LA HABANA, Cuba.- El abandono gubernamental en la siembra y mantenimiento de árboles en la ciudad estaría estrechamente relacionado con el incremento del cáncer de piel.
La campaña publicitaria que se realizó en nuestro país el 4 de febrero, Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer, estuvo dirigida al cáncer de piel, pues es este tipo de tumor el que más afecta a nuestra población.
Esta campaña de prevención y diagnóstico llamada “Día del Lunar en Cuba” incluía la visita de dermatólogos a centros de trabajo, escuelas, policlínicos, donde brindarían charlas educativas y harían pesquisaje, además de divulgarse este tema en los medios de comunicación.
Según informó la doctora Olaine Gray, coordinadora nacional del Grupo Especial de Trabajo de Cáncer de Piel del MINSAP, “se incrementa la prevalencia por encima de los ocho mil nuevos casos anuales, y sólo el diagnóstico en estadios tempranos permite la verdadera cura de la enfermedad”.
Ante el aumento de este flagelo me pregunto: ¿será suficiente un día de cruzada –que por otra parte no fue más que mera publicidad– para combatirlo?
“Por mi trabajo no fueron”, dice Julia, empleada de un taller de confecciones en Playa, al preguntarle sobre el tema. Hugo, un cuentapropista de Lawton con una persistente lesión en el rostro, afirmó: “Si no hay médicos para atender a la población, yo por mi cuenta voy a hacer la gestión en el Oncológico”, refiriéndose al Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología.
Tampoco Venancio, un anciano jardinero por cuenta propia, conoció de la campaña; a pesar de que va a almorzar y comer todos los días al asilo 28 de Enero, y tiene cerca del párpado un lunar que le ha crecido y ha cambiado de forma. “Nadie me dijo nada”, asegura, “pero como me estás alertando, voy a ir al médico”.
Es que no es con un día de campaña como se puede prevenir el cáncer de piel. Corresponde al gobierno, administrador de todos los servicios de salud en Cuba, un trabajo constante encaminado a combatir esta terrible epidemia. Porque según manifiesta la doctora Gray, “todos los tipos de cáncer de piel tienen como principal factor desencadenante el exceso de sol”, por lo que recomienda evitar la exposición en el horario de mayor incidencia: de 10 am a 5 pm.
Pero para la población esta recomendación es difícil de cumplir. Para empezar, la mayoría dependemos del transporte público, y hace muchos años que en un sinnúmero de paradas no hay techo, como tampoco árboles, lo cual obliga a las personas a mantenerse expuestos a los rayos ultravioleta durante el largo tiempo que dura la espera.
Por otra parte, a pesar de que se orienta usar ropas apropiadas, de mangas largas y fundamentalmente de algodón, en las tiendas en divisas no las venden, así como tampoco sombreros o gorras; y las sombrillas escasean, son caras y de pésima calidad.
“Me pude comprar dos blusas de algodón de mangas largas con los cuentapropistas, antes de que les prohibieran vender ropa”, dice Esther, una joven que padece de esta enfermedad. Otra señora, que dice llamarse Clara, comenta que una vez leyó en la prensa que el Centro de Histoterapia Placentaria estaba produciendo y vendiendo protectores solares a la población. Dice que comenzó a llamar a distintas farmacias, pero en ninguna vendían este producto, ni habían oído de su comercialización en boticas, y que ella supiera, los protectores solares solo se venden en divisas.
A esto se le suma la falta de responsabilidad del gobierno en el cuidado y conservación del medio ambiente, que ha provocado una gran deforestación en la ciudad. Durante años los árboles no se podan, y otras veces en lugar de esto lo que hacen es cortarlos. Además, los que se secan por viejos no se reponen, y cuando alguna vez se hace una campaña de repoblación, esta no resulta efectiva, como ocurrió hace unos 5 años en Lawton, cuando una brigada de presos sembró flamboyanes, pero al no atenderlos no se dio ninguno.
Tampoco la población se sensibiliza con esta situación. La indisciplina social incide bastante en ello. Ante la indolencia del Estado, algunos cortan los árboles próximos a sus casas, alegando que las raíces les levantan los pisos o que les llenan el frente de hojas y flores secas. Otros argumentan, no sin razón, que el crecimiento desmedido de las ramas amenaza y destruye los cables eléctricos y telefónicos, y que a pesar de las muchas gestiones que hacen no consiguen que venga la brigada de Comunales a podarlos.
Según la Dra. Gray, caminar bajo la sombra de los árboles nos protegería de entre un 60 y un 70 % de los rayos solares. Es, pues, imperativo, que el “Estado protector” que tanto dice preocuparse por la salud del pueblo comience a ocuparse de la reforestación de nuestras ciudades.