SANTIAGO DE CUBA.- En horas del mediodía de hoy, fue liberada la líder del Movimiento Dignidad, Belkis Cantillo, quien desde el sábado pasado se encontraba detenida y en paradero desconocido.
Cantillo confesó a CubaNet que la persecución contra el Movimiento Dignidad “lleva meses”, pero en estas últimas semanas se ha recrudecido porque las activistas de la organización decidieron romper el cerco policial que le habían impuesto y comenzar a asistir a misa, aunque no precisaron a cuáles de las iglesias santiagueras asistirían.
Cantillo refirió que en el allanamiento de su morada el sábado 28 de octubre no miraron que había personas mayores y niños pequeños presentes: “Detuvieron a mi hija Martha Beatriz, que tiene un niño pequeño, y nos llevaron para la estación de Mella, luego pusieron a mi hija en libertad en la tarde del sábado y en la madrugada del domingo me enviaron para la Tercera Unidad en Santiago de Cuba, allí me amenazaron y me dijeron que, si salía del país por seis meses o más, quitarían el punto de control de Palmarito”.
La líder declaró que no cedería a las presiones de agentes de la policía política porque su organización es de calle. “Seguiremos reclamando la libertad de los presos por causas injustas, de los que no tienen voz, visitaremos las prisiones cubanas y le daremos nuestro apoyo, también a sus familiares”, advirtió.
El Movimiento Dignidad, fundado a inicios de este año, cuenta actualmente con 50 activistas que residen en los municipios Santiago de Cuba, Mella y Palma Soriano, siendo este último el que aporta mayor número de integrantes a la organización. Sus principales acciones están centradas a favor de los presos comunes y exigen la eliminación de la figura conocida como “peligrosidad predelictiva”, consideradas por el movimiento como un “engaño para la juventud”.
“Bajo esta injusta sanción se encuentran jóvenes graduados de contabilidad, informática u otras técnicas que no tuvieron ubicación cuando se graduaron, jóvenes que permanecían en las calles buscando qué hacer, porque no encontraron trabajo después de años de estudios”, refirió una disidente del municipio Palma Soriano.
Claribel Rodríguez Santiesteban sufre el encarcelamiento de su hijo Alberto Argüelles y su sobrino Leyander Calunga, víctimas de esta injusta medida. “Mi hijo y mi sobrino recibían el acoso policial del jefe del sector de la comunidad, quería que trabajaran; pero a pesar que mi sobrino trabajaba haciendo mosaicos, lo encarcelaron indebidamente, porque le caía mal a un policía conocido como Felizola”.
Para Cantillo la oposición es en la calle, y no poder salir a la ciudad cabecera o tan siquiera asistir a misas es violar su derecho a la libre de circulación. “El punto de control es para restringirnos aquí, porque dicen que en nuestras manifestaciones gritamos muchas consignas a favor del pueblo, y ese pueblo que ellos (policía política) quieren que nos reprima, grita a la par de nosotras”.
A pesar de las constantes amenazas, allanamientos de moradas y las detenciones arbitrarias que sufren las activistas del Movimiento Dignidad en Santiago de Cuba, sus miembros aseguran que continuarán en las calles.