LA HABANA, Cuba:- En la noche del pasado lunes 25, el cardenal Jaime Lucas Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, asistió a la reapertura el Templo Nacional María Auxiliadora, en La Habana Vieja. A la fiesta patronal asistió Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad.
La parroquia, después de ocho años de estar cerrada por su precario estado estructural, fue restaurada por la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana y la empresa constructora Puerto Carena, luego de largos años de reparación.
El templo desbordó su salón de feligreses, así como turistas. La instalación relucía por su iluminación, y sus claros colores verdes, azules y blancos. Pero a la vista de un buen constructor, la chapucería se dejaba ver.
Jaime Ortega, previo a su oratoria religiosa, expresó: “Con gran alegría venimos hoy a reabrir al culto, solemnemente, esta iglesia dedicada a la Virgen María, auxiliadora de los cristianos”.
“Hay gente que va a la misa el domingo y le ponen una bomba. Así mueren 40 personas, pero al otro domingo la gente vuelve a la misa. Es algo increíble lo que está sucediendo en tanto lugares del mundo”, agregó Ortega.
Durante el culto, los padres oradores no hicieron alocución a la situación social que se vive la Isla, ni a la pobreza espiritual y material del pueblo cubano. Tampoco oraron por los presos que están injustamente detenidos y sin juicio en las cárceles del régimen castrista, ni por los artistas excluidos del ámbito cultural. Menos aún se refirieron a la fuerte represión que el régimen realiza contra las Damas de Blanco y contra los disidentes pacifistas que son brutalmente golpeados y detenidos en todo el país.