VILLA CLARA, Cuba.- Nadie ha movido un dedo hasta hoy para parar el peligro de contaminación masiva en áreas del reparto Vantroi I, en Caibarién, muy especialmente en la esquina donde convergen los bloques 15, 29 y 26.
El delegado del Poder Popular que toca por la libreta a estos infelices es —casualmente— el Presidente de la Asamblea Municipal, Roger Hidalgo, quien tras el desastre del huracán Irma y habiendo cometido todas las faltas de previsiones previstas que se pudieron cometer por su administración, continúa sordo a los reclamos populares tras ser reelegido a la asamblea por el cúmulo de ovejas encarriladas, y ahora, tras una afanosa dieta ordenada, parece también blindado a las injurias.
¿O no tiene respuesta que ofrecer a quienes le zarandean muy suavemente con esta canción, hasta con sumo agrado y benevolencia, como a la mayoría de sus cofrades?
Pero nadie asegura que se haya portado diferente en cuanto a “atender” a la población que le toca a su vez —y le vota— por reglamentación del obligado mandato, el que ya repite de forma absurda por más de 4 años sin alguien competidor que le reemplace.
Hay varios edificios multifamiliares de 30 apartamentos en su circunscripción que conviven hundidos en la porquería más apestosa, cuyos habitantes de los primeros pisos son los más afectados, y quienes han decidido alzar la voz este domingo de elecciones generales y hacerse oír ante el silencio oficial que les desprecia. Se dirigen “A quienes pueda interesar” su caso, como reza el memorándum clásico, o a quienes quieran escucharlos. Y tengan cojones para aguantárselos.
“Mañana les puede tocar a Uds.” ha bramado alguno de repente, desafiando a los curiosos azorados, y enseguida casi todos se han sumado (aunque solo sea moviendo la cabeza y asintiendo trémulamente con el corazón).
Le llaman eufemísticamente al charco de la mierda “El Jardín de las Jabas” por lo que se podría hallar flotando en él. Pero en tributo a la verdad, para el gran espectro parasitológico al que todos han aportado indolentemente, no es sino el “Jardín de Las Delicias”.
Puesto que el camarada Roger está a salvo de infectarse él con su familia desde el tercer piso del Bloque # 30 que cruza en diagonal la calle, donde reside —y tal vez llegue a oler— a escasos 15 metros del desastre que prefiere no tomar en cuenta porque no dispone de recursos suficientes, el pobrecito. No para “los otros”.
Porque estos chillones inquilinos no pertenecen al nuevo Reparto Vantroi II, ¡qué va!, el construido por, con y para las fuerzas armadas revolucionarias mucho después, cuando la fantasía turística poscalamidad noventona, iba a levantar al pueblo de sus cenizas. Y aún se sigue machacando en serio.
Son los desgastados y vetustos inquilinos de acá, del otro lado de la cerca, los que chillan, los proletarios jodidos, ahogados de impotencia y decepcionados del sistema monotodo que los disolverá sin prisas ni pausas, como la albañalidad misma donde cohabitan de algún solidario modo.
O como dice uno de los despotricados ya fuera de sí, sin miedo a las represalias que nos son comunes para explicarnos el pánico que suscita brindarse a plantar cara en los medios alternativos: “Cuando se muera alguien, entonces se armará el gran corre-corre, si es que se arma”.
Entonces ¿debería rugir entero el vecindario o esperar por futuras reelecciones?