado en el Cerro y pidió que le llamaran así para preservar su identidad. “Tengo clientes de varios municipios. Además, las personas que trabajan cerca de mi casa siempre me compran, algunos son de 10 de Octubre, de Arroyo (Naranjo) y de Boyeros; pero casi nunca doy abasto porque son entre 60 y 70 los compradores que llegan, además de encargos que hago exclusivamente para cafeterías cercanas”.
También dijo tener esta clientela gracias a la escasez que existe en la producción del lácteo en la ciudad. “Espero seguir con mi negocio y mis mayores ventas son cuando el yogur de la tienda se pierde”.
El déficit en el yogur que se expende en las TRD de La Habana, muchos dependientes se lo atribuyen a las constantes roturas de las máquinas en la fábrica de lácteos de la capital. Otros, a decisiones de los choferes de los carros que distribuyen el producto, pero la mayor problemática la enfrenta la población.