LA HABANA, Cuba, 6 de marzo de 2013, Pablo Pascual Méndez, 173.203.82.38.- “Hugo Chávez, no es el presidente de mi país; Raúl debe encargarse de resolver los problemas del pueblo, estamos pasando hambre y los techos nos están cayendo en la cabeza”.
Así respondió Isabel Riverón (Chavela), de 55 años, vecina del solar que antiguamente fuera casa natal de la poetisa cubana Dulce María Loynaz, ubicado en las calles Línea y14, de la barriada capitalina de El Vedado. Cuando un periodista de la CNN le preguntó, ¿cuál es su opinión acerca del fallecimiento de Hugo Chávez?
Esto ocurrió ayer, 5 de marzo, aproximadamente a las 7: 00 PM, después de que las cadenas televisivas del país trasmitieran la noticia. Reporteros de la CNN, auxiliados de videocámaras, abordaran a los vecinos de la zona, quienes hacían fila para comprar la cuota de pan asignada por racionamiento, en la panadería La Cubana, ubicada en las calles Calzada y 18, del propio barrio.
Al instante, según Chavela, un anciano le arrebató el micrófono para gritar: ¡Viva Chávez, carajo!, y una muchacha joven la empujó. Simultáneamente, un grupo de personas se apiñaron a su alrededor y también vitorearon a Chávez.
Esta mujer vive en condiciones infrahumanas; alega que las únicas personas que se asoman a sus cuartuchos son los extranjeros interesados en la historia de la poetisa; el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, manifestó en una ocasión que no le interesaba el sitio, y los organismos estatales se han encargado de sustraer una fontana que había en el patio y algunos balaustres de la cerca. “Una empresa reparó el muro perimetral, porque se ve desde la calle, pero los techos que están en pésimas condiciones, no entran en sus planes”, explicó la vecina.
En innumerables ocasiones, ha alertado sobre los problemas constructivos de la ciudadela al Instituto Nacional de la Vivienda, “pero a nadie le importa”, ni existe interés por rescatar la instalación donde la conocida Premio Cervantes de 1992 se inspiró para escribir la novela lírica Jardín. Chavela apuntó que “se considera una víctima del burocratismo”.
Vive en esos predios desde finales de la década del 70, cuando fungía como enfermera de Manuel Loynaz (Manolito el Loco), hermano de Dulce María.